Los koalas, emblemáticos marsupiales de Australia otrora cazados casi hasta la extinción por sus suaves pieles, se esfuerzan ahora por sobrevivir en un hábitat destruido por las sequías y los incendios, la tala, el avance de la agricultura, la minería y el desarrollo urbano.
En los últimos 20 años, la población de koalas se redujo de modo significativo, cayendo 40 por ciento en el nororiental estado de Queensland y un tercio en Nueva Gales del Sur. La Australian Koala Foundation (AKF) estima que quedan entre 45.000 y 90.000 de estos animales en estado silvestre.
La reducción de su hábitat y el cambio climático están incrementando el riesgo de enfermedades, mientras los ataques de perros salvajes y domésticos y los accidentes carreteros se suman a una larga lista de riesgos que enfrentan estos mamíferos que viven en los árboles al trasladarse en busca de alimento.
Se estima que cada año unos 4.000 koalas son víctimas mortales de perros y automóviles solamente.
Científicos climáticos advierten que los pronósticos de sequías más severas y prolongadas, de aumentos en las temperaturas y de incendios forestales más intensos plantean riesgos significativos para estos marsupiales endémicos de Australia.
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"En la última década experimentamos las temperaturas más altas de que se tenga registro, seguidas por inundaciones y ciclones. Los koalas son muy susceptibles al calor y a la deshidratación", dijo Clive McAlpine, experto de la Universidad de Queensland, a IPS.
"Nuestros modelos envolventes climáticos concluyeron que los koalas viven en lugares donde hay temperaturas máximas de 37,7 grados", señaló. En el occidente de Queensland y Nueva Gales del Sur, las temperaturas se mantuvieron en ese promedio e incluso llegaron a 40 grados durante varios días consecutivos, lo que las empujó "más allá de su umbral climático".
El nombre "koala" se deriva de una palabra aborigen que significa "no beber", dado que estas criaturas se alimentan de las hojas de los eucaliptos, con las que satisfacen buena parte de sus necesidades hídricas.
Un solo koala puede tener que consumir 500 gramos de hojas o más cada día para poder crecer y sobrevivir.
"Los cambios inducidos por el clima no solo reducirán su fuente de alimento, sino también la calidad nutricional y el contenido de humedad de las hojas. Hace poco se documentó una reducción de 80 por ciento en las tierras Mulga, en Queensland, tras una sequía de 10 años", dijo McAlpine a IPS.
Según la AKF, proteger los existentes bosques de eucaliptos también es imperativo para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en Australia. En 1788 se despejaron casi 116 millones de hectáreas de bosques de los koalas, mientras que los 41 millones de hectáreas que quedan están amenazadas por el avance de la agricultura, el desarrollo urbano y la silvicultura insostenible.
Mientras koalas y seres humanos compiten por el espacio en la costa oriental del país, los primeros se aventuran fuera de los límites de sus bosques de eucaliptos, a menudo cruzando grandes carreteras en busca de árboles o de una pareja.
"El continuo ingreso de los koalas a zonas urbanas los vuelve altamente vulnerables a accidentes carreteros y ataques de perros", dijo a IPS el subdirector del Centro de Futuros Ambientales de la Universidad de Griffith en Queensland, Darryl Jones.
"En la región del sudeste de Queensland, de rápido desarrollo, la especie se ha reducido 60 por ciento en la última década debido a la combinación de enfermedades, ataques de perros y, principalmente, colisiones con automóviles", detalló.
Cuando se ven obligados a abandonar su hábitat natural, "los koalas usan todos los recursos que tienen a su alcance, lo que incluye árboles en patios traseros, árboles alineados a la vera del camino y medianas. La retención de estos hábitat marginales en áreas urbanas es importante para el movimiento y la dispersión de los koalas", señaló Jones, principal autor de un estudio que busca ayudar a que estos animales circulen de modo seguro.
El Servicio de Información, Rescate y Educación sobre la Naturaleza (Wires) de Australia rescató a un koala macho adulto que, confundido, se encontraba en el medio de un bosque de pinos talados en Nueva Gales del Sur. Estaba sentado encima de una pila de viruta, mientras camiones y maquinaria operaban en las cercanías.
"Si los koalas son expulsados de sus hogares como preparativo para actividades de tala, es común que luego regresen, deambulando, y queden confundidos al no encontrar nada allí", explicó la gerenta general de Wires, Leanne Taylor.
Organizaciones de defensa de los koalas sostienen que el gobierno pone los intereses mineros por encima del ambiente.
Según un portavoz de la Wilderness Society, "el hábitat de los koalas enfrenta la amenaza adicional de una minería de carbón en expansión y de las operaciones de gas de veta de carbón, la matanza de árboles a partir de los derrames de ese gas, y un mayor tráfico infraestructural y vehicular que acarrea el desarrollo minero. Eso deposita presiones extra sobre las ya menguantes poblaciones de koalas en Nueva Gales del Sur y Queensland".
El gobierno de Australia listó el año pasado al koala como "vulnerable" en el marco de la Ley de Protección del Ambiente y Conservación de la Biodiversidad de 1999, por recomendación del Comité Científico de Especies Amenazadas.
"Llevó 17 años de activismo lograr este listado, y organizaciones conservacionistas como la nuestra creen que en algunas regiones la especie requiere ser listada como bajo amenaza crítica", dijo a IPS el activista David Burgess, del Total Environment Centre en Sydney.
Deborah Tabart, presidenta de la AKF, declaró a IPS que "la protección no va suficientemente lejos, y el gobierno federal subestima el peligro que enfrentan los koalas".
"Necesitamos con urgencia una Ley de Protección de Koalas", agregó.
Existen otras dos amenazas mortales para estos mamíferos: la clamidia, una enfermedad de transmisión sexual, y el retrovirus del koala, similar al VIH (virus de inmunodeficiencia humana). Según algunas estimaciones, alrededor de la mitad de los koalas de Australia están infectados con una cepa de la clamidia, que causa infertilidad, ceguera, infecciones respiratorias y urinarias, e incluso la muerte.
Con una expectativa de vida de entre 10 y 14 años, los koalas suelen tener una sola cría al año.