Cuando el zambiano David Mubita se circuncidó, causó un escándalo en su familia, y su abuelo Ndumwa estuvo a punto de desterrarlo. Sin embargo, el joven de 26 años quizás sea el más sabio entre sus parientes.
El pueblo lozi, en el oeste de Zambia, valora mucho sus tradiciones. Por eso, cuando a principios de 2013 Mubita decidió circuncidarse no solo rompió con una costumbre familiar, sino que también avergonzó a su tribu.
En Zambia, la circuncisión es practicada por las etnias luvale y lunda, en la Provincia del Noroeste, por los musulmanes y por la pequeña comunidad judía. Pero no por los lozi.
“Pensé que estaba bromeando. ¿Por qué un hombre normal se circuncidaría si no es un luvale?”, preguntó su hermano mayor, Lubinda.
Mubita no está arrepentido. “Lo escuché en la radio y lo hice por mi propia protección. No me arrepiento. Mire toda la gente que está muriendo (de sida). Hay que ser valiente para cambiar la tradición”, afirmó.
Pero su abuelo Ndumwa no lo ve así. Como jefe de la aldea Kandiana, consideró la circuncisión de Mubita un abierto desafío a su autoridad.
“¿Por qué se cortó?”, preguntó furioso cuando se enteró. “Si está cansado de vivir con nosotros, puede abandonar esta aldea ahora mismo. ¿Debemos ser ma-wiko por él?”.
“Ma-wiko” es un adjetivo peyorativo usado contra los habitantes de la vecina Angola, donde la circuncisión es casi universal.
Mubita se mudó temporalmente a Lusaka hasta que las cosas se calmaron.
Una decisión polémica
La tensión entre Mubita y Ndumwa es un ejemplo de las dificultades que afrontan las autoridades de la salud en el oeste de Zambia, donde la campaña nacional por la circuncisión voluntaria no es bien recibida.
El objetivo es circundar a 2,5 millones de hombres de entre 13 y 39 años para 2020, evitando así 340.000 nuevas infecciones de VIH (virus de inmunodeficiencia humana, causante del sida).
En 2012 se realizaron más de 250.000 circuncisiones, y 300.000 en 2013. Solo en agosto pasado, mes designado para la promoción de las operaciones, 30.000 hombres se sometieron al procedimiento.
Estudios demuestran que la circuncisión puede reducir 60 por ciento el riesgo de contraer sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida).
La prevalencia del VIH en Zambia es de 13 por ciento, una de las más altas del mundo. Es todavía más alta en la Provincia del Oeste, donde llega a 15 por ciento.
La circuncisión también sirve para prevenir la transmisión a mujeres del virus del papiloma humano (VPH), causante de cáncer de cuello de útero.[related_articles]
David Linyama, médico en el Hospital Universitario de Lusaka, el principal centro de salud del país, explicó a IPS que la circuncisión es un procedimiento simple. “No toma más de 20 minutos”, señaló.
“No fue complicado”, dijo por su parte Mubita. “Me dieron una inyección para adormecer mi miembro y en 10 minutos ya se había terminado todo”, señaló este joven, quien está casado y tiene un hijo y una hija.
Sintió dolor por cuatro días y no pudo tener relaciones sexuales por cuatro semanas, hasta que sanó.
“Valió la pena porque ahora estoy seguro”, añadió, pero aclaró que la circuncisión no significa que no deba preocuparse por tener sexo seguro.
Cuando regresó a Kandiana, todos hablaban sobre su circuncisión. Los hombres mostraban su desprecio, los jóvenes lo miraban asombrado y las mujeres comentaban a sus espaldas.
La osada decisión de Mubita fue la chispa que encendió el fuego en Kandiana.
La polémica ocurrió justo cuando el gobierno lanzaba una masiva campaña de promoción de la circuncisión, con canciones publicitarias en radio, sketchs en la televisión, carteles en las calles y la creación de una línea telefónica de ayuda gratuita y un sitio web.
Dos jefes tribales fuera de la Provincia Occidental alimentaron la polémica al revelar que se habían circuncidado.
Mumena, líder de la tribu no circuncidada kaonde, dejó atónito al país al anunciar que se había sometido voluntariamente a la operación a los 47 años.
“Nuestra región, África oriental y austral, necesita más circuncisión masculina, porque es epicentro de la pandemia del VIH y el sida”, afirmó.
En octubre de 2013, Chanje, jefe de la tribu tumbuka en la Provincia del Este, también se circuncidó, y el jefe Nondo, del pueblo mambwe en la Provincia del Norte, expresó su apoyo a la campaña.
Por supuesto, el jefe Mdungu, de la etnia luvale, también considera que la circuncisión es beneficiosa. Su tribu realiza la práctica a niños cuando ingresan a la pubertad en campamentos anuales conocidos como “mukanda”.
La campaña no ha contado hasta ahora con el apoyo de ningún jefe del pueblo lozi, en la Provincia del Oeste. Sin embargo, Mubita está convencido de que es cuestión de tiempo.
“Estoy seguro de que incluso el anciano (Ndumwa), si vive mucho tiempo, se verá tentado de circuncidarse”, dijo entre risas.