En el apuro por salvar a los niños y niñas con VIH y tratar a sus madres, los expertos alertan de que en África se están olvidando de un elemento clave en la prevención del contagio: anticonceptivos para las mujeres seropositivas.
Sin embargo, los anticonceptivos son el segundo pilar de una exitosa prevención de la transmisión del VIH (virus de inmunodeficiencia humana) de madre a hijo, además de evitar la infección de mujeres y bebés, así como cuidar a las personas portadoras del virus causante del sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida).
“Las necesidades de anticonceptivos de las mujeres con VIH suelen quedar rezagadas, pues la mayor atención se concentra en mantener sanos a niños y madres”, señaló Florence Ngobeni-Allen, portavoz de la Fundación Elizabeth Glaser de Sida Pediátrico, al ser consultada por IPS.
Esta sudafricana, quien supo en 1996 que era portadora del VIH, perdió un bebé a causa del sida, pero luego tuvo otros dos hijos sanos.
La anticoncepción es fundamental en África oriental y austral, donde a la alta prevalencia del virus se le suma la gran demanda insatisfecha de planificación familiar. En este área, ocho de cada 10 mujeres seropositivas están en edad reproductiva, según el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA).
Los estudios sugieren que las mujeres con VIH tienen igual, “si no más, deseo de limitar la maternidad en comparación con las que no tienen el virus”.
“Reducir las necesidades insatisfechas en materia de planificación familiar en este sector de la población es fundamental para cumplir el objetivo de disminuir las nuevas infecciones en 90 por ciento”, señala el informe Women Out Loud (Mujeres en voz alta), de las Naciones Unidas.
Investigaciones de mujeres seropositivas en Kenia y Malawi muestran que casi tres de cada cuatro entrevistadas dijeron no querer más hijos en los siguientes dos años, pero solo una cuarta parte de ellas usa anticonceptivos modernos.[pullquote]1[/pullquote]
Fragilidad de los programas
Un estudio de Family Health International con mujeres portadoras del virus del sida en Ruanda, Kenia y Sudáfrica mostró que más de la mitad no habían planificado su último embarazo.
Y cuando las mujeres se interesaban en la planificación familiar, les costaba acceder a los servicios. Uno de los obstáculos fue el personal de salud: desconocían las opciones de anticonceptivos para portadoras del VIH, la mayoría solo ofrecía preservativos masculinos, pese a que las mujeres preferían inyecciones o implantes de larga duración y muchos emitían juicios de valor sobre la vida sexual de las pacientes.
“A veces las enfermeras se olvidan de que las mujeres tienen una vida sexual activa cuando se enteran que son seropositivas”, remarcó Ngobeni-Allen.
Alrededor de 25 por ciento de las mujeres en Kenia no tienen las necesidades de anticonceptivos satisfechas, pero esa proporción llega a 60 por ciento de las seropositivas, subrayó el médico John Ong’ech, director adjunto del Hospital Nacional Kenyatta, en entrevista con IPS.
Las carencias en el acceso a la planificación familiar para las mujeres con VIH, quienes tienen entre seis y ocho veces más probabilidades de morir por complicaciones relacionadas con el embarazo, en comparación con las que no tienen el virus, “es una debilidad de los programas de salud”, reconoció, pese a que es más barato y más efectivo suministrar anticonceptivos que realizar el tratamiento para evitar la transmisión de madre a hijo.
Esposos y suegras
Mary Naliaka, especializada en sida pediátrico en el Ministerio de Salud de Kenia, dijo a IPS que la planificación familiar debe formar parte del programa de tratamiento del VIH y ofrecer una amplia variedad de anticonceptivos.
Pero el sistema de salud en África oriental y austral suele tener problemas de suministro de productos y muchas clínicas carecen de infraestructura.
“Para colocar un dispositivo intrauterino se necesita un ambiente estéril”, indicó Ong’ech. La inyección es el método más popular porque las mujeres pueden usarlo sin decírselo al marido, añadió.
El desequilibrio en las relaciones de género y la falta de poder de negociación influyen en el uso de anticonceptivos. Naliaka apuntó que en la cultura africana, “la suegra puede orquestar la disolución del matrimonio si no hay un bebé en camino”.
Dorothy Namutamba, de la Comunidad Internacional de Mujeres con VIH en África Oriental (ICWEA), con sede en la capital de Uganda, dijo a IPS que se educa a las mujeres para agradar al marido.[related_articles]
“Si él reclama que tengas 10 hijos, debes tenerlos, y si no puedes, buscará en otra parte”, explicó. “La mayoría de los hombres no alientan a las mujeres a que busquen servicios de planificación familiar. Es un gran problema”, remarcó.
El estigma y la violencia doméstica agravan el problema. “Las mujeres temen revelar su estatus de salud por miedo a sufrir violencia de género, lo que limita el acceso a la planificación familiar”, subrayó Anthony Mbonye, comisionado de servicios de salud en Uganda, en entrevista con IPS.
Dado el poder de decisión de los hombres respecto del embarazo, es fundamental ofrecer servicios de salud reproductiva para parejas, pero “los centros de salud están abarrotados y sin capacidad de absorber a las parejas masculinas”, se lamentó Naliaka.
La esterilización forzada de mujeres con VIH en Kenia, Malawi, Namibia, Sudáfrica y Zambia, con juicios pendientes, complicó más el tema de las necesidades y derechos reproductivos en relación con el VIH.
“Fue una vergüenza para el sector de la salud”, indicó Naliaka. Pero “a través de esos casos sonados, el sistema y el público comprendieron que estas mujeres tienen necesidades en materia de salud reproductiva similares a las de las que no tienen el virus”, añadió.
Atención integral
Para seguir avanzando, los especialistas recomendaron integrar el VIH, la planificación familiar, los servicios de salud infantil y materna para ahorrar tiempo a los usuarios y al personal de salud.
Siete países de África austral crearon los “centros integrales” de salud reproductiva, donde una mujer puede recibir antirretrovirales, hacerse una colposcopía, recibir asesoramiento sobre planificación familiar y lactancia, todo en una sola visita, en solo un lugar, a veces hasta en una sola habitación y con un único profesional.
Vincular los servicios es más rentable y eficiente, según el UNFPA.
Editado por Mercedes Sayagues / Traducido por Verónica Firme