SIERRA LEONA: Jóvenes sin oportunidades se vuelcan a las drogas

Un fuerte olor a marihuana inunda el aire mientras Gibrilla, de 23 años, lía con destreza un porro en el local de la pandilla Miembros de Sangre, en un barrio pobre de la capital de Sierra Leona.

"La mayoría de los muchachos fuma diamba (marihuana) aquí", relató Gibrilla, señalando hacia el barrio marginal de Bahía de Susan. Él fuma desde los 11 años, y suele consumir unos 15 porros al día.

"El primero lo prendo a las cinco de la mañana cuando me levanto", relató a IPS. "Me hace sentir bien", apuntó.

El enorme desempleo de Sierra Leona alienta el uso de drogas entre jóvenes urbanos. Esta tendencia, según especialistas, es responsable de delitos violentos. Los médicos están preocupados por las consecuencias para la salud de quienes consumen durante mucho tiempo, pues el país no está preparado para atenderlos.

En otra parte de la ciudad, Patrick, que dice tener unos veinte y tantos años, bebe a sorbos de una bolsita de plástico con gin mientras habla de su relación con las drogas.
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"Consumo cocaína, marihuana y alcohol", dijo a IPS. "No elegí vivir así. Sobrevivía en la calle y a veces no tenía dónde dormir. No tenía nada", subrayó.

"Estoy desesperado si no consumo", alegó.

Su amigo Alimu, lleno de tatuajes y con las iniciales de su pandilla delineadas con el pelo en la cabeza, opina igual. "No quiero dejar de consumir. La necesito ahora", aseguró.

No sabe bien cuánto consume por día, pero sabe que se gasta todo el dinero que puede conseguir en drogas y alcohol.

El superintendente adjunto de la policía de Sierra Leona, Ibrahim Samura, dijo estar alarmado por la "avalancha de abuso y adicción".

"Es peor que antes, anfetaminas, cannabis y heroína son todas un problema", señaló. El cannabis es la más disponible, apuntó. "Ahora se cultiva en casi todos los distritos (provincias). En algunas partes del norte del país incluso se usa como moneda para el trueque", añadió a IPS.

Hubo un enorme aumento del consumo de drogas durante y después de la guerra civil de 11 años (1991-2001), indicó Samura. "La gente consumía para lidiar con el estrés de la guerra", explicó.

Edward Nahim trabaja en cuestiones de salud mental y drogas en Sierra Leona desde hace 40 años, y coincidió en que el problema está, en cierta forma, vinculado a la guerra civil. "El conflicto mismo puede ser un factor coadyuvante, porque una vez que adquieres malos hábitos se hace difícil parar", indicó.

Pero, además, dijo que el problema de la adicción en Sierra Leona tiene que ver con la falta de oportunidades de empleo.

"Es más común entre vagabundos desempleados, porque no tienen nada que hacer. Son los que pasan más tiempo en lugares donde se consume o en los barrios marginales", añadió.

Jóvenes pobres y traumatizados consumen drogas solo para "matar el aburrimiento", indicó Samura.

El desempleo afecta en este país del occidente de África a 70 por ciento de los jóvenes, según el Banco Mundial, y muchos consumidores de Freetown aseguran que si el gobierno les ofreciera trabajo ya no necesitarían drogas.

"Si tuviera trabajo dejaría de fumar", aseguró Gibrilla. "Pero cuando no tengo trabajo, en la mañana me siento a fumar diamba", añadió.

Ibrahim Jones, residente de Bahía de Susan, quien luce una pulsera de "Lucha contra las Drogas", también cree que reducir el desempleo es fundamental para atender el problema de la adicción. "La gente fuma porque no hay trabajo", manifestó.

A Samura le preocupa la relación entre drogas ilegales y delitos violentos. Según él, el abuso en el consumo está estrechamente vinculado al aumento de organizaciones mafiosas en Sierra Leona.

"Hay unas 250 organizaciones delictivas en este país", dijo a IPS, tras lo cual mencionó a varias como "Gang Killers", "Blood Drain", "Hisbola" y "Da Elusive Thugs".

El abuso "los hace comportarse de forma anormal y hacer cosas que no harían si estuvieran en sus cabales", arguyó. Drogados, estos jóvenes "tienen agallas para matar y tendrían el coraje suficiente para apuñalar" a alguien, añadió.

La combinación de cannabis fuerte con otras drogas y alcohol local barato, pero de alta gradación, tiene graves consecuencias para la salud mental de los consumidores consuetudinarios.

"El abuso de drogas es un gran problema para la psiquiatría en Sierra Leona", remarcó Nahim, quien dirige una pequeña clínica de salud mental en Freetown. Alrededor de 80 por ciento de los pacientes de entre 10 y 35 años, padecen de desórdenes psicóticos derivados de su adicción.

"Para cuando llegan a los 40 mueren por las complicaciones físicas y psíquicas del abuso", aseguró.

El problema es más grave en los jóvenes varones, "pero ahora las muchachas los están alcanzando", observó.

Sierra Leona carece de los medios necesarios para atender correctamente a estas personas con psicósis derivada del consumo de alcohol y drogas. Nahim recurre a lo que llama "método del pavo frío" para tratar a sus pacientes, los inmoviliza y les suministra "tranquilizantes muy fuertes" para sedarlos. "Después de 10 días se acabó", aseguró.

Pero hay muchas recaídas. No hay muchos programas para evitar que vuelvan a consumir.

El Centro de Rehabilitación Ciudad del Descanso es uno de los pocos que atiende este tipo de situaciones. Más de la mitad de sus 40 pacientes internados sufren problemas derivados de su adicción.

Lo dirige el pastor Morie Ngobeh, quien recurre a la religión y a la atención psicológica para tratar a los pacientes. "Recurrimos a las oraciones para que Dios renueve sus mentes", explicó.

La familia de Abdulai Bah lo internó allí para curarlo de su alcoholismo crónico. Es la segunda vez que lo ingresan, pero cree que con el trabajo que consiga cuando salga este mes podrá

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