Detrás de polarizado Congreso de EEUU, hay una población dividida

El Capitolio está en obras para restaurar más de 1.000 grietas que aparecieron en el domo. Crédito: Architect of the Capitol/cc by 2.0

Menos de 15 por ciento de los consultados para un estudio sobre la actuación del Congreso legislativo de Estados Unidos aprueban su labor, el nivel más bajo en 40 años, y muy pocos esperan que los resultados de las elecciones del 4 de este mes traigan una nueva era de cooperación política.

El polarizado y paralizado Congreso refleja la división que existe en la sociedad estadounidense.

“La proporción de ciudadanos que son liberales o conservadores de forma consistente es mucho mayor en la actualidad que en el pasado”, explicó Jocelyn Kiley, directora del Centro de Investigación Pew, un grupo de estudio independiente que realiza encuestas de opinión pública.

“Alrededor de 20 por ciento de los entrevistados son liberales o conservadores, y eso es alrededor del doble de hace 20 años”, puntualizó en diálogo con IPS.

Esencialmente, el Centro de Investigación Pew concluyó que la ciudadanía estadounidense adopta un punto de vista ideológico consecuente.

Es decir que si una persona tiene una posición liberal sobre un tema, se puede asumir que pensará igual sobre otro asunto. Lo mismo ocurre con una conservadora.

Es importante acotar que las posiciones políticas de los estadounidenses no se desplazan hacia los extremos, simplemente se sitúan en dos terrenos bien distintos, mucho más que antes; un fenómeno llamado en inglés “sorting” (polarización política).

Antes, quienes pertenecían a un grupo se sentían atraídos por el otro lado.

A mediados del siglo pasado, había votantes liberales del hoy opositor Partido Republicano en la región del noreste y conservadores del gobernante Partido Demócrata en el sur. Pero ya no. En la actualidad, no hay, o hay muy pocas, interferencias entre los partidos.[pullquote]1[/pullquote]

Según el estudio de Pew, “actualmente, 92 por ciento de los republicanos se encuentran a la derecha de la media de los demócratas, comparado con 64 por ciento hace 20 años. Asimismo, 94 por ciento de los demócratas están a la izquierda de la media de los republicanos, alrededor de 70 por ciento en 1994”.

Debido a la polarización, la hostilidad entre liberales y conservadores aumentó.

Cuando los partidarios consistentes no encuentran ni un solo tema de consenso con la otra parte, resulta mucho más difícil vinculares.

“En cada partido, la proporción de personas con una visión muy negativa del contrario aumentó a más del doble desde 1994. La mayoría de los férreos partidarios creen que las políticas de la oposición ‘son tan equivocadas que amenazan el bienestar de la nación’”, señala el estudio.

Actualmente, 43 por ciento de quienes dijeron haber votado al Partido Republicano y 38 por ciento de quienes optaron por el Partido Demócrata se refieren al otro con términos muy negativos.

La animosidad partidaria se expandió a aspectos de la vida que antes estaban desvinculados de la política.

Treinta por ciento de los conservadores y 23 por cientos de los liberales entrevistados dijeron que no estarían contentos si una persona de su familia se casa con alguien del otro partido.

En lo que respecta a los medios de comunicación, liberales y conservadores viven en mundos distintos.

Otro estudio, Political Polarization and Media Habits (Polarización política y hábitos con los medios), concluyó que los liberales tienden a confiar en una variedad de fuentes de noticias, en cambio los conservadores desconfían de nuevas opciones y optan por un solo medio de comunicación.

Los liberales consecuentes mencionaron principalmente a las cadenas de televisión CNN, NPR, MSNBC o el diario The New York Times como su principal fuente de noticias, y no predominó uno solo medio. En cambio, 47 por ciento de los conservadores dijeron preferir a FOX News; ningún otro medio estuvo tan cerca de ese en las preferencias.

En lo que respecta a las redes sociales, los partidarios también se encuentran en cajas de resonancia ideológica.

En Facebook, los conservadores “tienen más probabilidades que los de otro grupo ideológico de escuchar las opiniones políticas de quienes comparten su punto de vista”.

Los liberales, por su parte, “tienen más probabilidades de bloquear o ‘eliminar de su grupo de amigos’ a una persona, así como a poner fin a una amistad personal por motivos políticos”, explica el estudio.

A pesar de la polarización, la política estadounidense todavía tiene un centro moderado.

“Todavía hay muchos, muchos estadounidenses que no son ideológicamente del todo liberales o conservadores”, acotó Kiley.

¿Dónde está el centro? Por lo general, no participan en política.

Según Kiley, ese fenómeno se llama brecha en la participación política: cuanto más coherente son las posiciones políticas de una persona, más probable es que se involucre en política.

“Alrededor de 78 por ciento de las personas consultadas que se definieron como conservadoras dijeron que siempre votaban y 58 por ciento de las liberales dijeron que siempre votaban, pero la proporción desciende a 40 por ciento entre las que tienen una mezcla pareja de posiciones liberales y conservadoras”, añadió.[related_articles]

La brecha en la participación política excede el mero acto de sufragar. Los partidarios coherentes donan a las campañas, trabajan como voluntarios en distintas causas políticas y escriben muchas más cartas a las autoridades que sus conciudadanos más moderados.

Por eso, los dirigentes políticos no prestaron atención a las voces del centro.

Combinando la polarización ideológica, la creciente animosidad partidaria, el aislamiento mediático y la brecha en la participación política se tiene la receta del actual estancamiento del gobierno.

El Congreso legislativo no había estado tan polarizado desde fines del siglo XIX, durante la reconstrucción tras la Guerra Civil de Estados Unidos.

“La polarización complica la formación de coaliciones entre partidos”, subrayó Morris Fiorina, politólogo de Stanford, al ser consultado por IPS vía correo electrónico.

“Cada partido tiene fundamentos muy distintos, sus miembros no tienen motivos para cruzar las líneas partidarias y podrían sufrir una penalización”, explicó.

En la nueva sesión del Congreso el año próximo, muchos analistas coinciden en que no habrá avances.

“Que siga el estancamiento o no dependerá de que la mayoría republicana elija comportarse”, sostuvo Fiorina. “Si creen que llegar a la Presidencia en 2016 requiere que demuestren su capacidad para gobernar con responsabilidad, existe alguna posibilidad de que haya acuerdos con (el presidente Barack) Obama. Aunque quizá no puedan controlar a su ala más derechista”, añadió.

Aun si el Congreso, de alguna manera, logra aprobar alguna ley significativa en la nueva legislatura, es posible que encuentre alguna reacción publica profundamente dividida.

Editado por Kitty Stapp / Traducido por Verónica Firme

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