Hospitales inteligentes contra desastres naturales en el Caribe

Los sismólogos alertaron de que el nuevo hospital infantil que se construye en Couva, en Trinidad, está cerca de una falla geológica. Un estudio señala que 67 por ciento de los hospitales de América Latina y el Caribe están ubicados en zonas de riesgo de desastres naturales. Crédito: Jewel Fraser/IPS.

Cuando se produjeron las inundaciones que devastaron la parte oriental del Caribe los últimos días de 2013, el nuevo hospital inteligente de San Vicente, abierto apenas unos pocos meses antes, superó la prueba de “mantenerse operativo durante e inmediatamente después de un desastre natural”.

Las inundaciones, causadas por las “lluvias de Navidad”, dejaron más de una decena de personas muertas y pérdidas materiales de millones de dólares. Sin embargo, el Hospital Georgetown, en la nación insular de San Vicente y las Granadinas, capeó el temporal, cumpliendo con la misión de un hospital inteligencia, seguir sirviendo a la comunidad sin interrupciones.

Según un informe del Departamento de Desarrollo Internacional de Gran Bretaña, “más de 67 por ciento de los hospitales de América Latina y el Caribe están ubicados en zonas de alto riesgo de desastre”.

Además, hay “enormes pérdidas económicas (por ejemplo, de ingresos y de días laborables) cuando los centros de salud quedan destruidos o dañados por desastres naturales; es necesario reconstruirlos y la inactividad limita su capacidad para ofrecer asistencia de emergencia a las víctimas”, precisa el documento.

“Fortalecer la resiliencia de las comunidades y de los edificios importantes, como hospitales y escuelas, da mejores resultados en términos de vidas salvadas y de sustentos protegidos que solo responder a las consecuencias de los desastres o de la variabilidad climática”, destaca.

“Dar un enfoque integrado y previsor al diseño del hospital es fundamental para que los centros de salud sean seguros, verdes y sostenibles”, añade.

Dana van Alphen, asesora regional de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) para programas de gestión del riesgo de desastres, dijo a IPS que durante una reunión con colegas se habló de “cómo podíamos incluir las medidas de adaptación al cambio climático en nuestra iniciativa de hospitales seguros”.

La iniciativa de centros de salud seguros se lanzó en el Caribe hace una década y se convirtió en un estándar mundial para evaluar la probabilidad de que un hospital se mantenga operativo frente a una situación de desastre.

La OPS trabajó con el británico Departamento de Desarrollo Internacional para crear la Iniciativa de Hospital Inteligente. El organismo accedió a financiarla con su Fondo Internacional para el Clima durante un año, arguyendo que “construir resiliencia al cambio climático y frente a desastres es un pilar central” de su Plan Operativo para el Caribe 2011-2015.

Van Alphen dijo que el Hospital de Georgetown fue elegido como uno de las dos instituciones de prueba para la Iniciativa Hospital Inteligente porque la OPS quería “convencer a las autoridades de que existen medidas tangibles en materia de seguridad y desastres naturales, hay medidas prácticas que se pueden tomar y ver su beneficio” sin que el costo sea prohibitivo.

El Hospital de Georgetown y el de Pogson, en San Cristóbal y Nevis, fueron seleccionados como centros de prueba tras evaluar 30 instituciones de la región. De estas, 18 por ciento tenían problemas funcionales y estructurales que requerían medidas urgentes para proteger la vida de los pacientes y del personal.

“En los dos hospitales tuvimos apoyo de la comunidad y del gobierno para implementar el proyecto. Queríamos la historia fuera exitosa”, remarcó Van Alphen.

Se destinaron unos 350.000 dólares a acondicionar el Hospital de Georgetown, que tenía fallas estructurales y funcionales, como un techo inseguro, falta de fuentes de energía de emergencia y ningún sistema de almacenamiento de agua.

El edificio, construido en la década de los años 80, tenía una capacidad para 25 camas en la comuna de Charlotte, con una población de casi 10.000 personas.

Las reformas realizadas incluyeron la renovación del techo, la impermeabilización de las ventanas, la instalación de paneles solares fotovoltaicos para garantizar un suministro de energía alternativo y la construcción de un sistema de acopio de agua de lluvia. Además, se remodeló y mejoró todo el hospital para hacerlo más confortable y crear un ambiente acogedor para el personal y los pacientes.

Tras la adaptación, se logró un ahorro de energía de 60 por ciento, remarcó Van Alphen.[related_articles]

El departamento británico señaló en su informe “Resumen de intervención: Centros de salud inteligentes en el Caribe”, que “según los cálculos de la Agencia de Protección Ambiental, cada dólar que un hospital de Estados Unidos ahorra en energía equivale a 20 ganados”.

“Por eso, invertir en actividades que ayuden a reducir la huella climática del sector salud terminará liberando fondos para el genuino propósito de un hospital: mejorar la atención general del paciente y la salud de la comunidad”, añadió.

Como el costo de la energía en el Caribe es de los más altos del mundo, reducir el gasto en los hospitales liberará una cantidad significativa de recursos, señala el informe del organismo británico.

Pero hubo algunas cuestiones que preocuparon a la comunidad, como el uso de agua de lluvia.

Shalini Jagnarine, ingeniera estructural de la Unidad de Gestión de Desastre de la OPS, dijo a IPS que la renuencia se disolvió tras las inundaciones de Navidad, pues el suministro colapsó y el del hospital fue el único que quedó en funcionamiento.

La reforma del Centro Médico de Pogson, en la localidad de Sandy Point, en la isla de San Cristóbal, se concentró en mostrar cómo los pequeños cambios pueden hacer que un hospital nuevo sea más eficiente, seguro y no dañe al ambiente.

Se instalaron salidas de emergencia, se mejoró el acceso para los discapacitados y se renovaron las cañerías de agua y el sistema eléctrico.

“Cuando el hospital ya está construido, para que sea seguro, debes tomar decisiones económicas inteligentes. Que sea 100 por ciento verde puede ser demasiado caro. El análisis costo beneficio es muy importante”, observó Van Alphen.

“¿Cuál es el costo de no tomar esas medidas y cómo repercute en su país y su comunidad si su centro de salud no se vuelve más verde y sufre el impacto de un desastre natural? La decisión que tomemos depende de los recursos que tengamos, pero hay cosas simples que se pueden hacer”, remarcó.

Editado por Kitty Stapp / Traducido por Verónica Firme

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