En una esquina del centro de la capital de Sierra Leona, Kaita, de 12 años, está sentado con un amigo sobre una valla de acero observando los focos de las motociclistas. Es uno de los miles de niños y niñas de este país que quedaron sin hogar después de que sus padres los entregaran a conocidos bajo la promesa de darles educación.
Es más de medianoche y se ven formas humanas inmóviles arrolladas en las puertas de las casas o extendidas en la acera. Para Kaita, estas calles son su hogar, y ha sido así desde hace casi seis años.
“Algunos (traficantes de niños) son familiares, otros son extraños o amigos. Van a los pueblos y piden que les entreguen a los niños. Prometen darles una mejor educación en la ciudad”, dijo a IPS la subdirectora de asuntos de infancia del Ministerio de Bienestar Social, Género y Asuntos de la Infancia, Joice Kamara.
Hasta el año pasado, Kamara coordinaba el equipo de trabajo del gobierno en materia de trata de personas.
A pesar de los significativos logros obtenidos desde que en 2002 terminaron 11 años de guerra civil, esta nación de África occidental sigue siendo una de las menos desarrolladas del mundo, donde numerosas familias rurales, sencillamente, no pueden cuidar ni educar a sus hijos.
“Lamentablemente, después de que se los llevan a las ciudades, en vez de cumplir con su promesa, los hacen trabajar; a algunos los obligan a convertirse en esclavos sexuales o incluso los usan en rituales”, relató Kamara.
Kaita estaba a cargo de su tío, pero en vez de mandarlo a la escuela, lo desatendió y le negó alimentos hasta que finalmente el niño escapó.
“Hace frío”, comentó sobre su vida en la calle. “Lo único que tengo para comer son restos”, apuntó.
Lothar Wagner, director de la organización no gubernamental Don Bosco Fambul, dijo a IPS que “la razón por la que están en la calle es la trata de personas”.
“Después de cierto grado de maltrato, muchos sienten que no tienen otra alternativa que escapar”, añadió el responsable de la organización dedicada a la atención de niños y niñas en situación de calle.
Según una encuesta de 2010, unos 2.500 niños y niñas duermen todas las noches en las calles en Freetown, aunque otras estimaciones dan cifras superiores.
Mohammad tiene 14 años y hace dos que vive en la calle. Sus únicas pertenencias son una camiseta y un short deportivo desgastado del club de fútbol inglés Chelsea, un cartón fino y un cesto de mimbre para recoger basura, gracias a lo cual gana algo de dinero para comprar comida.
Todos los niños y niñas entrevistados por IPS dijeron temer el abuso, frente a lo cual son muy vulnerables. Los delitos contra menores en situación de calle rara vez se investigan y se presume que suelen cometerlos los propios policías.
“Los policías no están para proteger a los niños”, observó Wagner. “Están para explotarlos”, apuntó.
El informe médico de un niño de la calle detenido, que denunció que la policía lo golpeó cuando estaba preso, detalla una serie de heridas en un brazo, al parecer causadas por palos y sonda eléctrica.
“Es totalmente falso”, dijo a IPS por teléfono una fuente policial. “Un intento deliberado de manchar la reputación de la policía de Sierra Leona. La comisaría, por lo general, no tiene electricidad, así que ¿cómo vamos a electrocutarlo?”, añadió.
Unas pocas organizaciones no gubernamentales trabajan para disminuir la prevalencia de trata de personas en Sierra Leona, y para reunir a las víctimas con sus familias.
La organización Faith Alliance Against Slavery and Trafficking (Alianza de fe contra la esclavitud y la trata, Faast, por sus siglas en inglés) ayuda a crear conciencia sobre el problema y a integrar el tema en los programas de capacitación de policías.[related_articles]
“Todos los reclutas deberían recibir capacitación sobre qué es la trata y cómo hacerle frente”, opinó Janet Nickel, directora del capítulo local de Faast. La organización inauguró un refugio para niños y niñas víctimas de trata.
Don Bosco Fambul también creó varios refugios y programas para menores sin hogar.
“La protección de la infancia sencillamente no es una prioridad del gobierno”, explicó Wagner, y añadió que no tiene ni la capacidad ni los fondos para ello.
Pero Kamara, del Ministerio de Bienestar Social, Género y Asuntos de la Infancia, no está de acuerdo y destacó los logros del gobierno en la materia, como los 13 condenados desde 2005 por trata de personas. Fueron sentenciados a 22 años de cárcel.
“El gobierno realmente ayuda y se esfuerza mucho por erradicar la trata de personas en Sierra Leona”, aseguró.
Un informe de 2012 del Departamento de Estado (cancillería) de Estados Unidos concluyó que el gobierno hace todo lo que puede, pero no alcanza para cubrir sus responsabilidades para frenar este flagelo.