La «ciega e irrestricta» integración de los desertores del rebelde Movimiento 23 de Marzo (M23) al ejército del República Democrática del Congo (RDC) podría dañar al país, alertó Thomas d’Aquin Mwiti, presidente de la coalición de grupos de la sociedad civil de la oriental provincia de Kivu del Norte.
Según el gobernador de la provincia, Julien Paluku, 519 rebeldes desertores fueron integrados a las Fuerzas Armadas de la RDC (FARDC) desde 2012.
Los combatientes que abandonan el M23 son admitidos de inmediato como soldados regulares en la base de Bweremana, a 50 kilómetros de Goma.
Pero Mwiti dijo a IPS que esta «admisión automática es simplemente una infiltración rebelde» en las FARDC.
«El gobierno primero tiene que adoptar un mecanismo para reintegrar y seguir de cerca de los desertores que podrían, en cualquier momento, regresar a la rebelión», sostuvo.
El coronel Nzala Ngomo, quien abandonó el M23, fue reintegrado en el ejército nacional el 1 de este mes.
Ngomo era comandante del batallón número 41 de las FARDC cuando decidió sumarse a las filas rebeldes luego de que Goma cayera en manos del M23, en noviembre de 2012. En abril pasado se rindió ante el ejército congoleño.
El M23, que lleva el nombre de la fecha en que fue firmado un acuerdo de paz en 2009 entre el gobierno congoleño y los líderes del antiguo grupo rebelde Congreso Nacional para la Defensa del Pueblo, lanzó su última insurgencia en abril de 2012.
Los rebeldes ocuparon Goma, la segunda ciudad más importante del país, en noviembre de ese año, y se retiraron tras una semana de ocupación, luego de que Uganda auspiciara un acuerdo entre los líderes del M23 y el gobierno de la RDC.
La organización insurgente ha sufrido muchas deserciones desde entonces.
Juvénal Munubo, legislador de Walikale, en Kivu del Norte, y miembro del Comité de Defensa y Seguridad de la Asamblea Nacional, coincidió con Mwiti en que la admisión inmediata de los rebeldes desertores constituía un riesgo.[related_articles]
«Es poco sabio integrar a esos desertores a las FARDC sin saber cuáles son sus verdaderos motivos. Primero deben pasar por un centro para su reeducación», dijo a IPS.
La situación es diferente para los rebeldes que se entregan a la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en la RDC (Monusco). Estos son inscriptos en el Programa de Desarme, Desmovilización, Repatriación, Reintegración y Reubicación, administrado por los servicios de seguridad e inteligencia del gobierno.
Desde abril, 87 combatientes del M23, incluyendo a 12 oficiales, ofrecieron su rendición en bases de la Monusco en los territorios de Rutshuru y Nyiragongo, al norte de Goma, capital de la provincia de Kivu del Norte.
El portavoz militar de la Monusco, teniente coronel Félix Prosper Basse, dijo a Radio Okapi que el número de deserciones rebeldes iba en aumento.
Pero Mwiti pertenece a un sector de la sociedad civil que cree que los desertores del M23 solo quieren evitar ser juzgados luego de que informes de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) los acusaran de cometer violaciones contra los derechos humanos.
«Insistiremos en una rigurosa aplicación de la justicia militar contra los que están mencionados en los informes», aseguró Mwiti.
Sin embargo, la Liga Juvenil de Rutshuru, colectivo de 24 asociaciones que luchan contra el reclutamiento de jóvenes por parte de grupos insurgentes, pidió al gobierno que reintegre de forma incondicional a los rebeldes a las FARDC para «poner fin a la guerra».
Según el presidente de la Liga, Bienvenu Mazirane, muchos combatientes del M23 tienen miedo de luchar contra una nueva brigada de intervención de la ONU, formada para neutralizar a 40 grupos armados en el este de la RDC.
«Estaban dispuestos a luchar contra las FARDC, pero no contra una brigada de la Monusco», dijo Mazirane a IPS.
A pesar de las deserciones, los líderes del M23 aseguran estar decididos a dar batalla.
«El gobierno se niega a firmar un acuerdo de cese del fuego con el M23, y esta brigada significa que la guerra solo podrá terminar con la victoria» militar de una de las partes, dijo el teniente coronel Vianney Kazarama, portavoz del grupo.
Kazarama dijo a IPS que las fuerzas insurgentes podían contar 4.500 hombres dispuestos a luchar, y minimizó las últimas deserciones.
Sin embargo, el grupo hace todo lo que pueda para evitar que sus soldados abandonen las filas y se unan a la Monusco.
La organización instaló un puesto de observación a apenas 30 metros de una base de la ONU en Kiwanja, al noroeste de Goma.
El 28 de abril, los rebeldes dispararon contra dos de sus propios combatientes que querían entregarse a la Monusco, pero estos lograron ingresar a la base, informó Mazirane.
Por su parte, Paluku dijo que los desertores eran «hijos perdidos que regresaron al redil». El gobernador de Kivu del Norte llamó a otros rebeldes a seguir el mismo ejemplo.
El gobierno central no quiso hacer comentarios sobre el asunto, simplemente reconoció las deserciones.