El gobierno de Estados Unidos exige que Irán resuelva “preocupaciones pasadas y actuales” sobre la “posible dimensión militar” de su programa nuclear como condición para firmar un amplio acuerdo que ponga fin al conflicto por el desarrollo atómico iraní.
Autoridades de Estados Unidos indican que Irán debe dar respuesta a un informe de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) que acusa a Teherán de haber desarrollado en el pasado un programa encubierto de armas nucleares.
Sin embargo, el registro de las negociaciones entre Irán y la AIEA muestra que en los últimos dos años Teherán estaba listo para brindar respuestas detalladas sobre todos los cargos, pero la AIEA se negó a mostrarle las pruebas documentales en las que basó esas acusaciones.
Lo que impide entregar esos documentos es, desde hace tiempo, la decisión estadounidense de negarse, aduciendo que Irán debe confesar que posee un programa armamentista.
“Primero debería probarse la autenticidad de cada acusación, luego la persona que la presentó a la agencia debería darnos el documento original. Cuando nos garanticen la autenticidad, entonces podremos hablar con la AIEA”, dijo el 12 de febrero el presidente de la Organización de Energía Atómica de Irán, Ali Akbar Salehi.
Ni la AIEA ni el gobierno de Barack Obama respondieron públicamente a Salehi. Ante una consulta de IPS, la portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, Bernadette Meehan, dijo que los funcionarios de ese órgano no formularían declaraciones sobre la demanda iraní de acceso a los documentos.
El director de la AIEA, Yukiya Amano, no respondió a un pedido de declaraciones que IPS le realizó el 27 de febrero.
Pero el borrador de un acuerdo que negocian la AIEA e Irán, fechado el 20 de febrero de 2012, muestra que la única diferencia entre las partes para resolver las acusaciones de fabricación de armas nucleares fue la demanda iraní de ver los papeles en los que se basan esos cargos.
El texto, publicado en el sitio web de la Asociación para el Control de las Armas, refleja todo lo que Irán quitó y agregó a la propuesta original de la AIEA. Solicita que Irán entregue una “evaluación técnica concluyente” de una serie de seis “asuntos”, que incluyen 12 cargos distintos contenidos en el informe en un orden particular que la AIEA deseaba.
Irán y la AIEA acordaron que el país aportaría esa “evaluación técnica concluyente” sobre una lista de 10 temas en un orden particular. Los únicos asuntos que Irán propuso eliminar de la lista fueron “estructura gerencial” y “actividades de obtención”, que no involucraban específicamente la acusación de estar fabricando armas nucleares.
Ambas partes coincidieron en el borrador en que la AIEA brindaría una “explicación detallada de sus preocupaciones”. Pero discreparon en que la AIEA entregara la documentación a Irán.
La agencia atómica propuso entregar los documentos relevantes “cuando fuera apropiado”. Irán insistió en eliminar esa frase del borrador.
La prioridad de la lista de asuntos sobre los cuales ambas partes se habían puesto de acuerdo en ese texto fue “Parchin”, un dato de inteligencia aportado por un estado no identificado según el cual Irán había instalado un gran cilindro en la base militar de Parchin.
[related_articles]Un informe de la AIEA de noviembre de 2011 indicaba que el cilindro era para probar diseños de armas nucleares y que se había construido con la ayuda de un “experto extranjero”. Irán también accedió a responder en detalle sobre ese profesional, que luego fue identificado como Vyacheslav Danilenko, un ucraniano especializado en nanodiamantes.
La evidencia asociada a ese reclamo y a otros publicados en el informe de 2011 son reportes de inteligencia y documentos que Israel entregó a la AIEA entre 2008 y 2009.
El ex director general de la AIEA, Mohammad ElBaradei, se refirió a una serie de documentos aportados por Israel en sus memorias publicadas en 2012.
Irán también accedió a responder en detalle a las denuncias de que había intentado integrar un arma nuclear al vehículo de reentrada del misil Shahab-3, y de que había desarrollado explosivos como “detonadores” para un proyectil atómico.
Esas dos presuntas actividades fueron descritas en documentos divulgados en los medios de comunicación de Estados Unidos entre 2005 y 2006.
Ahora se sabe que esos documentos, sobre cuya autenticidad ElBaradei y otros altos funcionarios de la AIEA han expresado serias dudas, fueron entregados a la inteligencia de Occidente por una organización terrorista iraní contraria al régimen.
Karsten Voigt, ex alto funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores de Alemania, reveló el año pasado en una entrevista por un libro recién publicado por este autor que personal de la agencia de inteligencia alemana BND le había dicho en noviembre de 2004 que la colección completa de documentos procedía de un miembro del Muyahedin-e-Jalq (MEK) al que no consideraba una fuente confiable.
El MEK es una organización terrorista para Estados Unidos y la Unión Europea.
ElBaradei, quien se retiró de la AIEA en noviembre de 2009, había declarado reiteradamente que se debían entregar esos documentos para garantizar el “debido proceso”, pero que Estados Unidos lo había impedido.
Un exfuncionario de la AIEA que pidió no ser identificado dijo a IPS que Estados Unidos solo permitió mostrar a Irán una cantidad muy limitada de documentos en una presentación de diapositivas de PowerPoint proyectadas en una pantalla.
Un informe de la AIEA de 2008 describe varios documentos del supuesto programa armamentista iraní, pero añade que la agencia “no estaba en posesión de los documentos y por lo tanto, lamentablemente, no podía ponerlos a disposición de Irán”.
Estados Unidos entregó a la agencia unas 100 páginas de documentos para que los compartiera con Irán, dijo el exfuncionario, pero entre ellos no figuraba ninguno de los descritos en el informe.
Esta política de Estados Unidos se mantuvo durante el gobierno de Obama, como muestra un cable diplomático estadounidense emitido en Viena el 29 de abril de 2009 y divulgado por WikiLeaks.
En una reunión técnica del P5+1 (Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, China y Rusia, más Alemania), funcionarios estadounidenses y de la AIEA aparecen indicando que el objetivo de esta política es presionar a Irán para que confiese las actividades señaladas en los documentos.
El jefe del Departamento de Salvaguardias de la AIEA, Olli Heinonen, dejó en claro que no se brindará a Irán ninguna copia de los documentos relevantes que lo acusan de fabricar armas, y se quejó de que Teherán continúe sosteniendo que esos documentos fueron inventados.
En su informe del 14 de noviembre de 2013, la AIEA sostiene haber recibido más información, presumiblemente de Israel, que corrobora el análisis contenido en su reporte de 2011.
La falta de voluntad del gobierno de Obama para considerar la posibilidad de que los documentos del MEK fueran inventados y para dar a Irán la oportunidad de demostrarlo mediante un análisis detallado de esos papeles, indica que los reclamos del pasado son tan polémicos como las cuestiones técnicas que se deben negociar para terminar el conflicto.
Gareth Porter es historiador y periodista de investigación especializado en seguridad nacional de Estados Unidos. Recibió el Premio Gellhorn al periodismo en 2011 por sus artículos sobre la guerra en Afganistán. Su nuevo libro, “Manufactured Crisis: The Untold Story of the Iran Nuclear Scare”, se publicó el 14 de febrero.