Una de cada cinco personas del Sur en desarrollo no tiene acceso a la electricidad. La clave para remediar esa situación es la financiación, pero el mundo está lejos de invertir la astronómica suma que será necesaria hasta 2030 para alcanzar la meta de la energía sostenible universal.
El mundo en desarrollo fue el tema central del primer foro anual de Energía Sostenible para Todos (SE4ALL, por sus siglas en inglés), celebrado en la sede de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Nueva York del 4 al 6 de este mes.
Allí la ONU proporcionó una larga lista de promesas de contribuciones financieras dirigidas a alcanzar la meta de SE4ALL para 2030.
Noruega prevé gastar 330 millones de dólares en proyectos de energía renovable en todo el planeta este año, mientras Bank of America emitirá 500 millones de dólares en “bonos verdes” a lo largo de tres años, como parte de una iniciativa de grandes empresas que prometieron invertir 50.000 millones de dólares en el ambiente en un lapso de 10 años.[pullquote]3[/pullquote]
Esa iniciativa se asumió e la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible, celebrada en 2012 y conocida como Río+20.
Además, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) creó un fondo de mil millones de dólares para el acceso a la energía.
También el Banco Africano de Desarrollo aprobó proyectos de energía sostenible por unos 2.000 millones de dólares y cofinanciará proyectos por 4.500 millones de dólares.
En Brasil, el programa Luz para Todos llevó la energía eléctrica renovable a casi 15 millones de personas del medio rural que antes vivían prácticamente en la oscuridad.
Sin embargo, los compromisos y los logros están muy lejos de cumplir con la meta general de SE4ALL.
El presidente del Banco Mundial, Jim Yong Kim, dijo en 2013 que la financiación era la clave para resolver la crisis energética, y que para eso se necesita la asombrosa cifra anual de 600 a 800 mil millones de dólares hasta 2030.
Las tres metas son el acceso a la energía, la eficiencia energética y las energías renovables, declaró entonces.
«Ahora empezamos por los países donde la demanda de acción es más urgente”, dijo. “En algunos de estos países, solo una de cada 10 personas tiene acceso a la electricidad. Es hora de que eso cambie”, agregó Jim.
Para lograr el cambio, la ONU está recaudando fondos, principalmente de grandes empresas privadas y organizaciones internacionales.
Entre los participantes del sector privado en el foro de Nueva York se encontraban ejecutivos de Bank of America, Citigroup, Coca Cola, Deutsche Bank, Royal Dutch Shell, Philips Lighting, Statoil y Sumitomo Chemical.
La reunión contó con la presencia de casi 1.000 delegados, entre ellos jefes de gobierno, profesionales de la energía, representantes de organizaciones internacionales y de organizaciones no gubernamentales.
Pero defensores de derechos humanos y activistas del sector de la energía desconfían del papel que las grandes empresas puedan cumplir en este ámbito.
Dipti Bhatnagar, coordinadora de justicia climática y energía de Amigos de la Tierra Internacional, dijo a IPS que la iniciativa SE4ALL “fue absorbida por las empresas de energía sucia”, y por lo tanto, la ONU no está en condiciones de alcanzar su objetivo.
Los fondos provienen de un grupo irresponsable y elegido a dedo, dominado por representantes de empresas multinacionales, entre ellas gigantes petroleras como Shell, que invierten miles de millones en la extracción de combustibles fósiles en todo el mundo, afirmó la activista.
«Le advertimos al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, que el SE4ALL y otras iniciativas” de la organización mundial “fueron copadas por las empresas de energía sucia que las utilizan para lavar su imagen ambiental”, dijo Bhatnagar.
Estas empresas obstruyen “la rápida transformación que se necesita para reducir nuestra dependencia de los combustibles fósiles y lograr un sistema energético justo y sostenible”, aseguró.
Meena Raman, de la Red del Tercer Mundo, una agrupación internacional con sede en Malasia y que promueve el desarrollo ecológicamente sostenible, también expresó su inquietud por la participación de las grandes empresas en la meta de SE4ALL.
«Ya que la iniciativa de SE4ALL está dominada en gran parte por las grandes corporaciones energéticas, bancos multilaterales de desarrollo y capitales privados que buscan el lucro comercial, es dudoso que se vele en absoluto por los intereses de las personas que carecen de energía”, señaló a IPS.
El énfasis puesto en los sistemas modernos de energía centralizados, que son caros y fuera del alcance de quienes más los necesitan, socava el objetivo que pretende cumplir con respecto a garantizar el acceso universal a los servicios energéticos, sostuvo Raman.
Un gran porcentaje de los pobres del mundo, residentes de los países en desarrollo, reciben la energía que necesitan para sobrevivir de tradicionales fuentes energéticas que obtienen por bajo costo en los mercados locales, y que enfrentan la creciente amenaza de la minería, la expansión de la urbanización y la industrialización, destacó.
«Esto no es necesariamente porque no existan servicios modernos de energía en esa sociedad o localidad, pero en gran parte debido a que estas personas pobres no pueden pagar los servicios de energía modernos y de mayor costo”, explicó la activista de la Red del Tercer Mundo.
Obligar a los pobres a ingresar al mercado de la energía comercial sin sistemas infalibles que garanticen su acceso generará más privaciones, desigualdad y angustia, advirtió.
“El desarrollo sostenible no es posible sin la energía sostenible”, declaró el secretario general Ban en el foro.
En el segundo día del foro, Ban también puso en marcha la Década de la Energía Sostenible para Todos (2014-2024), una iniciativa de la ONU centrada en la energía para la salud de las mujeres y los niños en sus primeros dos años de vida.
Bhatnagar, de Amigos de la Tierra, dijo a IPS que el actual sistema energético mundial es insostenible e injusto.
«Perjudica a las comunidades, los trabajadores, el medio ambiente y el clima”, afirmó.[related_articles]
«Para brindar energía sostenible a quienes ahora están excluidos necesitamos con urgencia transformar nuestro sistema energético actual, controlado por las corporaciones, en uno que faculte a las personas la construcción de sistemas renovables de energía limpia y controlados democráticamente», dijo Bhatnagar.
Raman dijo a IPS que la primera prioridad debe ser la reducción drástica de las amenazas al libre acceso de los pobres a servicios energéticos gratuitos o de bajo costo.
El objetivo de proporcionar “servicios de energía modernos” a quienes carecen de ellos solo puede lograrse cuando el Estado desempeña un rol determinado por las políticas sociales y se regula con fuerza la economía de mercado en consideración de las diferencias en el poder adquisitivo a la hora de adquirir la energía, añadió.
Esto no se logra con la desregulación y la privatización de los servicios frente a grandes capitales y mercados, aseguró.
«Poner demasiado énfasis en el sector privado y la economía de mercado terminará por concentrar el acceso a la energía más moderna a quienes puedan pagarla”, destacó Raman.
Así, el papel de las políticas de estado progresistas e inclusivas es de suma importancia y debería incrementarse, en lugar de disminuir, concluyó la activista.