El filme “Doce años de esclavitud”, que obtuvo tres Oscar este año, entre ellos el de mejor película, abrió los ojos a mucha gente sobre esa barbarie y generó debates sobre ese periodo de la historia de la humanidad. Pero es solo una de las muchas iniciativas para “romper el silencio” sobre los 400 años de la trata transatlántica de esclavos.
Una de las iniciativas que también procura “arrojar luz” sobre las consecuencias de la esclavitud es el Proyecto Ruta del Esclavo, que celebró sus 20 años este mes en París, promoviendo una mayor educación sobre el fenómeno en las escuelas del mundo entero.[pullquote]3[/pullquote]
“Lo menos que puede hacer la comunidad internacional es poner esta historia en los libros de texto”, opinó Ali Moussa Iye, director de la sección Historia y Memoria para el Diálogo, de la Organización para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), a cargo del proyecto.
“No se puede negar esta historia a quienes la sufrieron y siguen experimentando las consecuencias de la esclavitud”, explicó.
El proyecto es uno de los impulsores del memorial permanente a la esclavitud, que se construye en la sede de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Nueva York y que quedará pronto para marzo de 2015, en honor a las millones de víctimas del tráfico humano.
La Unesco también participa en el Decenio Internacional para las Personas Afrodescendientes (2015-2025), que procura reconocer a un grupo de población distintivo y “atender las violaciones históricas y actuales a sus derechos”. El lanzamiento oficial de la iniciativa se hará en enero del año próximo.
“El enfoque no apunta a la culpa, sino a lograr la reconciliación”, explicó Moussa Iye en entrevista con IPS. “Tenemos que conocer la historia de una forma diferente, más pluralista, para extraer lecciones y comprender nuestras sociedades”, continuó.
“Todo tipo de gente sufrió a causa de la esclavitud y todo tipo de gente se benefició de ella, al igual que ahora hay personas beneficiándose de la esclavitud actual”, observó. “El racismo es un resultado directo de esta horrorosa herencia y necesitamos ampliar el diálogo sobre este asunto”, añadió Moussa Iye.
Según la Unesco, el Proyecto Ruta del Esclavo puso estos temas en la agenda internacional al contribuir al reconocimiento de la esclavitud y de la trata de esclavos como crímenes contra la humanidad, una declaración hecha en la Conferencia Mundial contra el Racismo, realizada en la ciudad sudafricana de Durban en 2001.
Además, la agencia de la ONU ha recolectado y preservado archivos y tradiciones orales, apoyado la publicación de libros e identificado “lugares para el recuerdo a fin de que los itinerarios de la memoria” se puedan desarrollar.
Pero para las personas afrodescendientes, es necesario hacer mucho más para crear conciencia.
Ricki Stevenson, una empresaria afroestadounidense que dirige la compañía Black Paris Tours, concentrada en los aportes de la diáspora africana a la capital francesa, dijo a IPS que debiera haber “conversaciones nacionales e internacionales sobre los continuos efectos de la esclavitud”.
“Tenemos que romper el silencio sobre cómo el racismo sigue lastimando, no solo a las personas negras, sino a todo el mundo en cualquier país que mate, arreste, niegue la educación y los derechos individuales”, observó. “Estados Unidos, Francia y todos los países europeos hicieron cantidades inimaginables de dinero a costas del secuestro cruel, inhumano y a la esclavización de millones de africanos”, remarcó
Para Stevenson, “estas naciones se hicieron ricas, construyeron sus ciudades y sus economías sobre la esclavización de africanos, sobre el trabajo forzado de las personas negras a quienes privaron de los derechos humanos básicos y las trataron peor que a animales”.
“En la actualidad, nos enteramos que la riqueza de Wall Street y de muchas corporaciones, compañías de seguros, de transportes, bancos, familias y hasta iglesias, sigue ligada a la esclavitud”, apuntó.
Por ello, “tengo dudas de que alguien que no haya vivido nunca en Estados Unidos sea capaz de comprender el desafío agobiante de lo que significa ‘respirar siendo negro’”, dijo. “Es un hecho cotidiano horrible que todo hombre, mujer, niña o niño negro enfrentó o enfrentará en algún momento de su vida”, añadió Stevenson.
En Francia, el crecimiento del nacionalismo genera una cultura de exclusión y de racismo, según observadores políticos.
Ali Moussa Iye, director del Proyecto Ruta del Esclavo de la Organización para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). Crédito: A.D. McKenzie/IPS
La ministra de Justicia, Christiane Taubira, por ejemplo, autora de una ley de 2001 que lleva su nombre y que también reconoce a la esclavitud como un crimen contra la humanidad, fue objeto de descripciones racistas en los medios sociales y en ciertas publicaciones.
En el marco de la ceremonia por el 20 aniversario del Proyecto Ruta del Esclavo, Taubira describió su lucha contra el odio y dijo que el desafío actual es comprender las fuerzas globales que dividen a las personas para la explotación.
“No podemos aceptar este tipo de falta de humanidad”, remarcó. Y añadió que las “víctimas anónimas” no fueron solo víctimas, sino “sobrevivientes, creadores, artistas, guías y resistentes”, a pesar de la inmensa violencia que sufrieron.
Algunas personas y municipalidades de Francia trabajaron para realzar el papel activo de este país en la trata de esclavos transatlántico mediante proyectos culturales y para preservar la memoria. La noroccidental ciudad portuaria de Nantes, que se volvió muy rica con la esclavitud en el siglo XVIII, construyó un memorial para las víctimas en 2012.[related_articles]
Los historiadores coinciden en que más de 40 por ciento de la trata de esclavos de Francia se realizó a través de esa ciudad, que ofició de puerto de trasbordo de unos 450.000 africanos llevados por la fuerza a América.
Pero esa parte de la historia de Nantes se mantuvo oculta durante años hasta que la iniciativa de “romper el silencio” se acumuló en el Memorial para la Abolición de la Esclavitud.
En Gran Bretaña, la ciudad de Liverpool tiene un Museo Internacional de la Esclavitud, y Qatar y Cuba también abrieron museos dedicados a este periodo histórico, mediante proyectos con apoyo de la Unesco.
El aclamado músico de jazz estadounidense Marcus Miller, portavoz del Proyecto Ruta del Esclavo, también usa la música para educar a la población sobre la esclavitud.
Antes de una destacada actuación en París con músicos africanos, Miller dijo que quería concentrarse en la resistencia y la resiliencia de las personas esclavizadas y de las que lucharon para poner fin a esta atrocidad que duró varios siglos.
Editado por Phil Harris / Traducido por Verónica Firme