El acuerdo alcanzado el mes pasado en Somalia entre el gobierno y los jefes de algunos clanes del sur del país parece crear más problemas de los que resuelve.
“El pacto, en esencia, responde a las demandas originales de un solo clan, la milicia Ras Kamboni, que procura dominar a otras comunidades solo porque tiene armas más grandes. Y eso es lamentable”, dijo Mohammad Hassan, anciano de un clan en la sureña ciudad de Kismayo, en diálogo con IPS.
El gobierno y Ras Kamboni se enfrentan por el control de las áreas abandonadas por el grupo insurgente islamista Al Shabaab, expulsado el año pasado de gran parte de este país del Cuerno de África.
El 15 de mayo, Ras Kamboni eligió a Ahmed Mohammad Islam, mejor conocido como jeque Madobe, líder del grupo y presidente de un autodeclarado estado regional autónomo en el sur, al que pusieron el nombre de Jubalandia y al que le asignaron como capital la ciudad de Kismayo.[related_articles]
Sin embargo, el gobierno central somalí se negó a reconocer esa jurisdicción, que comprende tres regiones del sur: Gedo, Bajo Juba y Juba Medio.
En junio estallaron los enfrentamientos entre Ras Kamboni y varios clanes locales, luego de que estos rechazaran la autoridad del jeque Madobe. La Organización Mundial de la Salud informó que más de 70 personas murieron y cientos más resultaron heridas en esos choques.
Hassan explicó que el acuerdo, firmado el 27 de agosto en la capital de Etiopía, Addis Abeba, no abordaba el tema central del conflicto y podía, en cambio, causar más “incertidumbre futura” para la población de las tres regiones implicadas.
“Con la excepción del cambio de nombre del autoproclamado estado de Jubalandia por el de ‘Administración Interina de Juba’, las disposiciones del acuerdo solo incitarán aun más el conflicto entre las comunidades”, alertó.
El pacto establece la creación de una administración interina por dos años que será dirigida por líderes de las tres regiones del sur. Además, incluye las pautas para el manejo de las instituciones y la infraestructura en la zona, incluyendo el puerto y el aeropuerto, dos de las principales fuentes de ingresos para Gedo, Bajo Juba y Juba Medio.
El acuerdo también prevé la integración de las milicias locales al Ejército Nacional Somalí, y llama a la reconciliación y al fomento de la confianza entre las comunidades.
Pero Hassan advirtió que el acuerdo institucionalizaba la “hegemonía de un clan” en una de las zonas más diversas del país.
“Todos sabemos que esas áreas no están habitadas por un solo clan, sino que son de las más diversas de Somalia. Darle prioridad a un clan por sobre los otros es perpetuar el conflicto. Así que llamo al gobierno y a la comunidad internacional a que anulen el acuerdo y organicen una verdadera reconciliación entre todos los clanes”, dijo a IPS.
“Estamos a favor de la paz y de la hermandad entre los pueblos. No legitimamos el favoritismo entre los clanes. No aceptaremos nada menos que justicia, igualdad y respeto para todos”, indicó.
Yusuf Omar, politólogo y analista independiente de Kismayo, dijo a IPS que la mayoría de los clanes locales no estuvieron presentes en las conversaciones que concluyeron con la firma del acuerdo el 27 de agosto.
“El conflicto no es entre el gobierno somalí por un lado y un clan de las regiones de Juba por otro. El conflicto es entre las comunidades locales sobre el futuro de las regiones, y la mayor parte de estas no estuvieron representadas en las conversaciones”, señaló.
Mientras los líderes de los clanes sostienen que el pacto en realidad no cambia nada en el terreno, tanto el gobierno como los líderes de Ras Kamboni insisten en que garantiza que la nueva administración interina “sea un órgano inclusivo y representativo de todos los clanes y de todas las jurisdicciones”.
Pero el Heritage Institute for Policy Studies (HIPS), centro de estudios independiente con sede en Mogadiscio, señaló que el acuerdo fue deliberadamente “elaborado en términos vagos”, lo cual es muy preocupante.
“Ante la falta de información confiable sobre población y de censos recientes, no es posible una acertada distribución de asientos entre los clanes. La representación está en el corazón del conflicto político de Somalia”, señaló el HIPS en un informe.
El trabajo, titulado “Jubba Agreement: Imperfect Progress” (El acuerdo de Juba: progreso imperfecto), fue divulgado poco después de la firma del pacto.
Kulmiye Yusuf, académico de Kismayo, coincidió en que la ambigüedad de los términos del acuerdo podría causar problemas para su implementación.
Sin embargo, cree que el pacto representa un nuevo comienzo en las relaciones entre el gobierno y el jeque Madobe.
“Coincido con la evaluación del instituto (HIPS) de que lo logrado hasta ahora es un progreso imperfecto. Pero necesitamos ver esto como un buen comienzo para una genuina reconciliación entre las comunidades locales”, dijo a IPS.