“Definitivamente no podemos perdernos esta gran oportunidad de votar. Es como si Zimbabwe estuviera independizándose. La emoción de ver a un nuevo gobierno es increíble”, señaló Mildred Saungweme, de 38 años y residente en la capital del país, en diálogo con IPS.
Esa es la sensación que predomina este miércoles 31, cuando los zimbabwenses acuden a las urnas para elegir a un nuevo presidente.
Se trata de la tercera vez que el primer ministro Morgan Tsvangirai, líder del Movimiento para el Cambio Democrático-Tsvangirai (MDC-T), se enfrenta en elecciones a Robert Mugabe, de la Unión Nacional Africana de Zimbabwe-Frente Patriótico (ZANU-PF), en el poder desde hace 33 años.
Pero, en medio del entusiasmo popular, observadores electorales de la Unión Africana y de la Comunidad para el Desarrollo de África Austral (SADC) expresan sus dudas de que la votación se realice con transparencia y justicia.
“Temo que la emoción de los votantes se vea afectada por ciertas fuerzas determinadas a robar estas elecciones”, dijo a IPS un observador de la Unión Africana que prefirió mantener el anonimato.
Horas antes de que abrieran los centros de votación, muchos ciudadanos todavía no habían podido verificar si sus nombres estaban en el padrón electoral.
Algunos zimbabwenses muestran toda su determinación a sufragar, como Tambudzai Gavi, de 73 años, del suburbio capitalino de Mabvuku, quien no tiene reparos en hacer largas filas o esperar hasta última hora para emitir su voto.
“Hemos tenido un partido, la ZANU-PF, que no ha cumplido con sus promesas en 33 años. Dormiré en la fila para asegurarme de que nadie tenga una excusa para negarme la oportunidad de votar”, dijo a IPS.
Los resultados de la instancia electoral no serán anunciados antes del 5 de agosto.
Partidos políticos y organizaciones de la sociedad civil critican a la Comisión Electoral por no haber publicado el padrón con anticipación.
Se estima que unos 6,4 millones de zimbabwenses están habilitados para votar, pero hay temores de que en el padrón figuren muchos nombres de personas ya fallecidas.
Según la Ley Electoral, la Comisión tiene el deber de proveerle a todos los partidos políticos y a los observadores que lo soliciten una copia impresa o electrónica de la nómina.[related_articles]
“Nos preguntamos cuántos nombres van a ser verificados si el padrón electrónico todavía no fue dado a conocer”, dijo a IPS el director del independiente Centro de Recursos Electorales, Tawanda Chimhini.
Ante una multitud de unos 40.000 simpatizantes en la capitalina Plaza de la Libertad, Tsvangirai dijo el lunes 29 que su partido no había podido cotejar los ciudadanos habilitados.
“La Comisión no nos presentó el padrón electrónico, algo que pone en duda su credibilidad para dirigir estas elecciones”, afirmó el candidato.
Mientras, el director para África de la organización Human Rights Watch (HRW), Daniel Bekele, expresó a IPS sus dudas de que Zimbabwe tenga elecciones libres y justas si no realiza antes profundas reformas legales e institucionales.
Los comicios de este miércoles constituyen “una prueba para Zimbabwe y para los observadores regionales, en especial la SADC y la Unión Africana, que deberán demostrar un genuino compromiso con la voluntad popular”, señaló.
“Si las elecciones son manipuladas, Zimbabwe corre el peligro de internarse en una complicada crisis política, y los riesgos de violencia y de otros abusos a los derechos humanos son altos”, alertó.
De hecho, ya se han informado casos de ataques, secuestros e intimidaciones en vísperas de los comicios.
IPS recibió denuncias de que líderes tradicionales locales disuadían a aldeanos de votar por el MDC-T. También se denunciaron casos de partidarios de la ZANU-PF que se incautaban de documentos de identidad de votantes.
El martes 30, medios locales informaron que el gobierno desplegó fuerzas antidisturbios en áreas del centro del país potencialmente conflictivas.
La directora de HRW para África austral, Tiseke Kasambala, expresó sus dudas de que los zimbabwenses puedan emitir su voto libremente.
“El gobierno de unidad, conformado (mediante un pacto de cohabitación) por la ZANU-PF y las dos facciones del MDC, no ha implementado las reformas legales e institucionales (necesarias) para los diversos temas (que preocupan) en vísperas de las elecciones”, dijo a IPS.
Aunque se lograron ciertos cambios con la adopción en mayo de una nueva Constitución, aún permanecen las represivas leyes que limitan la libertad de expresión política en el país.
Algunos ejemplos son la Ley de Acceso a la Información y Protección de la Privacidad, que obliga a todos los periodistas del país a registrarse cada año en la Comisión de Medios e Información, y la Ley de Orden Público y Seguridad, por la cual se puede penalizar a reporteros que publiquen “falsedades”.
“El riesgo de que se desate la violencia y se produzcan abusos a los derechos humanos luego de que se anuncien los resultados sigue siendo alto, porque la infraestructura de la violencia sigue intacta”, indicó Kasambala.
Todavía no se juzgó a los responsables de anteriores abusos, como los producidos en la violencia luego de las cuestionadas elecciones de 2008.
En un informe de 2011 titulado “Perpetual Fear: Impunity and Cycles of Violence in Zimbabwe” (Miedo perpetuo: la impunidad y los ciclos de violencia en Zimbabwe), HRW concluyó que la ZANU-PF era responsable de la muerte de 200 personas, así como de las golpizas y torturas sufridas por otras 5.000.
No obstante, los partidarios del MDC-T están esperanzados con el acto electoral de este miércoles.
“Sabemos que Tsvangirai va a ganar estas elecciones y a formar un nuevo gobierno democrático que relegue a Mugabe al cajón del olvido de la historia”, dijo Patricia Hove, una simpatizante del MDC-T de 31 años, en diálogo con IPS.
Mientras, la mayoría de los políticos de línea dura de la ZANU-PF advierten que una victoria del MDC-T pondría en riesgo al país de ingresar a una era de neocolonialismo.
“Si el MDC-T gana estas elecciones, corremos el riesgo de caer bajo un mando británico indirecto otra vez, porque ese partido es una marioneta de Gran Bretaña y de Estados Unidos”, dijo Goodson Nguni, dirigente de la ZANU-PF, en entrevista con IPS.
En tanto, muchos zimbabwenses como Nigel Samuriwo, ingeniero civil desempleado de 36 años, todavía tratan de averiguar dónde deben sufragar. Samuriwo se graduó hace 13 años, pero no ha podido conseguir trabajo desde entonces.
“Estoy muy entusiasmado con estas elecciones. Soy muy optimista y creo que traerán un cambio a mi vida y me permitirán tener el empleo que nunca conseguí durante el gobierno de Mugabe, quien provocó el cierre de muchas compañías”, dijo a IPS.