China y Estados Unidos son responsables de 35 por ciento de las emisiones mundiales de dióxido de carbono (CO2) y si adoptasen mejores prácticas de eficiencia energética podrían ayudar a limitar el aumento de temperatura mundial en algo menos de dos grados, según un nuevo estudio.
Aunque el uso de energía se disparó en China en los últimos 20 años, el habitante estadounidense promedio consume cuatro veces más electricidad que su par chino.[pullquote]3[/pullquote]
Sin embargo, cuando se trata de la eficiencia energética, la industria del acero china es mucho menos eficiente que la estadounidense, a diferencia de lo que ocurre con la producción de cemento, según el nuevo análisis de la organización Climate Action Tracker sobre el uso y el ahorro potencial de energía en la producción de electricidad, el sector industrial, los edificios y el transporte en ambos países.
Si China y Estados Unidos adoptan las mejores políticas de eficiencia practicadas en el mundo, “ambos estarían en el camino correcto para mantener el calentamiento por debajo de dos grados», aseguró Bill Hare, un científico del clima de la organización alemana Climate Analytics.
Los dos países deben “reducir drásticamente” el uso de carbón, afirmó Hare.
En este momento, ninguno de los dos lidera en ningún sector de mitigación del cambio climático, según el análisis. Climate Action Tracker es una colaboración entre Climate Analytics, Ecofys y el Instituto de Potsdam para la Investigación sobre el Impacto Climático.
«Nos fijamos en cuál sería el rendimiento de Estados Unidos y China si adoptaran una de las dos mejores prácticas en la producción de electricidad, el sector industrial, los edificios y el transporte. Hallamos que esto, por sí solo, los pondría en un rumbo mejor”, explicó Niklas Hohne, de Ecofys.
Una de las razones de que Estados Unidos tenga un uso de energía por habitante 400 por ciento mayor es que el espacio residencial de los estadounidenses duplica al de China, mientras que los edificios chinos generalmente consumen mucha menos energía.
«Los edificios de China no son para nada los más eficientes. Pero por lo general son más nuevos y utilizan menos aire acondicionado y calefacción que en Estados Unidos”, señaló Hohne.
Sin embargo, el consumo energético en el sector residencial de China está aumentando significativamente. Si ambos adoptaran el estándar de la Unión Europea (UE) se producirían enormes reducciones, según el informe.
Otra razón de peso del mayor uso de energía en Estados Unidos es que la propiedad de automóviles es 10 veces mayor que en China. Además, esta tiene menos emisiones por vehículo debido a sus leyes, un poco más estrictas. Una vez más, si ambos países adoptaran las mejores prácticas mundiales, como el aumento en Noruega de la cuota de coches eléctricos, podría haber una diferencia importante.
China y Estados Unidos son muy diferentes, pero podrían aprender uno del otro, sostuvo Michiel Schaeffer, de Climate Analytics. Podrían ocupar una posición de auténtico liderazgo si adoptaran las mejores prácticas del mundo, añadió.
«Por el momento, no están liderando» en este campo, observó.
El tiempo no está del lado de nadie. Las emisiones mundiales de carbono siguen aumentando año tras año y, si no llegan a un máximo y comienzan a descender en los próximos dos o tres años, será sumamente difícil y costoso impedir que la temperatura del planeta se eleve por encima de los dos grados.
Las temperaturas subieron 0,085 grados hasta el momento, lo cual se vincula a miles de millones de dólares en daños y a fenómenos meteorológicos extremos que afectan a decenas de millones de personas, como ha informado IPS.
Si Estados Unidos y China adoptaran las mejores prácticas mundiales en el uso de energía, para 2020 las emisiones estadounidenses caerían 18 por ciento por debajo del nivel de 2005, aproximadamente cinco por ciento menos que los niveles de 1990. Las de China alcanzarían su punto máximo a principios de la década de 2020.
Eso cerraría la brecha de las emisiones en casi 25 por ciento. La brecha de emisiones es la cantidad de reducciones de carbono más allá de los actuales compromisos necesarias antes de 2020 para permanecer por debajo del incremento de los dos grados.
La UE es claramente líder mundial en la reducción de las emisiones que afectan el clima, con más de 20 por ciento para 2020 en comparación con 1990. Este mes se comprometió a recortarlas al menos un 40 por ciento para 2030.
Otro análisis de Climate Action Tracker señaló en junio de este año que Estados Unidos y otras economías avanzadas, conocidas como los países del Anexo 1 en los tratados climáticos de la Organización de las Naciones Unidas, deberán recortar sus presupuestos de carbono entre 35 y 55 por ciento en 2030, para dejar de usar combustibles fósiles en 2050, aproximadamente.[related_articles]
Esas fechas pueden parecer lejanas, pero la realidad es que no se podrán construir infraestructuras que consuman carbono, como casas, vehículos, centrales eléctricas, fábricas y demás, después de 2018.
Las únicas excepciones serían para la sustitución de la infraestructura existente, de acuerdo con un estudio reciente de lo que se denomina compromisos de carbono. La construcción de una vivienda calefaccionada con gas hoy en día implicará que emitirá CO2 este año y quedará comprometida al uso de más CO2 cada año que se utilice.
Si el crecimiento económico se mantiene igual que ahora, la nueva infraestructura planificada y construida en el próximo quinquenio comprometerá al mundo a emitir suficiente CO2 para superar el máximo del presupuesto de carbono de dos grados. Ese presupuesto es la cantidad de CO2 o de carbono que puede emitirse para permanecer por debajo de los dos grados.
Después de 2018, la única opción será el cierre de las plantas de energía y otros grandes emisores antes de la conclusión de su vida útil.
Todo plan o estrategia para reducir las emisiones de CO2 tiene que darle más prioridad a las inversiones en infraestructura. En este momento las estadísticas revelan “que estamos utilizando combustibles fósiles más que nunca», destacó Robert Socolow, de la estadounidense Universidad de Princeton y coautor del estudio.
«Nos ocultamos a nosotros mismos lo que está sucediendo: las inversiones de capital en el mundo están asegurando un futuro de alto consumo en carbono”, advirtió Socolow.
Editado por Kitty Stapp / Traducido por Álvaro Queiruga