No es el cambio climático

La rotura de los muros que buscan contener las aguas, como este en Kiribati, a menudo no tiene conexión con el aumento del nivel del mar. Crédito: Christopher Pala/IPS.

La elevación del nivel del mar, disparada por el cambio climático, no es la causa principal de las inundaciones que sufre Kiribati, al contrario de lo que alegan frecuentemente sus autoridades.

Los científicos sostienen que el dragado, las carreteras elevadas y las variaciones meteorológicas naturales son responsables de las frecuentes inundaciones de este país insular del océano Pacífico.

En varias conferencias sobre cambio climático de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y en una entrevista en Tarawa, el presidente Anote Tong, portavoz no oficial de los pequeños estados insulares del Pacífico y del Índico, suele decir que los 103.000 habitantes de Kiribati luchan a diario contra la elevación del nivel del mar.

El mandatario y otros funcionarios suelen señalar la gran erosión de la franja costera del archipiélago, y dicen que Tarawa se está reduciendo a medida que el mar se eleva. Un perfil de Tong publicado en la revista estadounidense The Nation incluso llevó por título: “Entrevista a un presidente que se ahoga”.

“Nos desapareció una isla entera, toda una aldea fue evacuada, nuestra agua dulce se está contaminando y nuestros cultivos están muriendo”, dijo Tong en una entrevista con IPS en su despacho.

Este país está «en el frente de guerra del cambio climático” y  “el tiempo se agota”, por eso es imprescindible contar con un plan de evacuación, agregó.

Pero un estudio científico muestra que Tarawa Sur, donde vive más de la mitad de la población del país, dista de estar desapareciendo; de hecho, está aumentando. Una serie de medidas, como arrojar arenas coralinas sobre arrecifes de aguas poco profundas para extender la tierra aumentaron casi 20 por ciento el tamaño de la isla en 30 años.

Mientras, la superficie de Tarawa Norte, despoblada en gran parte, permanece estable. Otro estudio halló una estabilidad similar en otros 27 atolones del Pacífico.

[related_articles]El exministro de Ambiente, Tetabo Nakara, dijo que renunció a su cargo porque Tong lo obligaba a centrar sus políticas en la reubicación de los habitantes, en lugar de enfocarse en contrarrestar la erosión mediante un mejor manejo de la costa, que era la decisión más adecuada.

Científicos del clima sostienen dicen que el Pacífico central ecuatorial es el área del mundo donde el mar se ha elevado más rápidamente desde 1950: 5,9 centímetros solo en los últimos 20 años.

Eso se debe a que la atmósfera recalentada por gases que atrapan el calor, como el dióxido de carbono y el metano, calienta a su vez el océano, y las aguas cálidas ocupan más volumen que las frías.

Además, el derretimiento de los glaciares de Groenlandia y de la Antártida vierte más aguas en los océanos.

El consejero del presidente Tong sobre cambio climático, Andrew Teem, suele mostrar a los visitantes ejemplos de lo que, para ambos, son daños causados por el aumento del nivel del mar.

“Construimos este muro hace pocos años para mantener alejado el mar”, dijo Teem señalando una rotura en un dique de abrigo en la aldea de Eita.

“Se desmoronó en una tormenta, y el daño ha ido en aumento. Es imposible ganar”, expresó.

Teem señaló asimismo otro icono local de los efectos del cambio climático: la isla de Bikeman, en la laguna de Tarawa, otrora cubierta de árboles de coco. Actualmente es una línea apenas visible en el horizonte, un banco de arena que desaparece cuando sube la marea.

La aldea de Tebunginako, en la isla de Abaiang, a 15 minutos de vuelo, también se menciona frecuentemente como evidencia de que el mar se está elevando. Sus habitantes mudaron sus chozas de techos de paja a medio kilómetro de la costa, luego que la marejada arrasó un banco de arena que protegía una laguna de agua dulce, inundando algunas viviendas y volviendo imposible la agricultura.

En YouTube abundan los documentales que muestran imágenes de olas rompiendo sobre casas en Kiribati durante las tormentas de 2005.

Pero los científicos que han estudiado este país insular sostienen que esos eventos tienen poco que ver con el cambio climático.

El malecón de Eita se construyó para proteger una zona baja de manglares que fue rellenada con arena dragada con el fin de emplearla para construir viviendas, pues más y más gente se mudada a Tarawa Sur.

Pero esos murallones están mal diseñados, y las olas arrastran la arena que está en sus cimientos, haciendo que se desmoronen.

La isla de Bikeman desapareció en la década de 1990 porque la construcción de una carretera elevada entre dos partes del atolón bloqueó el ingreso de arena desde el océano. Sin ese aporte, la acción de las olas arrastró las arenas de Bikeman hacias otras áreas del litoral, haciendo crecer sus playas.

La aldea de Tebunginako pidió ayuda para entender por qué la erosión era peor allí que en otras partes del atolón. Los científicos descubrieron que un pasaje entre el océano y la laguna llana frente a la aldea se cerró un siglo atrás, privando a la playa de nuevas arenas.

Las graves inundaciones de 2005 se debieron a El Niño, fenómeno que no está relacionado con el cambio climático y que se presenta cuando el agua superficial del Pacífico se calienta más de lo normal cerca de la costa sudamericana. Sus repercusiones meteorológicas tienen escala planetaria.

El Niño hizo que el nivel del mar aumentara más de 15 centímetros en Tarawa, dijo el científico climático Simon Donner, de la canadiense Universidad de Columbia Británica. Desde entonces no se ha alcanzado un registro similar, destacó en una investigación publicada en Eos, la revista de la Unión Geofísica de Estados Unidos.

“Una visita a Tarawa puede dar la falsa impresión de que está sujeta a constantes inundaciones por el cambio climático”, dijo Donner a IPS. “Sin duda está experimentando un aumento del nivel del mar, pero la gente intenta atribuir los eventos actuales a esa tendencia y a menudo comete errores elementales”.

En un intercambio por correo electrónico, Donner observó que la erosión y las inundaciones “ocurrirán con más frecuencia a medida que se eleve el océano. El presidente Tong tiene razón en dar la señal de alarma ahora, porque este no es un problema fácil de resolver”.

Donner comparó esta actitud con la de Estados Unidos, donde se habla poco y se hace poco y nada ante el aumento del nivel del mar. “Nadie habla de irse de Miami. Pero deberían, porque el panorama a largo plazo es el mismo allí también”, enfatizó.

El último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático pronostica una elevación del nivel del mar de entre 25 centímetros y un metro para 2100, dependiendo del volumen de emisiones de dióxido de carbono.

 

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