Más de dos millones de personas que dependen directamente del tercer lago más grande de África para su subsistencia esperan con ansias que una mediación internacional resuelva la histórica disputa entre Malawi y Tanzania por esa fuente de agua dulce.
La mediación por el lago Malawi comenzará este mes, luego de que ambas partes aceptaron en diciembre la asistencia del Foro de Exjefes de Estado y de Gobierno Africanos, presidido por el expresidente mozambiqueño Joachim Chissano (1986-2005).
"Después de varios intentos de resolver la disputa, nos dimos cuenta de que hemos fracasado y de que necesitamos una tercera parte que nos ayude", dijo a IPS el secretario principal de la cancillería de Malawi, Patrick Kambabe.
"En enero, Malawi presentó su posición luego de aceptar que el Foro nos ayudara a resolver la disputa", añadió.
Por su parte, en una entrevista con los medios de su país, el secretario de la cancillería de Tanzania, John Haule, confirmó que su gobierno también había aceptado la mediación de exlíderes regionales y que había notificado su propia posición a Chissano.
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"El Foro ahora está revisando el documento, y luego haremos consultas si es necesario", dijo Haule, agregando que esperaba que el asunto estuviera definitivamente resuelto en tres meses.
Unos 1,5 millones de malauíes y 600.000 tanzanos dependen del lago para alimentarse, transportarse y cubrir otras necesidades diarias.
Cuando IPS visitó el distrito malauí de Karonga, sobre las costas del lago, las comunidades locales expresaron su preocupación por la creciente tensión.
"Yo solía cruzar cada dos semanas la frontera hasta Kyela, en Tanzania, para intercambiar azúcar por vestimentas, que yo vendía. Pero ahora solo voy una vez por mes, porque los funcionarios tanzanos en el puesto fronterizo de Songwe se han vuelto severos y nos maltratan", dijo Joyce Nyirongo.
Esta madre de cuatro hijos no quiso dar más detalles sobre los maltratos, por temor a represalias.
Conocido como lago Nyasa en Tanzania y lago Niassa en Mozambique, este cuerpo de agua dulce estaría asentado sobre grandes reservas de petróleo y gas, según un nuevo informe del gobierno malauí.
Este potencial reavivó la disputa fronteriza, sin solución desde hace casi medio siglo.
El conflicto se agravó en julio de 2012, cuando Malawi otorgó licencias para explotación de petróleo a la empresa británica Surestream Petroleum.
Y en diciembre, Lilongwe concedió la segunda mayor licencia a la sudafricana SacOil Holdings Ltd.
Dos veces, Malawi y Tanzania procuraron resolver la disputa por vías diplomáticas, pero sin resultados.
Ahora, ambos gobiernos esperan que la mediación que comienza este mes ponga fin a la disputa.
Reclamos por tratado colonial
El primer presidente de Malawi, Hastings Kamuzu Banda (1966- 1994), fue el primero en afirmar que el lago era parte de su país. Basó su reclamo en el Acuerdo de Heligoland, de 1890, entre Alemania y Gran Bretaña, según el cual la frontera coincidía con la costa tanzana del lago.
El tratado fue avalado en 1963 por la Cumbre de la Organización para la Unidad Africana, celebrada en Etiopía, y fue aceptado a regañadientes por Tanzania.
El canciller malauí, Ephraim Chiume, dijo a IPS que el tratado también fue apoyado por la Unión Africana en 2002 y 2007.
"El Acuerdo de Heligoland nos dio todo el lago y esa es la base de nuestra posición", dijo Chiume.
En cambio, Tanzania señala que el tratado tiene fallas, y que le corresponde la mitad del lago, como es la práctica cuando dos países tienen costa sobre un mismo curso de agua.
"Tanzania recurrió al derecho internacional, que indica que las fronteras generalmente son trazadas en el medio de un cuerpo de agua. Tanzania, por tanto, debe tener dominio sobre la mitad del lago", dijo a IPS en conversación telefónica el canciller de ese país, Bernard Membe.
El ministro indicó que el tratado tiene fallas porque les niega a los tanzanos que viven en las costas del lago utilizar el agua y los recursos para su subsistencia.
Estas son las posturas que Chissano y sus dos colegas, el expresidente sudafricano Thabo Mbeki (1999-2008) y el expresidente botsuano Ketumile Masire (1980-1998), tendrán que considerar.
Preocupaciones ambientales
Mientras, la disputa también puso sobre el tapete el impacto que tendría la perforación petrolera en el lago, donde habitan más de 2.000 especies diferentes de peces y que atrae a buzos de todo el mundo.
Ambientalistas locales temen que las operaciones en el lago perjudiquen el ecoturismo y la pesca en la zona norte de Malawi.
"Pondrá en peligro la vida social y económica de millones de personas que dependen directamente del lago para agua, transporte y sobre todo proteína a través del pescado", dijo Reginald Mumba, de la organización no gubernamental local Rehabilitación del Ambiente.
Luego de que las conversaciones directas entre los dos países fracasaran a fines del año pasado, la presidenta de Malawi, Joyce Banda, dejó en claro su intención de llevar el caso a la Corte Internacional de Justicia.
Ahora, tanto los políticos como los pescadores del lago esperan que la mediación logre una resolución diplomática sin necesidad de acudir a La Haya.