Etiopía y Ruanda dan ejemplo en mortalidad materna e infantil

Bosena, de 25 años, con un bebé en sus brazos al costado de una transitada carretera en Addis Abeba. Etiopía logró avances importantes en la reducción de la mortandad infantil y materna. Crédito: Jacey Fortin/IPS

Cada año mueren tres millones de recién nacidos y 6,6 millones de niños y niñas menores de cinco años en el mundo, pero Ruanda y Etiopía, dos de los países menos adelantados de África, son un ejemplo en la reducción de la mortalidad de madres e hijos.

En el Foro de Asociados 2014 que concluyó este miércoles 2 en Johannesburgo, organizado por la Alianza para la Salud de la Madre, el Recién Nacido y el Niño (ASMRN) y el gobierno de Sudáfrica, se anunciaron compromisos importantes relacionados con las finanzas, la prestación de servicios y políticas de los estados para erradicar la elevada mortalidad.[pullquote]1[/pullquote]

En total, los representantes de gobiernos y del sector privado representados en el foro, que comenzó el 30 de junio, anunciaron 40 compromisos para acabar con la mortalidad infantil y materna.

Aunque hubo progresos notables en la reducción de ambas tasas de mortalidad en todo el mundo, en las últimas dos décadas el descenso en la mortalidad de recién nacidos se estancó.

Sin embargo, Ruanda y Etiopía están entre los 10 países que redujeron su mortalidad infantil y materna, según el nuevo plan de acción global que se presentó en el foro.

El Plan de Acción para Todo Recién Nacido (ENAP, por sus siglas en inglés) proporciona la estrategia necesaria para reducir los 2,6 millones de mortinatos y 2,9 millones de muertes de recién nacidos que se producen todos los años y que podrían evitarse.

Estos países invirtieron en intervenciones sanitarias de alto impacto, incluidas la inmunización, la planificación familiar, la educación y la buena gobernanza.

Tedros Adhanom Ghebreyesus, el ministro de Relaciones Exteriores de Etiopía, dijo a IPS que las inversiones en varios sectores, y no exclusivamente en la salud pública, ayudarán a reducir el número de muertes de madres y niños.

«Si no invertimos en agricultura, agua y saneamiento, así como en el sector de la salud, entonces todo avance que logremos en la reducción de la mortalidad infantil y materna será inútil”, advirtió.

«Los trabajadores comunitarios de la salud ayudaron a reducir las tasas de mortalidad… en Etiopía”, añadió el ministro.

El ENAP señala que las muertes neonatales constituyen 44 por ciento de los decesos de niños y niñas menores de cinco años que se producen en el mundo, y que la inversión en atención médica de calidad al nacer podría salvar la vida a tres millones de mujeres y niños cada año.

«Ahora es el momento de centrarse en la acción y la ejecución, para asegurarnos que se salven más vidas», dijo Graça Machel, copresidenta de la ASMRN.

«Algunos países han avanzado y otros no. Tenemos que aprender de ellos, para mantener el impulso”, exhortó.

Junto al ENAP se lanzó la cuenta regresiva a 2015 del informe titulado “Cumpliendo la agenda de salud para mujeres y niños», que sirve como un boletín de calificaciones de los logros alcanzados en materia de salud materna e infantil.

El informe, que abarcó a 75 países, revela que persisten inequidades importantes.

«El tema del informe de la cuenta regresiva es la ‘asignatura pendiente'», dijo Machel. “Demasiadas mujeres y niños están muriendo cuando existe un tratamiento simple” que podría salvarlos, aseguró.

Más de 71 por ciento de las muertes de recién nacidos podrían evitarse sin la necesidad de cuidados intensivos. Por lo general, estas son la consecuencia de tres factores: prematuridad, complicaciones en el parto e infecciones graves.

Mariame Sylla, especialista en salud del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), dijo a IPS que los países deben aprender unos de otros.

«Las estrategias comunitarias, en las cuales los gobiernos llevan los servicios sanitarios a la gente y la gente a los servicios, demostraron su eficacia», explicó.[related_articles]

«El seguimiento de los resultados también es muy importante para garantizar la rendición de cuentas en el sector de la salud”, añadió.

“Contar con parteras profesionales también ayudaría a las madres primerizas a comprender mejor la maternidad y a reducir las tasas de mortalidad de mujeres y niños”, aseguró el ministro de salud sudafricano, Aaron Motsoaledi.

Sin embargo, el canciller de Etiopía señaló que “estos esfuerzos son sencillos pero suelen ser difíciles de cumplir”.

«Los países menos adelantados, como Etiopía, alcanzaron progresos en la reducción de la mortalidad infantil y materna por su voluntad política», destacó Janet Kayita, especialista en salud de Unicef.

Pero “la clave del éxito de Etiopía no tiene que ver solo con el liderazgo de tomar la decisión de reducir las tasas de mortalidad infantil y materna, sino también con su organización a nivel comunitario”, afirmó.

«Etiopía es uno de los pocos PMA que institucionalizó la mejora de la calidad en el sector de la salud, utilizando el mecanismo de recompensa a los servicios… de buena calidad y responsabilizando a aquellos con menor rendimiento”, indicó Kayita.

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