La deficiencia de vitamina A afecta a 190 millones de niños y niñas en el mundo, una cifra que supera a las poblaciones de Alemania, Francia y Polonia sumadas.
Una ingesta insuficiente de este nutriente vital, que se halla en alimentos como el hígado, las zanahorias y las coles rizadas, puede ser fatal. Cada año mueren entre 250.000 y 500.000 pequeños por esa carencia.
Un siglo después de que el científico polaco Casimir Funk definió a las vitaminas, en particular a la A, se han logrado avances sustanciales en la creación de conciencia sobre lo crucial que una nutrición adecuada es para la salud.
Aunque queda mucho por hacer, especialmente en el mundo en desarrollo, para concientizar en cuanto a que solo solucionar el problema del hambre no necesariamente aborda los asuntos relativos a la nutrición.
Actualmente, 7,3 por ciento de la carga mundial en materia de salud es causada por la deficiencia de vitaminas y nutrientes.
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La pobreza es la principal causa de muchas deficiencias de vitaminas, especialmente de la A. Partes de Asia meridional y de África subsahariana están afectadas por casos severos de falta de ese elemento, dado que muchas dietas en esas regiones incluyen solo alimentos básicos.
Por ejemplo, el arroz puede representar hasta 70 por ciento de la ingesta calórica en muchos países asiáticos, mientras que la mandioca -rica en calorías, pero pobre en nutrientes- es la principal fuente de alimento para muchos africanos.
En contraste con otros países de Asia meridional, como Bangladesh y Nepal, India se ha tomado su tiempo para abordar la deficiencia de vitamina A. A consecuencia, en India se concentran 37 por ciento de las víctimas, que incluyen aproximadamente 80 millones de niños y niñas.
Klaus Kraemer, de la organización suiza Sight and Life, dedicada a promover la nutrición, lamentó esta falta de atención.
"La Organización Mundial de la Salud recomienda entre dos y tres dosis de vitamina A por año para niños menores de cinco años. Esto se basa en evidencias científicas que señalan una reducción de la mortalidad de 24 por ciento", dijo.
"Es trágico que India se esté rezagando en la implementación de estas pautas, lo que causa innecesarias muertes infantiles", agregó.
Shilpa Vinod Bhatte, un médico radicado en Mumbai, dijo a IPS que el problema indio se debe en parte a las dietas locales.
"El hambre oculta y la deficiencia de vitamina A en india no se deben solo a la pobreza, sino (también) a la falta de conocimientos sobre el valor nutritivo de alimentos que es necesario consumir para mantener una buena salud. La mayoría de las dietas de los menores de cinco años consisten apenas en copos de maíz, o arroz, o trigo", señaló.
De todos modos hay señales de que la tendencia está cambiando, en buena medida debido a un renovado impulso de los promotores del desarrollo en el mundo.
El Panel de Expertos 2012 sobre el Consenso de Copenhague, integrado por destacados economistas mundiales, evaluó las maneras más efectivas de asignar fondos para abordar los desafíos más difíciles del mundo, e informó que las intervenciones en materia de micronutrientes deberían ser la principal prioridad para las inversiones en salud y desarrollo mundiales.
Uno de los participantes, el economista y premio Nobel Vernon Smith, explicó: "Una de las inversiones más acuciantes es hacer que los nutrientes lleguen a los desnutridos del mundo. Los beneficios de hacerlo, en términos de una mayor salud, educación y productividad, son tremendos".
De hecho, la estimación presentada por el Consenso de Copenhague implica un retorno de 17 veces por cada dólar gastado.
Cumpliendo los Objetivos del Milenio
Los expertos sostienen que estos beneficios deberían verse a la luz de los Objetivos de Desarrollo de las Naciones Unidas para el Milenio, acordados en 2000 por la Asamblea General del foro mundial.
Según los últimos datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), África subsahariana experimenta altos niveles de hambre. En Burundi, la República Democrática del Congo y Eritrea, alrededor de 60 por ciento de la población fue listada como desnutrida.
La ONU y gobiernos nacionales brindan cápsulas de vitamina A equivalentes a las necesidades de 390 millones de los 540 millones de niños y niñas con deficiencias, pero la falta de acción coordinada ha dejado a otros millones fuera del alcance de estos esfuerzos.
Ahora, el sector privado interviene para superar la brecha, aportando complementos y ayudando a crear capacidad.
Tal es el caso de DSM, líder mundial en vitaminas con sede en Holanda, que se ha unido al Programa Mundial de Alimentos (PMA), el Banco Mundial, la Alianza Global para una Nutrición Mejorada (GAIN, por sus siglas en inglés) y organizaciones sin fines de lucro como Vitamin Angels, para proveer de cruciales vitaminas y nutrientes a comunidades pobres.
Vitamin Angels, junto con Sight and Life y DSM, también trabaja en comunidades de India para dar participación a los distintos actores en el terreno, desde organizaciones no gubernamentales a gobiernos locales y líderes comunitarios, para formular objetivos a largo plazo, como trabajar mediante las instituciones locales para crear un sistema sostenible de distribución de vitamina A.
Ya hay resultados tangibles. Los aportes privados pueden hacer que la cantidad de niños con acceso a cápsulas de vitamina A llegue a 50 millones para fines de 2013. En la actualidad, estos esfuerzos conjuntos satisfacen aproximadamente 17 por ciento de la demanda mundial.
Los esfuerzos del sector privado han impulsado a la Unión Europea y a sus estados miembro a poner de relieve el problema en tanto asunto crucial del desarrollo. En una conferencia sobre el tema, Francesca Mosca, de la Comisión Europea, explicó: "Es insoportable que tantos niños mueran por desnutrición. El tiempo para actuar es ayer, no mañana".
La nutrición desempeña un rol vital en el logro de casi todos los Objetivos del Milenio. Su impacto sobre la salud infantil, por ejemplo, también puede hacer crecer la cantidad de niños y niñas que asisten a la escuela, promover la igualdad de género al empoderar a las mujeres para que asuman un rol más activo en la salud de sus hijos, y también mejorar la salud materna, reduciendo así la mortalidad de las madres.