Mientras el debate sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo persiste en Estados Unidos, la comunidad de lesbianas, gays, bisexuales y transgénero (LGBT) espera contar con un renovado impulso a partir de este año gracias a la voz que ganó en el Congreso legislativo.El cambio llegó inexorablemente a los pasillos del poder: un récord de siete políticos abiertamente homosexuales o bisexuales integran la nueva asamblea legislativa.
Aunque todavía pequeño, el número representa un significativo aumento respecto de la legislatura anterior, cuando solo había cuatro.
"En 2012, casi duplicamos el número de miembros del Congreso que eran (de la comunidad) LGBT, incluyendo al primer senador, así que fue un año realmente importante", destacó Denis Dison, vicepresidente de comunicaciones del Victory Fund, organización que recolecta fondos para candidatos abiertamente homosexuales, en diálogo con IPS.
Los cuatro congresistas LGBT de la pasada legislatura fueron los representantes Barney Frank, de Massachusetts (noreste), Tammy Baldwin, de Wisconsin (norte), Jared Polis, de Colorado (centro), y David Cicilline, de Rhode Island (noreste).
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La situación para la comunidad LGBT se complicó el año pasado cuando Frank, legislador progresista que estuvo en el Congreso desde 1980, decidió retirarse, y Baldwin optó por abandonar su banca para postularse al Senado. Esto dejaba a Polis y a Cicilline como las únicas voces de la minoría gay en la Cámara de Representantes.
Sin embargo, luego fueron electos otros tres políticos abiertamente homosexuales: Sean Patrick Maloney, de Nueva York (noreste), Mark Pocan, de Wisconsin, y Mark Takano, de California (oeste). También ocupó una banca Kyrsten Sinema, de Arizona (sudoeste), primera congresista en declararse abiertamente bisexual.
Por tanto, los actuales siete congresistas de la comunidad LGBT son: Cicilline, Maloney, Pocan, Polis, Sinema y Takano en la Cámara de Representantes, y Baldwin en el Senado.
Polis señaló sentirse muy entusiasmado por esta presencia récord en el Congreso de miembros de la comunidad LGBT. "Aunque no refleja la proporción en la población general, al menos es un movimiento en la dirección correcta", dijo a IPS.
Polis explicó que alrededor de cinco por ciento de los 331,5 millones de estadounidenses se reconocen parte de la comunidad LGBT.
"Tendrían que ser entre 20 y 30 por ciento legisladores de la comunidad LGBT", de un total de 435 miembros del Congreso, añadió.
"Tampoco tenemos una justa representación de mujeres. Estamos haciendo avances, pero todavía estamos en deuda con otros grupos minoritarios", añadió.
"Para ser claro, nuestro Congreso nunca refleja como es Estados Unidos en realidad", indicó Dison. "Las mujeres nunca estuvieron (adecuadamente) representadas, ni las personas de color".
"Los hombres blancos y heterosexuales tienen una representación absolutamente exagerada en la política, y la han tenido por muchos, muchos años", añadió.
El primer congresista abiertamente homosexual, Gerry Studds, de Massachusetts, fue obligado a abandonar su banca en 1983 debido a un escándalo por una relación con un adolescente de 17 años.
Barney Frank fue elegido por primera vez en 1980, pero pasaron siete años para que "saliera del closet".
Pero los tiempos han cambiado.
Baldwin se convirtió en la primera persona abiertamente homosexual en acceder a un escaño cuando fue electa para la Cámara de Representantes en 1998. Ella declaró su homosexualidad a los 21 años y sus padres la apoyaron con entusiasmo, dijo a la revista Metro Weekly en 2009.
Por su parte, Polis ya se había declarado homosexual cuando trabajaba como empresario. Ayudó a abrir varias escuelas subsidiadas en Colorado antes de postularse al Congreso.
Él y su pareja, Marlon Reis, tienen un hijo, Caspian Julius, nacido en 2011. Ambos se negaron a informar si el pequeño fue adoptado o nació a través de una madre sustituta.
Polis dijo a IPS que, desde que ingresó al Congreso, no ha sufrido abierta discriminación ni homofobia de otros legisladores.
"Nunca hubo problemas. Todos entienden que cada uno fue elegido como corresponde", señaló. "El tema es que aún no tenemos beneficios para nuestras parejas. Esa es una gran frustración".
Baldwin introdujo un proyecto de ley para extender los beneficios del Estado a las parejas de empleados federales, incluyendo a los miembros del Congreso, pero el texto se estancó en la Cámara de Representantes.
No obstante, eso podría cambiar. "Tener seis miembros permite a nuestra comunidad estar presente en diversos comités. Se produce una discusión diferente cuando hay una persona LGBT en la sala", dijo Polis.
El Congreso "funciona mejor cuando está representado Estados Unidos como un todo, los tipos de trabajo que tiene la gente, los tipos de familias que tienen, su origen étnico y su fe", añadió.
También "uno puede ver a miembros LGBT del Congreso interesados en otros temas de discriminación, sea racial o de género, y participando en coaliciones, ya que es parte de la experiencia compartida de ser minoría", señaló por su parte Dison.
Todos los actuales congresistas homosexuales o bisexuales pertenecen al gobernante Partido Demócrata.
Sin embargo, en el pasado hubo dos legisladores homosexuales del ahora opositor Partido Republicano: Jim Kolbe de Arizona y Steve Gunderson de Wisconsin.
La creciente apertura en Estados Unidos hacia una representación más diversa en la política quizás quedó mejor ejemplificada en el discurso de campaña de Mazie Hirono, de Hawaii, elegida el año pasado para ocupar una banda en el Senado.
"Traigo una cuádruple diversidad al Senado", dijo Hirono en un mitin. "Soy mujer. Seré la primera mujer asiática en ser elegida para el Senado. Soy inmigrante. Soy budista. Cuando comento esto en mis reuniones, algunos me dicen: Sí, ¿pero es usted gay? Y yo les respondo: Nadie es perfecto".