El comienzo de la temporada ciclónica, que según pronósticos será activa, se dejó sentir en Cuba con lluvias intensas que desbordaron ríos e inundaron amplias zonas de la occidental provincia de Pinar del Río, aunque Andrea, la primera depresión tropical del año, no llegó a convertirse en huracán.Las precipitaciones más intensas cayeron sobre Pinar del Río, en el extremo oeste de esta isla caribeña, desde los primeros días de junio, cuando se instaló un área de bajas presiones localizada en el Golfo de México. Al ganar esta en organización, se transformó en Andrea, con vientos máximos sostenidos de 95 kilómetros por hora y rachas superiores.
Las lluvias también afectaron a las provincias de Artemisa y Mayabeque, aledañas a la urbe capitalina. En La Habana se registraron precipitaciones menos intensas que en Pinar del Río.
Andrea se alejó de la porción más occidental de Cuba el jueves 6 con rumbo a territorio estadounidense, donde tocó tierra con vientos máximos sostenidos de 100 kilómetros por hora en la costa oeste del sudoriental estado de Florida.
Según informes de este viernes 7 del Centro Nacional de Huracanes (CNH) de Estados Unidos, se esperaba que el meteoro continuara desplazándose cerca de la costa este de ese país hasta este sábado 8, con vientos máximos sostenidos de 75 kilómetros por hora.
Una depresión tropical se convierte en huracán categoría uno cuando sus vientos alcanzan entre 118 y 152 kilómetros por hora.
Pero en Cuba, el impacto de las intensas y pertinaces precipitaciones causó daños, pero también beneficios.
“Por acá ha llovido mucho, pero los sembrados de maíz lo agradecieron. Además se ahorró agua de riego”, dijo a IPS la campesina María Antonia Lemez, trabajadora de una granja estatal en Mayabeque, quien tampoco apreció daños en otros cultivos.
[related_articles]Inclusive en Pinar del Río, la más afectada, no todo fueron malas noticias, pues sus 24 embalses incorporaron 187 millones de metros cúbicos en apenas seis días, un volumen que elevó el nivel de llenado de los reservorios acuíferos de 50 a 83 por ciento de la capacidad total, de acuerdo a informes oficiales.
Según datos preliminares ofrecidos por el diario Granma, poblados enteros de esa provincia, paso frecuente de ciclones tropicales, se encuentran inundados.
“No hay tierras bajas que no estén anegadas por las repetidas precipitaciones o la crecida de los ríos”, indicó el periódico, que estimó en 3.000 las personas evacuadas a sitios seguros, ya sea a viviendas de familiares o albergues.
«Las lluvias han sido muy fuertes. En mi casa, que está reparada de no hace tanto, comenzó a entrar agua por la ranuras entre las paredes y las puertas», informó a IPS, vía telefónica, la pinareña Sarilena Ramos.
Otra mujer consultada, que pidió no ser identificada, aseguró que “hacía muchos años” que no llovía tanto en Pinar del Río. “Ni con los ciclones”, remató.
El conteo de perjuicios brindado por Granma incluye afectaciones en alrededor de 40 casas de curar tabaco. Esa provincia es responsable de 70 por ciento de la producción nacional de la hoja y una parte considerable de las capas usadas para vestir los famosos habanos.
También serían considerables las pérdidas agrícolas, pero su cuantía se conocerá cuando baje el nivel de las aguas, abundó la fuente.
En La Habana, las precipitaciones no fueron de envergadura y los embalses no superaron 30 por ciento de llenado. Las autoridades habrían extremado precauciones en las zonas costeras, reconocidas como puntos críticos de inundaciones, aunque las lluvias no provocaron “un estado crítico” en los 15 municipios capitalinos.
Un informe del Centro del Clima del Instituto de Meteorología señala que el período lluvioso en Cuba se extiende de mayo a octubre, durante el cual se produce aproximadamente el 80 por ciento del total anual de precipitaciones. Los meses más expuestos del período son mayo, junio, septiembre y octubre.
El reporte añade que las precipitaciones dependen de la influencia de los sistemas migratorios de la zona tropical, tales como las ondas y las bajas tropicales, y de su interacción con sistemas de latitudes medias, así como por la presencia de ciclones tropicales, principalmente entre agosto y octubre.
El centro de pronósticos del Instituto de Meteorología de Cuba prevé un comportamiento activo para esta temporada, con la formación estimada de 17 tormentas tropicales. Nueve de estos fenómenos podrían alcanzar la categoría de huracanes en toda el área norte del océano Atlántico, que incluye el Golfo de México y el mar Caribe.
Citada por medios cubanos de comunicación, la meteoróloga Maritza Ballester Pérez calificó de alto el peligro de que por lo menos uno pudiera llegar a Cuba, según la cantidad prevista y las condiciones oceánicas y atmosféricas presentadas durante este año.
La especialista advirtió, sin embargo, que estas predicciones se hacen sobre la base de esquemas estadísticos que, debido a su naturaleza intrínsecamente probabilística, pueden errar en ocasiones. Recordó, en ese sentido, que lo imprescindible es la preparación previa ante cada temporada ciclónica, aún cuando se pronostique que el riesgo de la nación sea bajo.
Cuba pone cada año en práctica un sistema de prevención y preparación a cargo de la Defensa Civil para mitigar el impacto de los frecuentes huracanes que pasan por el archipiélago y otros eventos extremos, como sequías o inundaciones, con el cual ha logrado evitar la pérdida de vidas humanas.
A pesar de ello, los perjuicios materiales aún suelen ser cuantiosos. El impacto en 2008 de tres huracanes costó al país 10.000 millones de dólares, según cifras oficiales.
El 25 de octubre del pasado año, el huracán Sandy embistió Santiago de Cuba y otras dos provincias orientales con particular fuerza y un saldo de 11 personas fallecidas y graves daños económicos, cuya cuantía no se reveló oficialmente.
Entre expertos parece existir consenso sobre que los huracanes pueden ser más intensos en el futuro debido a los efectos del cambio climático. De ahí que insistan en que la estrategia apunta a reducir vulnerabilidades ante los desastres naturales y aumentar la educación de la población para, entre otros aspectos, elevar la percepción de riesgos.
Sandy fue el decimoctavo ciclón tropical de la temporada de 2012 y el décimo en alcanzar el grado de huracán. Sus vientos y lluvias afectaron a Haití, República Dominicana, Jamaica, Cuba, Bahamas, Bermudas, Estados Unidos y Canadá, dejando a su paso millonarias pérdidas económicas y casi 200 muertos.
Los nombres reservados para la actual temporada ciclónica son Andrea, Barry, Chantal, Dorian, Erin, Fernand, Gabrielle, Humberto, Ingrid, Jerry, Karen, Lorenzo, Melissa, Néstor, Olga, Pablo, Rebekah, Sebastián, Tanya, Van y Wendy.