El mar es el único ámbito que domina Arul Das, de 40 años. Solo mirando las nubes o calculando la dirección del viento, este pescador del norte de Sri Lanka sabe en qué condiciones tendrá que desempeñar su trabajo.
Hasta mayo de 2009, la zona en la que pescaba era el más peligrosa de la región. Tenía que cuidarse de los mortales enfrentamientos entre la marina de guerra de Sri Lanka y la unidad naval de los rebeldes Tigres para la Liberación de la Patria Tamil-Eelam.
Los Tigres, que entonces luchaban para crear un estado independiente para la minoría tamil en el norte de este país insular de Asia meridional, solían contrabandear armas por el mar y realizar ataques suicidas contra la fuerza naval del gobierno.
Los rebeldes usaban botes civiles, por lo cual Das y otros pescadores como él debían ser particularmente cuidadosos para no ser confundidos y atacados por las fuerzas del gobierno.
"Había restricciones a la pesca sobre cuándo podíamos salir, sobre la capacidad de los motores que podíamos usar y sobre cuán lejos podíamos ir", contó Das a IPS.
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La guerra concluyó en mayo de 2009, cuando los Tigres fueron derrotados por el gobierno. Das y miles como él pensaron que había llegado el fin de sus problemas.
Pero, casi cuatro años después de que concluyera el conflicto y de que las restricciones fueran levantadas, este pescador no ha podido incrementar sus capturas. Ahora afronta una nueva amenaza: miles de pescadores indios que incursionan ilegalmente en aguas srilankesas.
Todo los días se puede ver a los más grandes y poderosos barcos indios pescando furtivamente en el estrecho de Palk, que marca la separación de las jurisdicciones marítimas de Sri Lanka e India.
Estos pesqueros de arrastre usan redes más grandes, algunas de las cuales tienen vigas para lograr una mejor tracción mientras recogen los productos marinos del lecho del océano.
Los pescadores srilankeses, con botes más pequeños, saben bien que los intentos de competir con los indios pueden causarles serias pérdidas. "Cada vez que choco casualmente contra los pesqueros de arrastre indios, vuelvo con daños por más de 1.000 dólares", dijo Das.
Ahora simplemente se mantiene alejado de las áreas donde operan los barcos más grandes. Pero esas son las aguas más ricas en peces.
Maarten Bavinck, director del Centro para Investigación Marítima, con sede en Ámsterdam, estudia el impacto de las incursiones indias.
El experto dijo a IPS que más de la mitad de los estimados 5.000 pescadores de arrastre indios, con base en puertos del sur como Rameshwaran y Nagampathan, explotan los recursos de las aguas srilankesas.
Los estudios de Bavinck en dos aldeas del norte de Sri Lanka muestran que los pescadores locales se han visto duramente afectados: antes solían ir al mar por 200 días o hasta un año entero, y ahora lo hacen solo entre 60 y 80 días.
"Las incursiones de los barcos de arrastre son la principal razón de la caída de la pesca de estos días", dijo.
El impacto económico de esta disminución es dramático. Entre 20.000 y 28.000 familias, unas 100.000 personas en total, dependen de la pesca en el norte de Sri Lanka, según información del gobierno.
Bavinck estima que sus ingresos cayeron hasta 20 por ciento. En algunos casos, las pérdidas ascienden a 300 dólares anuales para pescadores cuyo ingreso mensual es de entre 7.000 y 8.000 rupias (entre 53 y 60 dólares).
"Como no pueden alimentar a su familia con lo que ganan en 60 días (en el mar), esos pecadores necesitan fuentes de ingresos adicionales, por ejemplo trabajando como albañiles", indicó.
La pesca furtiva aumenta a pesar de que las fuerzas navales india y srilankesa patrullan los 463 kilómetros de agua que separan a ambos países.
Barcos pesqueros indios llegan incluso a las orientales ciudades srilankesas de Trincomalee y Mulaittivu, a más de 300 kilómetros de la costa india.
El director general del Departamento de Pesca y Recursos Acuáticos de Sri Lanka, Nimal Hettiarchchi, dijo a IPS que las autoridades de los dos países buscaban soluciones al problema.
"No creemos que un mayor control sea la respuesta. Tenemos que encontrar una solución viable para apoyar a los pescadores de ambos lados", añadió.
El funcionario informó que continuaban las discusiones a nivel ministerial y a través de una comisión conjunta sobre pesca creada en 2011.
Bavinck sostuvo que la solución pasaba por un compromiso mutuo. "Hay que reducir la flota de barcos de arrastre de India, para que corresponda con la capacidad de las aguas de ese país. Este es un proceso complejo", indicó.
"La flota india de barcos de arrastre no tiene otro lugar para ir que las aguas de Sri Lanka", dijo Bavinck.
Por ahora prevalece la paz. Pescadores srilankeses dijeron a IPS que procuran no provocar a sus pares indios.
"Nos recomendaron que los dejáramos pescar y volviéramos. Incluso la marina parece estar haciendo eso", dijo Douglas Paul, propietario de barcos en el puerto de Point Pedro.