Los países del Caribe, que se esfuerzan por salir de una caída de las exportaciones y de la llegada de turistas causada por la crisis económica mundial que empezó hace cinco años, tienen una cosa más por la que preocuparse en 2014.
El jefe médico de Dominica, David John, dijo que el cambio climático y sus efectos están pasando factura a la salud de la población de su país y en otras partes de la región.
“Ya vieron lo que está ocurriendo (con) los efectos del cambio climático en términos de nuestra infraestructura, pero también hay efectos significativos sobre la salud”, dijo John.
“Estos efectos se relacionan con la propagación de enfermedades, incluido el dengue y ciertos problemas respiratorios”, agregó.
John también señaló que el gobierno de Dominica buscaría ayuda de agencias internacionales, entre ellas la Organización Meteorológica Mundial, para mitigar “los efectos del cambio climático sobre la salud, pues este se relaciona con el dengue, la leptospirosis y las enfermedades virales”.
A fines de 2012, el Ministerio de Salud de Barbados alertó sobre un aumento en los casos de leptospirosis. Karen Springer, alta funcionaria médica de la zona norte, dijo entonces que cinco personas habían contraído la severa infección bacterial, llevando el número de casos en el año a 18.
[related_articles]Springer explicó que la enfermedad, que incluye síntomas como fiebre, dolores de cabeza, escalofríos, náuseas y vómitos, inflamación ocular y dolores musculares, puede contraerse mediante el contacto con agua, suelos húmedos o vegetación contaminada con la orina de animales infectados.
Las bacterias también pueden ingresar al organismo a través de grietas en la piel y si la persona ingiere alimentos o agua contaminada.
En los últimos años, el dengue también abundó en todo el Caribe, presentándose brotes en Dominica, Barbados, Trinidad y Tobago, Puerto Rico y las islas francesas de Martinica y Guadalupe, entre otros lugares.
Dave Chadee, profesor de salud ambiental en el campus de Trinidad de la Universidad de Indias Occidentales, dijo a IPS que hay amplias “evidencias de que las enfermedades sensibles al clima se están modificando y están teniendo un impacto más significativo en la región”.
En 2006, Chadee publicó un libro junto con Anthony Chen y Sam Rawlins que, según él, mostró “muy claramente” la asociación entre los cambios en los patrones meteorológicos estacionales y la aparición y distribución de la fiebre del dengue.
“Hay suficientes evidencias, no solo de la región sino de todo el mundo, de que estos eventos extremos tendrán y desempeñarán un rol significativo en la introducción y la distribución de estos tipos de enfermedades en la región”, dijo Chadee, quien antes fue entomólogo de la División de Control de Vectores de Insectos en el Ministerio de Salud de Trinidad y Tobago, en diálogo con IPS.
“Si usted mira los varios factores que se asocian con el cambio climático, (verá que) el primero son las olas de calor. También se redujo la calidad del aire. Y además verá un aumento de los incendios y los efectos sobre la capacidad respiratoria de la gente, así como la asociación entre el polvo del Sahara y el asma, que en los últimos tiempos fue demostrada en Barbados y en Trinidad”, agregó.
“El polvo del Sahara, que llega desde África, no solo acarrea arena, sino también otros agentes patógenos que están dentro de ella, junto con algunos insecticidas que fueron identificados por personas que trabajan en la Universidad de Indias Occidentales”, dijo Chadee a IPS.
Lystra Fletcher-Paul, representante de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) para Guyana, dijo no tener ninguna duda de que el recalentamiento planetario ha contribuido de modo significativo con algunos de los problemas relacionados con enfermedades en la región.
“Si usted se fija en algunos de los impactos del cambio climático, por ejemplo la sequía, verá que con esta aumentará la irrigación que se aplicará a los cultivos. Y el agua dedicada a la irrigación es una fuente de pesticidas o productos químicos, dependiendo de de dónde sea esa fuente hídrica, y eso puede causar problemas de salud”, explicó a IPS.
“De modo similar, con los eventos extremos, si hay inundaciones puede haber contaminación del suministro de agua dulce”, añadió.
La representante de la FAO fue categórica en cuanto a que en el Caribe se habla demasiado y se implementa muy poco.
“Hemos tenido la conversación, así que ahora necesitamos implementar los sistemas para mitigar y adaptarnos al cambio climático”, señaló.
“Mucho de lo que vemos en San Vicente y Santa Lucía podría no necesariamente haber ocurrido si hubiéramos tenido una adecuada planificación del uso de la tierra”, dijo Fletcher-Paul a IPS.
Una depresión atmosférica de avance lento volcó el 24 de diciembre cientos de milímetros de lluvias sobre San Vicente y las Granadinas, Santa Lucía y Dominica, matando a por lo menos 13 personas. Las islas todavía intentan recuperarse.
“Así que necesitamos tomar algunas decisiones difíciles en términos de dónde permitiremos que el desarrollo tenga lugar o no”, dijo Fletcher-Paul.
Chadee señaló que los pobres siempre estarán en desventaja en los escenarios del cambio climático, y que serán quienes más sufrirán el aumento del nivel del mar cuando aguas saladas invadan tierras agrícolas fértiles, volviéndolas inadecuadas para la producción de alimentos.
“Muchas enfermedades esencialmente sembrarán el caos entre personas que ya son pobres. La capacidad de adaptación de los pobres versus los ricos dentro de la región del Caribe será puesta a prueba, porque si los pobres ya no son capaces de producir parte de sus alimentos, esto causará problemas de salud”, dijo Chadee.
También explicó que si los pobres ya no pueden tener una dieta particular esto los volverá susceptibles a varias enfermedades.
“Al haber estados en desarrollo en la región del Caribe, y especialmente pequeños estados insulares en desarrollo, tenemos una situación única en que los recursos tienen que implementarse, especialmente para la adaptación”, dijo Chadee a IPS.
“Es casi como si el muro de contención se hubiera agrietado y usted supiera que el agua está viniendo. Usted no sabe cuán alto va a ser el nivel del agua, pero sabe que está viniendo, así que ¿qué puede hacer? Y ese es esencialmente el escenario en el que nos encontramos en el Caribe”, agregó.