Como muchos campesinos keniatas, Eunice Kemboi llegó a esta capital para presenciar la asunción a la Presidencia de Uhuru Kenyatta, imputado por la Corte Penal Internacional (CPI). También, como otros tantos y tantas, espera que el empoderamiento de los gobiernos locales mejore su calidad de vida.Otro asistente al acto como Kemboi, pero que prefirió no decir su nombre, señaló a IPS que confía en que Kenyatta cumpla con su promesa de "destinar a la creación de un fondo para las mujeres y los jóvenes los 70 millones de dólares reservados para la segunda vuelta electoral, que no se usaron".
Kenyatta fue elegido el 5 de marzo presidente de este país de África oriental con 50,07 por ciento de los votos, en una primera vuelta que convocó a 86 por ciento de los habilitados para sufragar.
Su rival, el ex primer ministro Raila Odinga, obtuvo 43,3 por ciento de los sufragios, según la comisión electoral, pero presentó un recurso ante la Corte Suprema alegando irregularidades en el proceso.
Pero el 30 de marzo, el alto tribunal dictaminó que la elección de Kenyatta y de su vicepresidente William Ruto, también imputado por la CPI, era válida.
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Kenyatta reemplazó a partir del martes 9 a Mwai Kibaki, cuyos cinco años de gestión estuvieron plagados de denuncias de corrupción.
El gobierno de Kenyatta asumió con un nuevo sistema de administración descentralizado, puesto en marcha el 5 de marzo. Las decisiones que atañen a 47 por ciento de los condados se tomarán en el ámbito local.
"Cuando se discutía el presupuesto nacional en el parlamento, millones de kenianos pobres se reunían en torno a una radio para enterarse de la reducción de precios de los principales insumos, pues nuestra mayor preocupación es sobrevivir día a día", dijo Benjamín Owuor, un obrero de Nairobi, en entrevista con IPS.
"Las decisiones sobre las necesidades de la gente común se tomaban en el parlamento ubicado en Nairobi. Ahora lo harán las asambleas locales, que están donde está la gente común", indicó.
El economista Danson Mwangangi dijo a IPS que la centralización del poder y de los recursos comprometió la creación de vínculos fuertes entre política, planificación y ejecución del presupuesto nacional.
"Los recursos no llegaban a la gente común como para mejorar los servicios o atender en forma efectiva su difícil situación", añadió.
El politólogo Ted Ndebu dijo a IPS que la descentralización permitirá reducir "las inequidades horizontales entre regiones, no solo llevando recursos para que sean gestionados por las comunidades, sino también suministrando a la gente una alternativa para fijar sus prioridades".
Estadísticas oficiales muestran que un millón de personas cada año se muda a Nairobi para ganarse la vida.
Eso hace, según Ndebu, que el país sufra enormes desigualdades en varias regiones pues las personas más capacitadas cerebros se trasladan a la capital nacional, donde están los recursos.
El sistema de gobernanza centralizado no toma en cuenta los niveles de pobreza entre las regiones en la distribución de recursos, añadió.
"Pongamos de ejemplo la provincia Central (vecina de Nairobi); los niveles de pobreza a escala nacional suelen estar por encima de 60 por ciento, pero allí están por debajo de 30 por ciento", explicó Ndebu.
Para mejorar el desarrollo y los servicios, en 2003 se creó el Fondo de Desarrollo de Distritos (CDF, por sus siglas en inglés), al que el gobierno central destina fondos para el desarrollo local. Pero los críticos sostienen que no es efectivo.
El CDF repartía en forma equitativa 75 por ciento de los recursos entre los 210 distritos de Kenia, el restante 25 por ciento lo distribuía según el grado de pobreza de cada uno.
"Con la descentralización, hay un fondo de equiparación para igualar las zonas más sumergidas al resto del país", explicó Ndebu.
Según Ndebu, la falta de sensibilidad del gobierno centralizado respecto de las "desigualdades regionales hace que haya gente en la provincia Costera que amenace con escindirse. Hay un excesivo sentimiento de exclusión y de negligencia de los gobiernos que siguieron a la independencia".
Desde hace un año, el Consejo Republicano de Mombasa, una organización secesionista de esa ciudad de la provincia Costera, presiona a Nairobi para que atienda sus problemas y reclama escindirse del resto del país.
Según datos oficiales, Mombasa está entre los principales contribuyentes a las arcas nacionales por estar sobre la costa del océano Índico, pero la población se queja de que goza de pocos beneficios.
"La descentralización mejorará la eficiencia en la asignación de fondos y la ejecución de recursos, equidad, participación ciudadana e, incluso, el empoderamiento ciudadano", indicó Ndebu.
El exceso de poder conferido al Poder Ejecutivo de un gobierno centralizado no ha servido para mitigar el nepotismo ni la corrupción.
La iniciativa del gobierno Kazi Kwa Vijana (Empleo para los jóvenes) es considerada un ejemplo de dónde se robaron recursos, así como el Fondo para una Educación Primaria Gratuita.
En octubre de 2011, el gobierno se vio obligado a devolver al Departamento de Desarrollo Internacional de Gran Bretaña un millón de libras (alrededor de 1,53 millones de dólares) por asistencia no justificada.
El sistema de gobernanza centralizado, dijo Ndebu, "estaba muy alejado de la gente común como para supervisar de forma eficiente el gasto público". Presumiblemente la descentralización permitirá un control mayor.