Los cuernos de rinoceronte valen su peso en oro en Vietnam

Un rinoceronte blanco en un santuario de la provincia sudafricana de Limpopo. Crédito: Jennifer McKellar/IPS.

A primera vista, el afiche parece ser la típica publicidad de un safari africano: un gran rinoceronte en un terreno abierto y escarpado. Pero al mirarlo más de cerca se ve que hay algo extraño.

Un montón de manos de seres humanos reemplazan a los dos cuernos que distinguen a este animal africano de sus pares de India y Java. Un mensaje sobre su cabeza dice: «Los cuernos de rinoceronte están hechos de los mismos elementos que las uñas humanas. ¿Todavía quiere uno?».

Producidos en conjunto por el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) y la también ambientalista Traffic, estos afiches aparecerán pronto en las paredes de lugares públicos en importantes ciudades vietnamitas, entre ellas Hanoi, la capital, y Ho Chi Minh.

Edificios de oficinas y de apartamentos e, incluso, aeropuertos, servirán de escenario para la campaña, que busca poner fin al ilegal comercio internacional de cuernos de rinocerontes, que colocan a estos ungulados al borde de la extinción.

Los expertos sostienen que no hay mejor lugar que esta nación del sudeste asiático, con 87 millones de habitantes, para llevar a otros países este duro mensaje. Organizaciones internacionales que controlan el comercio ilícito de biodiversidad señalan desde hace tiempo a Vietnam por el drástico aumento en la demanda interna de cuernos de rinocerontes africanos.

Cerca de 290 de los 20.000 rinocerontes que quedan en Sudáfrica fueron muertos para obtener sus cuernos desde el comienzo de este año, según conservacionistas a quienes les preocupa que tal práctica vuelva a alcanzar la cifra récord de 668 rinocerontes que cazadores furtivos mataron en 2012.

«Estamos en medio de una crisis de caza furtiva de rinocerontes», dijo a IPS el veterinario británico Mark Jones, director de la Humane Society International, con sede en Londres.

[related_articles]En los últimos tiempos Vietnam se convirtió en el principal mercado para los cuernos de estos animales, agregó.

El aumento en la demanda estuvo pautado por una creencia popular que se arraigó en el último lustro: que los cuernos de rinocerontes tienen propiedades medicinales especiales, que incluyen la capacidad de tratar el cáncer, curar resacas y actuar como afrodisíacos.

Naomi Doak, coordinadora del Programa del Gran Mekong en Traffic, indicó que la gráfica del afiche de la nueva campaña se desarrolló después de que expertos de dieron cuenta de que «una gran proporción del público vietnamita» no era consciente de que los cuernos de rinoceronte, una masa de cabello aglutinado, estaban compuestos de queratina, la misma sustancia básica que constituye las uñas de las personas.

La activista espera que sacar a la luz este hecho haga que la gente «piense dos veces antes de consumir cuernos de rinocerontes».

De todos modos, llevar a casa este mensaje será una tarea «prolongada y difícil», admitió Doak en una entrevista con IPS.

«Al haber muy pocas sanciones y consecuencias, a las personas no les preocupan realmente los impactos que tenga el consumo de (cuernos de) rinoceronte, ya sea en los animales o en las personas», planteó.

Un símbolo de estatus

Para comprender a qué se oponen las organizaciones ambientalistas, alcanza con recorrer la famosa parte antigua de Hanoi, un colorido entramado de 36 calles donde desde hace siglos se pregona la venta de artesanías y productos locales.

Aquí, comercios especializados en medicina tradicional china atraen a decenas de clientes que buscan remedios hechos con partes de animales salvajes, lo que incluye los cuernos de rinocerontes.

En su último documental «Bad Medicine – Illegal Trade in Rhinoceros Horns» (Mala medicina: El comercio ilegal de cuernos de rinocerontes), el conservacionista y cineasta Karl Ammann traza las rutas de los traficantes ilegales desde los escenarios naturales africanos hasta las calles de Vietnam, donde estos elementos «también se han vuelto un símbolo de estatus», dijo.

Esto explica por qué el oro, otrora obsequio favorito entre la clase en expansión de ciudadanos ricos en este país, fue destronado por los cuernos de rinocerontes, que actualmente llegan a 65.000 dólares por kilogramo.

Esto es «más que oro, gramo por gramo», según Jones.

Aunque el peso de los cuernos varía, uno solo puede venderse hasta en 150.000 dólares.

Se prevé que la presión sobre Vietnam para que reduzca la demanda de cuernos ilegales de rinoceronte aumentará tras las resoluciones aprobadas en la reunión celebrada del 3 al 14 de marzo en Bangkok por la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (Cites).

El fuerte lenguaje empleado en el encuentro, al que asistieron 178 países miembro, no logró imponer sanciones a Hanoi.

Mientras, el gobierno de país de régimen comunista niega insistentemente las acusaciones de ser un mercado importante en este comercio mundial. A menudo señala con el dedo acusador a su poderoso vecino del norte, China, que también está bajo escrutinio por estimular el comercio ilegal de biodiversidad, particularmente de partes de tigres.

Pero los activistas tienen pruebas, y no piensan quedarse callados.

Do Quang Tung, vicedirector del capítulo vietnamita de la Cites y quien presidió la delegación de su país a Bangkok, dijo a fines de marzo a un periódico de su país: «Desde 2004 hasta ahora fueron arrestados 13 (individuos) involucrados en el tráfico de rinocerontes, con un total de 150 kilogramos de cuernos» de estos animales.

Dos de estos casos ocurrieron a principios de 2013, añadió.

«En el comercio ilegal de cuernos de rinoceronte participan grupos delictivos altamente organizados, móviles y con buen financiamiento, integrados principalmente por ciudadanos asiáticos radicados en África», reveló a comienzos de este año un informe publicado por Traffic y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

«Estas redes han reclutado a pseudo-cazadores, entre los que se cuentan ciudadanos vietnamitas, prostitutas tailandesas y cazadores por apoderados desde la República Checa y Polonia para obtener cuernos de rinocerontes en Sudáfrica», agregó el estudio.

«La pseudo-caza se ha reducido significativamente a consecuencia de la decisión de abril de 2012 de impedir que ciudadanos de Vietnam obtengan licencias de caza y cambios en las leyes sudafricanas», señaló.

Otro motivo de vergüenza para Vietnam fueron los escándalos que involucraron a sus diplomáticos en la misión sudafricana, quienes fueron acusados de contrabandear cuernos de rinocerontes en 2006 y 2008. Cuando se los confrontó sobre estos incidentes en la reunión de la Cites en Bangkok, un funcionario del gobierno aseguró que esos diplomáticos habían sido «castigados» por sus acciones.

Hay grandes esperanzas de que la campaña de los afiches cumpla un rol en educar al público y en poner fin al comercio. Pero frenar la creciente demanda requerirá más que dos organizaciones de defensa de los derechos animales.

Nguyen Thuy Quynh, de WWF Vietnam, dijo a IPS: «Buscamos apoyo y cooperación de muchas empresas, celebridades, universidades, organizaciones internacionales y medios de comunicación masiva, todos los cuales tienen una voz importante a la hora de llegar a la comunidad e influir en ella».

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