Quizás le resultó fácil al presidente de Zimbabwe, Robert Mugabe, derrotar a la oposición en las elecciones del 31 de julio, pero superar la crisis económica es otro cantar.
El día en que juró por un séptimo mandato consecutivo, el mercado bursátil local cayó 11 por ciento, el mayor declive en un día desde 2009.
Ahora aumentan los temores de que las políticas de la gobernante Unión Nacional Africana de Zimbabwe-Frente Patriótico (ZANU-PF) ahuyenten aun más a los inversores extranjeros.
“Las actuales políticas de la ZANU-PF están en conflicto con las necesidades de los inversores, y en este momento Zimbabwe es el destino menos atractivo del mundo para hacer inversiones”, dijo a IPS el director de la consultora Robertson Economic Information Services, John Robertson.
“Cualquier propuesta de recuperación económica dependerá de la rapidez con que se mejore el poder adquisitivo de la población, lo que dependerá a su vez de una recuperación del empleo”, indicó.
La Ley de Indigenización de Zimbabwe, de 2007, obliga a las compañías propiedad de extranjeros a ceder 51 por ciento de sus acciones al país. Pero economistas alertan que esa política está ahuyentando a los capitales externos.
“Los inversores extranjeros están obligados a aportar 100 por ciento del capital, a asumir 100 por ciento del riesgo, a proveer 100 por ciento de la tecnología y, en cambio, a conformarse con 49 por ciento del patrimonio y pagar los impuestos”, dijo a IPS el economista independiente Kingston Nyakurukwa.
Las políticas de Mugabe han afectado en particular a la agricultura. El sector le daba empleo a entre 60 y 70 por ciento de la población económicamente activa antes de la reforma agraria de 2000, que incluyó expropiaciones de tierras a blancos para repartirlas entre la mayoría negra.
La agricultura también aportaba entre 15 y 19 por ciento del producto interno bruto antes de la reforma.
“El presidente Mugabe impulsó ocupaciones de granjas comerciales productivas, lo que supuso un golpe para la producción agrícola. Y cuando el sector tiene un mal desempeño, el resto de la economía sufre”, explicó a IPS el economista independiente Agrippa Ndlovu.
Zimbabwe es ahora un importador neto de productos agrícolas.
[related_articles]“Las exportaciones industriales y agrícolas cayeron drásticamente entre 2000 y 2008 a causa de decisiones políticas desafortunadas, particularmente las expropiaciones de tierras comerciales, seguidas por una serie de cuestionadas elecciones entre 2002 y 2008”, señaló por su parte el economista Tony Lewis, en diálogo con IPS.
Zimbabwe no tiene reservas de granos desde el desalojo de los granjeros blancos hace más de una década, a pesar de las promesas de Mugabe de que el país alcanzaría la autosuficiencia alimentaria en 2010.
La economía zimbabwense se redujo drásticamente desde 2000, lo que propagó la pobreza y generó un desempleo de 80 por ciento.
Este país exporta metales preciosos, como oro, platino y ferroaleaciones, así como algodón, textiles y tabaco, pero a un número limitado de compradores debido a las sanciones comerciales impuestas por Occidente contra el gobierno de Mugabe.
Al presentar el 10 de julio su informe sobre la política fiscal de la primera mitad de 2013, el ministro de Finanzas, Tendai Biti, admitió que el pronóstico de un crecimiento este año de 5,6 por ciento no sería alcanzable. La estimación se redujo a 3,4 por ciento.
Sin embargo, las inversiones en esta nación de África austral crecieron luego de la formación de un gobierno de coalición en 2008.
La llegada de capitales extranjeros directos aumentó de unos 50 millones de dólares ese año a 400 millones en 2011.
De todas formas, persisten muchas incertidumbres.
“Realmente no estoy seguro de qué hacer, porque el presidente Mugabe podría continuar con su campaña de indigenización de las compañías extranjeras. De verdad estoy muy preocupado por sus políticas económicas”, dijo a IPS el empresario indio Jamah Fakuh, de 53 años, dedicado a la importación de vidrio.
Con la campaña de indigenización, “la ZANU-PF procura transferir la mayor parte de las ganancias de cualquier operación empresarial a la población negra de Zimbabwe sin ninguna compensación financiera, y favoreciendo a los leales a Mugabe”, dijo a IPS el economista Admire Dziva.
Por su parte, Godfrey Kanyenze, director del independiente Instituto de Investigación sobre Trabajo y Desarrollo Económico de Zimbabwe, sostuvo que Mugabe tenía grandes desafíos por delante.
“Hay una crisis de expectativas. Se hizo promesas al pueblo y ahora es tiempo de cumplirlas. La pobreza es endémica”, dijo a IPS.
La hiperinflación hizo que la moneda local, el dólar zimbabwense, prácticamente perdiera todo valor en 2008. Pero la economía se estabilizó en 2009, luego de que se comenzó a usar el dólar estadounidense y se formara un gobierno de coalición entre la ZANU-PF y dos ramas del opositor Movimiento para el Cambio Democrático.
La economía de Zimbabwe creció nueve por ciento en 2010 y 2011, y cinco por ciento en 2012.
Pero “el crecimiento económico puede detenerse si no hay una resolución política que le dé legitimidad al gobierno”, advirtió el economista Christopher Mugaga, en diálogo con IPS.