Turismo, agricultura, pesca, suministro hídrico… El cambio climático amenaza los cimientos mismos de la sociedad y la economía en Mauricio. Mientras, esta nación insular del océano Índico elabora sus estrategias de adaptación y trabaja para arraigar los principios del desarrollo sostenible en la próxima generación de ciudadanos.
El Marco Nacional de Políticas de Adaptación al Cambio Climático, presentado este mes, incluye pronósticos conocidos pero a la vez preocupantes. La mitad de las playas de este destino turístico pueden desaparecer para 2050, tragadas por los mares cuyo nivel se eleva, y por tormentas cada vez más violentas y frecuentes.
Los recursos de agua dulce pueden reducirse hasta 13 por ciento, mientras que la demanda continuará aumentando.
“Nos conmociona enterarnos de que nuestra hermosa isla –o parte de ella- puede desaparecer a causa del aumento del nivel del mar”, dijo a IPS la estudiante Felicia Beniff, al salir de una clase sobre ambiente y cambio climático junto con cuatro amigas.
“Tenemos miedo. Nos quedan muchos años más por vivir. ¿A dónde iremos?”, planteó.
Estas adolescentes de la Escuela Secundaria MEDCO Cassis, en Port Louis, están entre los 25.000 estudiantes de toda la isla a los que se instruirá sobre los principios del desarrollo sostenible.
El país se esfuerza por corregir prácticas insostenibles, especialmente a través del concepto “Maurice Île Durable” (Mauricio, isla duradera). Educar a los jóvenes sobre el desarrollo sustentable es parte de esta visión a largo plazo para establecer una economía nueva, ecológicamente sana.
En la Escuela Secundaria Estatal Rabindranath Tagore en Ilot, en el norte del país, los estudiantes colocan desechos orgánicos en un recipiente para compost.
“Recolectamos botellas de plástico. Apagamos las luces y los aparatos de aire acondicionado cuando nos vamos del aula. Abrimos las ventanas para airear las clases. Esto reduce los gastos de la escuela. También plantamos árboles”, dijo a IPS uno de los alumnos, Ashootosh Jogarah.
Su amigo, Varounen Samy, señaló a IPS: “Ahora hemos cambiado nuestra actitud hacia el ambiente”.
Mahen Gangapersad, rector de la escuela, cree que los habitantes de Mauricio dan por sentado el ambiente desde hace demasiado tiempo, sin darse cuenta del daño que causan a los recursos naturales. El nuevo programa de educación aspira a corregir esto. “Más vale tarde que nunca”, dijo a IPS.
Ahora, plantar árboles, instalar paneles fotovoltaicos para obtener energía renovable, mantener huertos en los jardines, clasificar residuos, elaborar compost y cosechar agua de lluvia son realidades en muchas escuelas. El plan es exponer a toda la población estudiantil a estas prácticas.
[related_articles]“Estamos llegando a más de 250.000 personas”, dijo Veenace Koonjal, asesor especial del ministro de Educación, a IPS. Él cree que esta formación tendrá un gran impacto en la conciencia de los 1,2 millones de habitantes del país, dado que los estudiantes llevan a sus casas, sus familias y sus comunidades lo que aprenden en las escuelas.
“El cambio climático debilita los pilares económicos, sociales y ambientales de la isla”, dijo el ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible de Mauricio, Deva Virahsawmy, en la presentación del Marco Nacional.
Su intervención estuvo acompañada por la inauguración de un Centro de Información sobre Cambio Climático en Port Louis, que recabará datos locales y regionales sobre este fenómeno y los pondrá a disposición de todos: científicos, ingenieros, arquitectos, así como agricultores y estudiantes.
Reforzar y ampliar el conocimiento, la concientización y la información sobre el cambio climático es una parte clave de la respuesta de esta nación insular al recalentamiento planetario.
Mauricio, como otros estados insulares, puede verse muy afectado por el cambio climático pese a contribuir muy poco con las emisiones de gases de efecto invernadero que lo causan.
Además, el Marco Nacional reconoce que la geografía y la topografía de la isla limitan lo que puede hacerse para contrarrestar los impactos perjudiciales del calentamiento global en materia de pesca, turismo o agricultura.
Jalil Elahee, presidente de la Oficina de Manejo de la Eficiencia Energética del gobierno, cree que la población empieza a darse cuenta del serio impacto que ya tiene el cambio climático.
“La gente quiere desarrollo sostenible. Así que es esencial que empecemos un nuevo modo de vida y de desarrollo en nuestra isla, con o sin cambio climático”, dijo a IPS.
“Es posible que lo que hagamos no sea suficiente, pero las medidas adoptadas por Mauricio en su programa de educación sobre el cambio climático ayudan a mitigar su impacto sobre la isla”, agregó.
Virahsawmy dijo que con educación, Mauricio fortalecerá su resiliencia en sectores clave de su economía, así como mitigará y prevendrá las pérdidas de vidas y de propiedades.
Mauricio ya recibió tres millones de dólares del Programa de Adaptación para África, financiado por el gobierno de Japón, a fin de integrar la adaptación al cambio climático en sus marcos institucionales y sus principales políticas de desarrollo.
Un funcionario del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible dijo a IPS que este año también se está implementando un proyecto de Evaluación de Necesidades Tecnológicas. Este recibirá apoyo técnico de la División de Tecnología, Industria y Economía del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, y de su Centro Risoe en Dinamarca. El Fondo para el Medio Ambiente Mundial (más conocido como GEF, por sus siglas en inglés) lo financia con unos 120.000 dólares.
El principal objetivo de la Evaluación de Necesidades Tecnológicas es superar la brecha entre la identificación de tecnologías apropiadas y el diseño de planes de acción.
La idea es que Mauricio pueda implementarlas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y apoyar la adaptación al cambio climático de modo consistente con las prioridades nacionales en materia de desarrollo.
El gobierno espera conseguir más fondos para los esfuerzos de adaptación y mitigación a partir del Fondo Verde para el Clima, el Fondo de Adaptación de las Naciones Unidas y el GEF.
Más allá de las aulas, varios programas administrados por organizaciones no gubernamentales complementan lo que los alumnos aprenden en la escuela. En uno de la Cruz Roja, por ejemplo, 600 jóvenes se instruyen sobre los riesgos que plantea el cambio climático para la isla.