Salpicada de arrozales rodeados de palmas, la sureña provincia camboyana de Kampong Speu resulta my pintoresca. Pero detrás de sus paisajes idílicos, lucha por incrementar su atractivo turístico y mejorar la situación de los agricultores pobres, como ya logró otra provincia vecina.En 2009, la provincia de Kampot fue para Camboya lo que Champagne para Francia, una región a la que se concedió el prestigioso estatuto de Indicación Geográfica (IG), una denominación de origen que valoriza determinados productos de la zona.
Según un informe del Ministerio de Comercio, "un producto IG debe tener una calidad específica vinculada a las características de su zona de producción geográfica, y debe tener una reputación bien establecida entre los consumidores en relación con ese origen".
El registro como producto IG también requiere que los agricultores usen abono natural en lugar de fertilizantes químicos y plaguicidas orgánicos en vez de venenos químicos, así como que las fuentes de agua estén libres de contaminación con arsénico.
En Kampot, los agricultores que proveen a los mercados gourmet de Europa de su pimienta, calificada como la mejor del mundo, gozan de ingresos superiores a los de sus pares de otras partes del país.
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Treinta por ciento de los 14 millones de habitantes de Camboya viven con menos de un dólar al día.
Kampong Speu, cuyo suelo arenoso es único en la región, también obtuvo el estatus IG por su azúcar de palma Pero la región sufrió en 2009 el impacto de la producción industrial de caña de azúcar, por lo que perdió protagonismo en ese rubro frente a su vecina más ecológica.
Las imágenes de familias afectadas, a las que se arrancó su tierra para pasar a manos de grandes plantaciones de caña de azúcar, quedaron asociadas a esa provincia cuando un acuerdo comercial, en el marco de la iniciativa Todo Salvo Armas de la Unión Europea, estimuló las exportaciones del producto.
Por ello, el estatus GI tuvo resultados muy diversos en cada provincia. Los especialistas creen que la mayor diferencia obedece a la imagen que proyectan ambas regiones en el exterior.
Kampot enseguida se asocia con el turismo por sus playas, sus característicos edificios de la época colonial francesa, sus haciendas de cocina francesa y la "pimienta de oro negro", según la Asociación de Agricultura Orgánica de Camboya (Coraa).
Esa provincia también se jacta de una saludable industria turística con 46 hosterías, con una oferta de 549 habitaciones, y seis hoteles, con otros 353 cuartos, según fuentes oficiales.
Kampot también tiene programas innovadores para combinar el turismo con la venta de pimienta. Por ejemplo, los conductores de las motocicletas-taxi hacen de enlace entre el agricultor y el consumidor.
Rany, conductor y guía, dijo a IPS que tiene una lista de clientes que regresan para comprar la pimienta directamente a los agricultores y venderla en el extranjero.
En contraste, Kampong Speu es conocida por su agricultura e industria, pero no desarrolló su encanto como para atraer gran cantidad de turistas. Por eso, su producto insignia no concentró la atención internacional.
Sun Somnang, de la compañía exportadora Starling Farm y miembro de la Asociación para la Promoción de la Pimienta de Kampot y de la Asociación para la Promoción de la Caña de Palma de Kampong Speu (KPSA), dijo a IPS que urge una campaña para promover la palma y el azúcar y atraer turistas.
Especialistas como Somnang y el gobierno de Kampong Speu buscan mejorar las condiciones de vida de los agricultores de la provincia, cuyo ingreso bruto promedio oscila entre 500 y 1.000 dólares anuales.
La mayoría de los cultivadores de palma solo poseen una hectárea y suelen explotan un promedio de 16 árboles cada uno, según KPSA.
Los ministerios de Comercio y de Agricultura colaboraron con las empresas de mercadeo, en el inicio del proceso de solicitud del estatuto IG, para ayudar a preservar el cultivo de palma.
Promoviendo la palma
Para los camboyanos, la palma es un ícono nacional, de la que todo se aprovecha. Sus hojas y madera se utilizan como material de construcción, en tanto la savia sirve para fabricar azúcar y vino.
Pero la producción de azúcar da mucho trabajo, pues los agricultores deben trepar a los árboles para cosechar la savia, y luego cocinarla al fuego para transformarla en azúcar y vino.
Los árboles de palma desprotegidos fueron talados en la última décadas, a medida que la industria de caña azucarera caló en la región. Desde 2009, ese sector destruyó más árboles, según investigadores, aunque no hay registros oficiales.
Un mapa publicado por la "campaña por un azúcar limpio" ilustra las concesiones de caña azucarera rodeadas por distritos con palmas de Kampong Speu.
En un intento por salvar las palmas, de crecimiento lento, el primer ministro de Camboya, Hun Sen, prohibió que fueran cortadas, en una norma que rige desde hace seis meses, explicó Somnang.
David Pred, de Bridges Across Borders, una organización que defiende a las víctimas del acaparamiento de tierras, dijo que los cultivadores pobres de palma pierden sus tierras por las concesiones a plantaciones. También las venden por el alto valor de la tierra, debido al alto flujo de inversión extranjera directa.
Para apoyar a los agricultores, urge aumentar los salarios, señalan defensores de las 20.000 familias que dependen de la palma.
El precio de la pimienta de Kampot se disparó de cuatro a 16 dólares por kilogramo para algunas variedades con estatus IG. En cambio, el azúcar de palma sigue vendiéndose a un dólar por kilogramo en los mercados exclusivos.
Organizaciones no gubernamentales ayudan a los productores de palma de las provincias de Takeo, Kampong Speu y Kampong Chhnang, para que puedan aumentar sus ganancias.
Una organización local concluyó que se necesitaban mejores estrategias de mercadeo para aumentar las ganancias, que utilicen el estatus IG para conectar a los agricultores con los mercados internacionales más ricos.
La empresa camboyana Confirel obtuvo un logro considerable con la promoción de la pimienta de Kampot, pero aún no ha lanzado una campaña de promoción del azúcar de palma en Europa, según Coaraa.
Ton Gordon, del no gubernamental Proyecto Pimienta y quien logró introducir este producto en el mercado estadounidense, dijo a IPS que a partir de este mes comenzaba con la importación de azúcar de palma.