Dale una limosna a una mujer y la alimentarás por un día, pero si le enseñas a cultivar y a agregar valor a su producto, la ayudarás a resolver esa situación a ella y a su familia por el resto de sus vidas. Y si además es nigeriana y se llama Susan Godwin, también dará empleo a su comunidad.
En vez de acudir a a la ayuda financiera cuando sus cultivos fracasaron hace cuatro años, Godwin volvió a estudiar, para aprender nuevos métodos agrícolas, cómo sumar valor a su producto y cómo trazar un plan de negocios para acceder a un crédito.
"Algunas de las mujeres con las que me capacité desistieron tras darse cuenta de que los cursos no incluían ayuda financiera, pero yo quise seguir hasta el final", dijo Godwin a IPS.
En la cosecha siguiente, se duplicó el rendimiento de los boniatos y los cacahuetes de Godwin. Con el dinero de las ventas compró una máquina de descascarar maníes para, en base a ese residuo, elaborar aceite y pasteles, algo que pocos en su comunidad han hecho.
Actualmente, su familia goza de seguridad alimentaria y financiera. En su aldea de Tunduadabu, en el central estado nigeriano de Nasarawa, no hay muchos pequeños agricultores que puedan decir lo mismo.
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Mientras Godwin emplea a tres mujeres que la ayudan a procesar el maní que cultiva, muchos agricultores de la aldea lidian con problemas productivos. Esto se debe a que, a diferencia de ella, no fueron educados sobre la adopción de nuevos métodos de cultivo y todavía dependen de técnicas tradicionales.
"La capacitación es muy importante para los pequeños agricultores, especialmente en Nigeria, porque sin la formación no estarían al tanto de los nuevos métodos para cultivar", dijo.
Adoptar estas técnicas "me ayudó a salir de la pobreza (y a forjar) una nueva vida en la que tengo suficiente para comer, para darle a la gente que me rodea y para vender. Ahora puedo enviar a mis hijos a la escuela", señaló esta madre de cinco niños.
Un informe de marzo de este año titulado "Oxfam en Nigeria", elaborado por esa organización no gubernamental, indicó que alrededor de 70 por ciento de las mujeres de este país contribuyen con la producción agrícola nacional.
Pero Nigeeria no está a salvo de la inseguridad alimentaria pese a ubicarse primero en la producción agrícola de África. Apenas 50 por ciento de las tierras aptas de la nación se cultivan.
Ahora Godwin tiene cinco descascarilladoras y emplea a tres mujeres para operarlas. También permite que su comunidad use las máquinas por un precio módico.
"A cada mujer le doy la mitad del dinero que ella genera cada día a partir de las máquinas", dijo Godwin.
Les paga el equivalente a 1,27 dólares, que "marcan una diferencia cuando una no tiene nada", planteó la mujer, que también es presidenta del Movimiento Unido por los Agricultores de Pequeña Escala.
Al compartir las ganancias de su negocio, Godwin empoderó a sus empleadas. Ahora algunas de ellas han podido iniciar sus propios emprendimientos.
Quienes se dedican a la pequeña agricultura "pueden alimentar al mundo" si se les da las herramientas y el apoyo necesarios, dijo.
Muy lejos de su aldea, en el estado estadounidense de Iowa, Godwin fue declarada en octubre modelo agrícola en el Diálogo Borlaug 2012. Oxfam Internacional también la nombró Heroína Alimentaria en Nigeria.
Sithembile Mwamakamba, gerenta del proyecto de Acceso de las Mujeres a Mercados Realineados en la Red de Análisis de Políticas de Alimentación, Agricultura y Recursos Naturales (FANRPAN, por sus siglas en inglés), se lamentó del elevado analfabetismo entre las pequeñas agricultoras del continente.
"Con el apoyo adecuado, las pequeñas agricultoras pueden identificar sus necesidades, presentar mensajes relevantes y comunicarlos de modo efectivo a los políticos", dijo Mwamakamba a IPS.
"Hay una necesidad de establecer a nivel local plataformas de diálogo que capturen la voz de las agricultoras en el proceso de formulación e implementación de políticas. Además, hay una necesidad de servicios de extensión y formación diseñados especialmente para las pequeñas agricultoras, a fin de mejorar su productividad", agregó.
Mwamakamba enfatizó que estos programas deben complementarse con un mejor acceso a insumos y mercados, si se quiere tener un impacto duradero sobre el sustento de las agricultoras.
Tracy Gerstle, directora de políticas públicas globales en CropLife International, dijo a IPS que las mujeres son la columna vertebral de la economía rural, al constituir 43 por ciento de la fuerza laboral agrícola en los países en desarrollo y, se estima, dos tercios de los 600 millones de criadores pobres de ganado en el mundo.
"No podemos pasar por alto el rol central de las mujeres en la seguridad alimentaria mundial y el crecimiento económico", sostuvo.
"En los hogares pobres, estas son esenciales para romper el ciclo de la pobreza, dado que tienden a invertir una porción significativamente más alta de sus ingresos en alimentos y educación para la familia", indicó.
"Las mujeres se esfuerzan por desarrollar su potencial, dadas las brechas mundialmente persistentes en su acceso a (los servicios de) extensión, los insumos agrícolas, la tierra y las finanzas en relación a los hombres. (Esto es) apuntalado por las persistentes desigualdades en sus derechos humanos básicos", expresó.
Gerstle también dijo que brindar apoyo educativo a niñas y mujeres mediante becas, servicios de extensión y otras formas de asistencia técnica ayudará a superar la desigualdad.
La swazilandesa Happy Shongwe lidera la lucha contra la inseguridad alimentaria en su país. Cultivadora comercial de semillas y premiada en 2011 por FANRPAN, sostuvo que la agricultura de pequeña escala es la clave para lograr la seguridad alimentaria.
Esto, siempre y cuando se brinde capacitación y herramientas a quienes la practican, dijo a IPS en una entrevista telefónica desde su nación de África austral.
Shongwe produce semillas certificadas de legumbres y maíz con técnicas agrícolas de conservación en su establecimiento de la cuenca de Lubombo, en la región se Siteki, 150 kilómetros al este de la capital, Mbabane.
Tras notar que a los agricultores constantemente les faltaban semillas, Shongwe incursionó en el competitivo y lucrativo mercado de la producción de semillas.
"El apoyo financiero es importante para la pequeña agricultura. Yo tengo la energía y la pasión por la gricultura, pero no el dinero para iniciar algunos de mis proyectos", dijo a IPS esta madre de dos hijos.
Sus ingresos se triplicaron desde que comenzó el negocio, que en una buena temporada puede generar 2.500 dólares. Su éxito ha atraído incluso a la familia real de Swazilandia, que la ha consultado sobre la producción de semillas de legumbres.
Shongwe también transmite sus ricos conocimientos a otros.
"Actualmente soy la mentora de 60 cultivadores ansiosos de incursionar en la producción de semillas, y tengo otro grupo de 10 a los que capacito en agricultura de conservación, porque el conocimiento y la información son clave si los pequeños agricultores quieren contribuir con la seguridad alimentaria", dijo.