DESARROLLO: «Los retretes son la medicina más barata»

Cuando el fundador de la Organización Mundial del Inodoro, Jack Sim, cumplió 40 años, literalmente comenzó a calcular cuántos días más tendría de vida, y se dio cuenta de que debía hacer algo significativo.

"¿Puede imaginar que una persona llegue a este mundo y pase su vida solo ayudándose a sí mismo? Cuando esa persona muere, su vida no tiene significado, entonces ¿para qué molestarse en venir aquí?", reflexionó.

Sim, exitoso empresario, volcó entonces su atención a un campo que para él estaba siendo marginado.

El tema del acceso a retretes "estaba totalmente abandonado en Singapur (su país de origen). Me di cuenta de que lo mismo ocurría en el resto del mundo", dijo en entrevista con IPS.

"La gente se sentía muy avergonzada. Ahora hemos roto con un tabú y legitimado el tema a través de 12 años de defensa efectiva. Estoy orgulloso de decir que rompimos el tabú que rodea al tema del saneamiento", añadió.
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IPS: ¿Por qué es tan importante el saneamiento?

JACK SIM: Para hacer crecer un país se necesita gente sana. Es mejor prevenir que las personas se enfermen que curarlas. Los retretes son la medicina más barata del mundo. Un adecuado saneamiento, sumado al lavado de manos con jabón, reduce las enfermedades entre 50 y 80 por ciento.

Muchos males, como la diarrea y los parásitos, se deben básicamente a la propagación de patógenos a través de las heces y de vías de transmisión como los dedos, los pies, las moscas y los fluidos. Uno puede romper con esto. La gente puede ser saludable.

Necesitamos retretes cubiertos a los que las moscas no puedan acceder, que la gente no pise, que la lluvia no llene y disemine su contenido, así como lugares para lavarse las manos.

Para lograr esto necesitamos educación, explicar por qué los retretes son buenos, volverlos una tendencia en vez de una receta.

Los inodoros también necesitan dueños. Si no tienen un dueño se volverán disfuncionales muy rápidamente. Si alguien compra un retrete, siente que es su dueño. Hay que cultivar el sentimiento de propiedad. Las personas deben ser capacitadas como las encargadas de su limpieza y de su seguridad.

Sin retretes, la gente es menos saludable y menos feliz, y como resultado hay baja productividad y bajos ingresos. Entonces hay que incurrir en gastos para tratar las enfermedades, y esto puede afectar la subsistencia, creando un ciclo de pobreza que a su vez se convierte en un problema político. El buen saneamiento puede prevenir todas estas bombas de tiempo.

IPS: ¿Qué progresos se han hecho en el continente africano en términos de saneamiento?

JS: La buena noticia es que África actualmente experimenta uno de los periodos más pacíficos de su historia reciente. Gracias a ello hay crecimiento económico a un promedio más rápido que el asiático. Cuando la gente tiene un poco más de dinero, tiene más expectativas. Entonces es fácil que crezca la demanda de inodoros.

En el continente africano hubo algunos avances en términos de un enfoque de saneamiento total en las comunidades, que impulsa a las personas a cavar sus propios hoyos y tener sus propios retretes rudimentarios.

A través de este enfoque, las personas se dan cuenta de la necesidad de tener un retrete adecuado. Comienzan haciendo un hoyo y yendo a un lugar fijo para defecar. Esto ya supone un gran cambio de comportamiento. De pronto, se vuelven disciplinadas, sienten la necesidad de privacidad y de proteger a sus vecinos.

Entonces, la primera etapa es simplemente ir a un lugar fijo y cubrir el hoyo. Es muy rudimentario, pero es mejor que hacerlo al aire libre, donde las mujeres pueden ser molestadas.

En la segunda fase, se estimula a la gente a comprar inodoros, que cuestan entre 50 y 100 dólares.

IPS: ¿Cuán alta es esa demanda actualmente en África?

JS: Lo que necesitamos es lograr colocar a los inodoros en un nivel más alto en la escala de prioridades de las personas, tan alto como el teléfono celular. Para la mayor parte de los habitantes del continente, la prioridad ha sido el televisor y luego los celulares, pero no el retrete.

Lo que necesitamos es que se ponga de moda ser dueño de un retrete, dando el mensaje de que si no posees uno vives en un estado animal. La gente no quiere ser clasificada como animal.

IPS: ¿Cuán fácil es para una persona acceder a un inodoro?

JS: Tenemos que facilitar el acceso a inodoros, ya sea que los compre la gente o que los provea el gobierno. Necesitamos saneamiento seguro, así como encargados de la limpieza y mantenimiento de los retretes que estén profesionalmente capacitados.

Y también tenemos que educar a la comunidad para que cuide sus retretes, de manera que pueda seguir usándolos. En otras palabras, el esfuerzo requiere una combinación de personas, del gobierno y del sector privado.

IPS: ¿Qué pasa con Sudáfrica? ¿Se han logrado avances?

JS: Algunos. Pero el crecimiento de los asentamientos irregulares genera muchas dificultades, no solo en términos de provisión de inodoros, sino también en cuanto a dónde ubicarlos. No se puede establecer una estructura permanente en tierra ilegal. Sin embargo, la gente necesita inodoros. Se necesita alguna suerte de reforma de las leyes que permita instalar allí retretes permanentes.

El gobierno tampoco es suficientemente rápido en términos de provisión, pero creo que está interesado en acelerar el tema, porque sabe que no se puede tener una nación con enfermos.

IPS: ¿Cómo colabora la Organización Mundial del Inodoro con el saneamiento en África?

JS: Nos hemos asociado con Unilever para lanzar una academia. Vamos a ir a las escuelas y estimular a los niños y niñas a que comiencen a usar los inodoros. Cuando los utilizan en la escuela, promueven su uso en los hogares.

La oferta de retretes en África no cubre la demanda. Esta academia capacitará a las personas para que construyan inodoros en pequeñas fábricas, convirtiéndolos así en empresarios que hacen productos accesibles, con cierta ganancia, vendiéndolos a sus propias comunidades.

De esta forma, el saneamiento va más allá de la salud y la higiene. Cuando una mujer cuenta con ingresos tiene más poder en el hogar, puede usar el dinero sabiamente para la familia y tiene más autoridad cuando habla con su suegra o con su esposo.

Así, estamos creando igualdad de género y sustentabilidad. Lo hicimos muy bien en Camboya. En tres años, se fabricaron 24.000 inodoros, generando 48.000 dólares para los agentes de ventas.

Ansiamos ver el día en que todas las personas en todos los lugares tengan acceso a un inodoro limpio y seguro al que puedan ir cada vez que lo necesiten.

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