Estados Unidos lanzó armas y provisiones desde el aire a los combatientes kurdos en la ciudad siria de Kobani, en la frontera con Turquía, en lo que implica la intensificación de los esfuerzos de Washington para «degradar y destruir» al grupo extremista Estado Islámico (EI).
El lanzamiento el domingo 19 de 27 fardos con armas ligeras, incluidas armas antitanques, municiones y otros suministros, también ayudó a desencadenar un cambio importante en la política turca, según expertos en Washington.[pullquote]3[/pullquote]
Hasta entonces, Turquía se negaba firmemente a ayudar a los defensores kurdos de Kobani, comandados por miembros del Partido de la Unión Democrática (PYD) al que Ankara considera una organización terrorista vinculada al Partido de los Trabajadores Kurdos (PKK).
El ministro de Relaciones Exteriores turco, Mevlut Cavusoglu, confirmó el lunes 20 que las fuerzas pesmergas kurdas de Iraq tendrán permiso para pasar por la frontera con Turquía y reforzar a los combatientes de Kobani que se enfrentan al EI.
El grupo radical habría perdido gran parte de su control sobre la ciudad en tras los fuertes combates y los bombardeos aéreos de Estados Unidos en los últimos días.
«Creo que los turcos están haciendo reducción de daños», sostuvo Henri Barkey, un experto en Turquía de la estadounidense Universidad de Lehigh, en diálogo con IPS. «Todo el mundo quería salvar a Kobani, y fundamentalmente eran los turcos quienes lo hacían imposible. Ahora están haciendo esto para poder decir ‘también estamos haciendo algo’”, añadió.
A pesar de los recientes y preocupantes avances del EI en el vecino Iraq, sobre todo en la provincia de Al Anbar, la batalla por Kobani acaparó la cobertura mediática de la campaña aérea de Estados Unidos contra el grupo extremista, en gran parte porque la prensa puede seguir de cerca los combates desde la seguridad de las colinas en el lado turco de la frontera.
Aunque altos funcionarios del gobierno y militares de Estados Unidos declararon en repetidas ocasiones que el destino de Kobani no es fundamental en su estrategia contra el EI, la cobertura mediática convirtió a la ciudad en un potente símbolo político de las perspectivas de éxito de Washington.
Prácticamente, el gobierno de Barack Obama había ignorado la batalla hasta este mes. Pero a medida que los medios se concentraban en el avance de las fuerzas del EI a las afueras de la ciudad desde tres direcciones diferentes, Washington comenzó sus ataques aéreos, que reforzó en las últimas dos semanas, aunque Ankara, su aliado en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), subrayó su oposición a cualquier intervención externa en nombre del PYD.
«El gobierno de Turquía no ve” al EI “como su peor problema”, dijo Eric Edelman, el exembajador de Estados Unidos en ese país, en un foro celebrado en el Centro de Política Bipartidista, en Washington.
Según declaraciones recientes de funcionarios turcos de alto nivel, Ankara considera peor al PKK, que en la actualidad mantiene negociaciones de paz con el gobierno del presidente Recep Tayyip Erdogan, añadió Edelman. El PYD es considerado el brazo sirio del PKK.
«Miran a Kobani a través de la lente de las negociaciones con el PKK” y quieren “poner al PKK en su lugar», afirmó.
Pero esa estrategia puede haber sido contraproducente, mientras el PYD y el Gobierno Regional Kurdo en Iraq reclamaban ayuda urgente para Kobani o que se permitiera el ingreso de combatientes kurdos como refuerzos para la defensa de la ciudad.
Los kurdos, que suman aproximadamente 20 por ciento de la población en Turquía, realizaron manifestaciones contra el gobierno en todo el país. Más de 30 personas murieron a raíz de la violencia callejera antes de que se aplicaran toques de queda a principios de este mes.
Por otra parte, el PKK amenazó con suspender las negociaciones de paz, que fueron uno de los logros claros de Erdogan.
Además de la presión interna, Washington y algunos de sus aliados en la OTAN también presionaron a Ankara para que modificara su política.
Pero Erdogan insistió en que solo ayudaría a Kobani y permitiría a Estados Unidos el uso de su enorme base aérea de Incirlik para lanzar ataques aéreos si Washington cumplía con ciertas condiciones en cuanto a su política general para Siria.
En particular, exigió que Washington y sus aliados establecieran zonas de exclusión aérea en la frontera con Turquía que pudieran utilizarse como refugios por los insurgentes que combaten al gobierno de Bashar al Assad en Siria. También reclamó que Estados Unidos ataque la infraestructura militar de Assad, y no solo al EI.
Aunque el secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, indicó que su gobierno estaba dispuesto a considerar esas medidas, la Casa Blanca se mantuvo firmemente en contra.
Dada la importancia simbólica de Kobani, el propio Obama telefoneó a Erdogan el sábado 18 para informarle que había decidido autorizar el reabastecimiento de la defensa de la ciudad e instarlo a que abriera la frontera a los refuerzos kurdos.
La primera operación de reabastecimiento la realizaron tres aviones de carga C-130 por la noche del domingo 19, lo que implica un nivel nuevo en la intervención de Washington en Siria.
Aunque pocos legisladores del gobernante Partido Demócrata en Estados Unidos expresaron su preocupación, miembros del opositor Partido Republicano elogiaron la operación, ya que en el pasado reclamaron medidas más fuertes, como zonas de exclusión aérea y ataques a objetivos militares sirios.[related_articles]
«Apoyamos la decisión de la administración para reabastecer a las fuerzas kurdas en Kobani con armas, municiones y otros suministros», declararon los senadores republicanos John McCain y Lindsey Graham, en un comunicado conjunto.
Al mismo tiempo, se quejaron de que «este ajuste táctico no debe confundirse con una estrategia eficaz, lo que aún falta”. Instaron a la administración de Obama a enviar fuerzas especiales y asesores militares a Siria para ayudar a la oposición «moderada» contra el EI y el gobierno de Assad.
No queda claro si Obama se limitó a informarle a Erdogan que la operación de suministro se realizaría con su aprobación o no, o si el presidente turco exigió algunas condiciones adicionales.
«Creo que no recibieron nada a cambio. Creo que los turcos están haciendo reducción de daños», dijo Barkey a IPS. «Diría que los turcos están aturdidos por la decisión de Estados Unidos”, añadió.
Al mismo tiempo, es probable que Erdogan negocie con dureza el pedido de Estados Unidos de usar la base aérea de Incirlik, ubicada cerca de la frontera con Siria y mucho más cercana al territorio sirio e iraquí que los portaaviones y bases estadounidenses en el Golfo Arábigo, para operaciones ofensivas contra el EI en ambos países.
Editado por Kitty Stapp / Traducido por Álvaro Queiruga