Encuestas de intención de voto generan recelo en Kenia

Steve Bonuke, presidente de Trans Youth Group. Crédito: Miriam Gathigah/IPS.
Steve Bonuke, presidente de Trans Youth Group. Crédito: Miriam Gathigah/IPS.

Cuando la única mujer candidata a la Presidencia de Kenia, Martha Karua, cuestionó las encuestas que le daban uno por ciento en la intención de voto, varios sostuvieron que las criticó porque el resultado no le era favorable. Pero muchos otros también dudan de los sondeos.

Las dudas de Karua, al parecer, no son injustificadas. El método utilizado por las empresas encuestadores para elegir la muestra y hacer la investigación generó varias preocupaciones en este país de África oriental, cuando faltan pocos días para los comicios del 4 de marzo.

"Las encuestadoras utilizan los usuarios de teléfonos móviles registrados para hacer su muestra, a diferencia de los ciudadanos habilitados para votar como la Comisión Electoral (http://www.iebc.or.ke/)" (IEBC, por sus siglas en inglés), dijo a IPS el estadista Charles Onyango.

"Las últimas encuestas de opinión concluyeron que 95 por ciento de los consultados dijeron estar habilitados para votar, pero solo dos tercios estaban registrados, según los datos de la IEBC", explicó.

Hay tres grandes empresas encuestadoras en Kenia, Infotrack, Ipsos Synovate y Strategic Research, y sus resultados recibieron gran cobertura periodística, muchas veces en primera plana.
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Numerosos analistas sostienen que las encuestas fueron encargadas por fuentes tendenciosas y que, en vez de reflejar la opinión pública, sus conclusiones controvertidas probablemente incidan en el comportamiento de los votantes, lo que podría derivar en episodios de violencia.

En los comicios de 2007, coincidieron analistas, los partidarios del actual primer ministro Raila Odinga se negaron a reconocer su derrota porque las encuestadoras habían pronosticado que él obtendría la mayoría de los votos.

"El peligro es que hay mucha gente que no comprende que un sondeo electoral no es una votación", dijo a IPS el politólogo Paul Muigai, de Nairobi.

"Esa confusión es la que, en gran parte, contribuyó a la violencia de 2007-2008, motivada por las controvertidas elecciones, y casi termina en una guerra civil", añadió.

Tras el primer debate en Kenia entre los candidatos, el 11 de este mes, las encuestadoras dijeron que el presidenciable y viceprimer ministro Uhuru Kenyatta encabezaba los sondeos.

Pero el analista de medios y conferencista Wilson Ugangu, del Colegio Universitario de Multimedios de Kenia, dijo a IPS que los resultados de esas encuestas no son útiles para mostrar la tendencia electoral en los próximos comicios.

"Además, las encuestadoras no tomaron en cuenta la dinámica de dos medios diferentes, la radio y la televisión, ni su impacto en la percepción de la gente sobre la actuación de los candidatos en el debate", arguyó.

Las personas que escucharon el debate por la radio y las que lo vieron por televisión se formaron una idea diferente de los candidatos, subrayó Ugangu.

Ese tipo de cuestiones afectó la credibilidad general de los sondeos de opinión.

"Este país no se ha dotado de encuestadoras confiables ni fiables porque se guardan información vital", sostuvo Steve Bonuke, presidente de Trans Youth Group, una organización de la provincia Valle del Rift dedicada a promover la paz, la tolerancia política y el empoderamiento de jóvenes.

"Por ejemplo, no sabemos quiénes las financian ni a qué intereses responden", dijo a IPS.

"Sus resultados no harán más que avivar las tensiones, el conflicto y la violencia como hicieron en 2007-2008, cuando los perdedores creyeron más en las encuestas que en el órgano electoral", se lamentó Bonuke.

Incluso se refirió a unos sondeos realizados por dos de las grandes encuestadoras en el mismo periodo y en condados similares que obtuvieron resultados significativamente diferentes.

"Confirmó lo que siempre creímos: las encuestas no son ni científicas ni objetivas", remarcó.

Numerosos analistas coinciden en que las encuestas electorales tendrán un impacto significativo en las urnas.

"Si no pronostican las tendencias con cuidado, pueden elevar las expectativas y causar euforia en torno a los candidatos vencedores, lo que puede derivar en unas elecciones disputadas", alertó Bonuke.

"Muchos keniatas no saben que las encuestas electorales son solo sondeos de opinión y no las verdaderas elecciones. Cuando el resultado de los comicios contradice lo que previeron las encuestadoras, se puede llegar a repetir la violencia de 2007-2008, donde los perdedores podrían negarse a reconocer la derrota", coincidió el estadista Onyango.

El temor también es compartido por el presidente de la IEBC, Isaak Hassan, quién pidió que se prohibieran los sondeos tres meses antes de las elecciones generales.

Pero no hubo mucho apoyo político para regular el proceso.

Cuando el exparlamentario Bonny Khalwale presentó el proyecto de ley Publicación de las Encuestas de Opinión Electoral en 2011, chocó contra la fuerte oposición de quiénes han sido favorecidos de forma consistente por los sondeos.

La iniciativa apuntaba a regularizar las encuestas según estándares internacionales.

"Odinga se opuso en forma enérgica al proyecto de ley porque las encuestas siempre lo favorecieron", sostuvo el politólogo Muigai.

"La cuestión de la muestra es clave. Si debes encuestar en Nairobi y el encuestador solo hace entrevistas en (el asentamiento informal de) Kibera, los resultados no pueden ser representativos", añadió Onyango.

Eso es porque Kibera es uno de los bastiones de Odinga, opinó.

"No puedes encuestar a un subgrupo étnico y sostener que los resultados son representativos del voto de una comunidad entera. Cada una de ellas tiende a gravitar en torno a ciertos políticos", añadió el estadista.

La dirigente Immaculate Musya, quien estuvo en la secretaría del Movimiento Democrático Naranja, también cuestionó a las empresas encuestadoras.

"Nunca fui entrevistada ni conozco a nadie que lo haya sido. Vivo en Nairobi y ando constantemente en la calle", alegó Musya, quien ya no es candidata a las elecciones.

En cambio, Jennifer Massis, quien aspira a un escaño parlamentario en el Valle del Rift, no considera que las encuestadoras representen un problema.

"No politicemos un ejercicio meramente científico. Las encuestas de opinión se hacen para beneficio de los dirigentes políticos", dijo a IPS. "Nos dan información sobre las tendencias de voto y nos facilitan una reflexión estratégica", añadió.

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