El sistema de transporte ferroviario en Zimbabwe puede desaparecer si el gobierno no toma medidas drásticas para solucionar una serie de problemas operativos que deterioraron su funcionamiento.«Los servicios ferroviarios están sin duda en crisis, debido a que (el Estado) tiene que seguir pagándoles a unas 7.000 personas, la mayoría de las cuales tienen de hecho pocas posibilidades de cobrar. Los servicios son una sangría», dijo a IPS el economista John Robertson, de la consultora Robertson Economic Information Services, en Harare.
Por su parte, el economista independiente Richard Laiton alertó que el sistema ferroviario zimbabwense podría dejar de funcionar definitivamente. «Es lamentable que el transporte ferroviario se vuelva ocioso y pasivo, y que por primera vez en la historia se haga obsoleto», dijo a IPS.
Según estadísticas de la oficina de Ferrocarriles Nacionales de Zimbabwe (NRZ, por sus siglas en inglés), hasta el año pasado, 120.000 personas viajaban a diario en trenes en todo el país. Este número cayó desde entonces 20 por ciento, y sigue en picada, según funcionarios de la NRZ.
«Solíamos tener frecuencias regulares de trenes de cercanías, pero ahora rara vez están disponibles, y ahora los operadores (de taxis y microbuses) nos exprimen el dinero que tanto nos cuesta ganar», dijo Dickson Chirambwi, residente del suburbio capitalino de Budiriro, en diálogo con IPS.
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Los aumentos de los precios de los combustibles tampoco contribuyen a mejorar la situación. El 11 de este mes, el ministro de Finanzas, Tendai Biti, anunció un incremento de 20 y 25 por ciento en los impuestos especiales al combustible diésel y al petróleo respectivamente, como forma de reunir dinero suficiente para financiar las elecciones previstas a fines de este año.
Actualmente, un litro de combustible cuesta 1,53 dólares si es diésel y 1,59 dólares si es en base a petróleo.
Los microbuses cobran unos 0,50 dólares por viaje, pero el costo se duplica en horas pico, mientras que los trenes de cercanías cobran 0,20 dólares por viaje.
Pero ahora esos viajes ferroviarios son poco frecuentes. Pidiendo mantener el anonimato, altos funcionarios de la NRZ en Harare dijeron a IPS que varias locomotoras y vagones estaban fuera de servicio, y que la compañía estatal tenía dificultades para mantener a sus trabajadores.
Las constantes protestas de los empleados por mayores salarios interrumpen los servicios. Las últimas huelgas obligaron la cancelación de la línea que une Bindura y Chinhoyi.
Dabuka es una estación en la central ciudad de Gweru, considerada el epicentro de la red ferroviaria nacional, conectando a Harare y Bulawayo y permitiendo que los zimbabwenses se trasladen a Mozambique, Sudáfrica, Botswana y Namibia. Pero ahora está casi desolada.
Robertson dijo que se necesita un considerable financiamiento para restaurar los servicios ferroviarios.
«También necesitamos recuperar muchas secciones luego de años de negligencia, y prácticamente tenemos que reconstruir el control de tráfico electrónico y los sistemas de señalización», señaló.
Además, «se perdieron las habilidades técnicas más importantes a lo largo de los años, y hay que reemplazarlas. Esto supone un desafío muy grande y caro», añadió.
Zimbabwe todavía está recuperándose de una crisis económica. Entre 2003 y 2009, este país de África austral tuvo una de las más graves tasas de hiperinflación del mundo. La inflación interanual llegó a 231 por ciento.
Kipson Gundani, economista de la Cámara Nacional de Comercio de Zimbabwe, dijo a IPS que la NRZ debería operar con sentido comercial.
«La NRZ sufrió debido a una crisis económica de duró una década y porque no tuvo intenciones de fines de lucro, lo que le hizo fijar precios sin un criterio de optimización de costos», dijo Gundani.
Por su parte, el economista Prosper Chitambara, del Instituto de Investigación sobre Trabajo y Desarrollo Económico de Zimbabwe, dijo a IPS que la NRZ necesita una recapitalización para salvarse.
La NRZ requiere entre 300 y 400 millones de dólares para modernizarse y rehabilitar su infraestructura, pero este año el gobierno solo le destinó 7,4 millones de dólares.
Biti dijo que las necesidades de rehabilitación y mantenimiento de los servicios ferroviarios superaron la capacidad presupuestaria del gobierno.
Empresarios zimbabwenses también dijeron haberse sentido afectados por las deficiencias del transporte.
«Los negocios eran más viables antes para mí, cuando solía traer mis neumáticos por tren desde Sudáfrica para venderlos, pero ahora tengo que gastar más dinero contratando pesados camiones, porque los trenes ya no son confiables», dijo a IPS el empresario Brighton Mugadzi.
El jefe de relaciones públicas de la NRZ, Fanuel Masikati, admitió que el mal desempeño de la compañía pública contribuyó con el cierre de más de 90 firmas de Bulawayo el año pasado.
Los pequeños comerciantes también se ven afectados. Muchos vendedores dependían de los trenes para viajar a Mbare-Musika, el mayor mercado de frutas y verduras en Harare.
«Los trenes de cercanías solían cobrarnos 0,20 dólares por viaje, pero ahora rara vez los vemos operar», dijo a IPS la vendedora Margret Chihwai, de 43 años.
Ahora, para ir al mercado, esta mujer del suburbio capitalino de Mufakose debe tomar un microbús y pagar un dólar por viaje en las horas pico de la mañana.
Otras, como Garikai Zinhu, de 46 años, se han visto más perjudicadas aun. «Solía tomar todos los días los trenes de cercanías para vender en ellos, y así mantenía a mi familia. Pero ahora no tengo forma de hacer eso», dijo a IPS.