Operación de Kenia en territorio somalí no convence a todos

El avance militar del ejército de Kenia sobre el sur de Somalia, con el objetivo de repeler a militantes islamistas, obtuvo contados logros y despertó crecientes críticas de analistas y autoridades somalíes.

La captura a fines de septiembre de la ciudad portuaria de Kismayo, en el sur de Somalia, por efectivos keniatas y otros grupos aliados fue preparada durante casi un año, cuando se lanzó la operación Linda Nchi (en swahili, "proteger el país" en español).

Cientos de efectivos keniatas se unieron entonces a las milicias del movimiento Ras Kamboni, que opera en el sur de Somalia y el limítrofe noreste de Kenia, para enfrentar a las fuerzas del grupo islamista radical Al Shabaab.

La operación Linda Nchi dentro de Somalia generó controversia desde su comienzo, el 16 de octubre de 2011. El objetivo declarado de Kenia para ingresar en el atribulado territorio somalí, en el Cuerno de África, es el de perseguir a las milicias de Al Shabaab, acusadas de crear inseguridad en Kenia.

El grupo islamista es responsabilizado de secuestrar trabajadores humanitarios extranjeros y turistas, y de perpetrar atentados con bombas en zonas fronterizas.
[related_articles]
Según críticos de la operación en Mogadiscio, la capital somalí, Kenia en realidad pretende que la región del sur de Somalia, conocida como Jubalandia, cuya principal ciudad es Kismayo, se convierta en un estado autónomo que oficie de zona de contención con Somalia.

El plan es instalar una administración en colaboración con un clan local que habita la nororiental frontera de Kenia y las provincias del sur de Somalia. La intención sería la de excluir o dar una participación menor a otros grupos que representan la mayoría de los habitantes de la región.

Hassan Mudei, subdirector del Centro Al Shahid de Investigación y Estudios de Medios de Mogadiscio, cree que el plan de Kenia podría fracasar si no se toman en cuenta las sensibilidades locales.

"Dependerá de cómo traten y respeten las sensibilidades y diferencias entre los clanes que habitan la región. Pero si los efectivos keniatas son considerados como una fuerza ocupante, creo que nunca se ganarán la confianza de la población y el proyecto estará condenado al fracaso", dijo Mudei a IPS en la capital somalí.

Opinó que Kenia y los otros actores existentes en la zona deben dar a la población local libertad de acción para avanzar hacia una fórmula destinada a compartir el poder. Permitir que un clan se alíe con ellos para tratar de dominar Jubalandia sería una medida destinada al fracaso.

El gobierno somalí, con muy pocos efectivos en el sur y entrenados por fuerzas keniatas, ha expresado en reiteradas oportunidades su oposición al proyecto de Jubalandia y esgrime que tiene soberanía para decidir sobre la gobernanza de las provincias del sur, ricas en recursos naturales.

Kenia actualmente patrocina conversaciones en su capital, Nairobi, con las milicias que simpatizan con su gobierno y el proyecto de Jubalandia. El diálogo apunta a formar una administración para la región somalí. El gobierno de Mogadiscio fue excluido por oponerse a la iniciativa.

"En varias oportunidades expresamos nuestro descontento con el proceso político encabezado por Kenia en el sur de Somalia y que ahora se desarrolla en Nairobi", dijo el parlamentario somalí Ahmed Kama a IPS.

"Indudablemente agradecemos la ayuda que está dando Kenia al Ejército Nacional de Somalia para liberar al país de las fuerzas insurgentes. Pero en lo que respecta a las cuestiones políticas de Kismayo, es competencia del gobierno somalí, y no es lo que está pasando", indicó.

Pero el portavoz de las Fuerzas de Defensa de Kenia (FDK), el mayor Emanuel Chirchir, consideró "infundadas" las acusaciones sobre que el ejército keniata apoyaba la creación de un estado autónomo en Jubalandia.

Chirchir dijo a IPS que el objetivo de las FDK, bajo el mandato de la misión de la Unión Africana (UA) en Somalia (Amisom), es simplemente el de contribuir a la estabilidad de la región. Añadió que no incluye una agenda política ni de ocupación.

"Son meros rumores", señaló Chirchir. "Nuestro mandato bajo Amisom es claro, y es dar lugar a la paz y a la normalidad en Somalia, y no a dividir al pueblo según la pertenencia a los clanes", explicó.

También aseguró que, cuando concluya el mandato de las FDK, será responsabilidad de los propios somalíes, con ayuda de entidades regionales como la UA y la Autoridad Intergubernamental para el Desarrollo, definir cómo se organizarán.

Pero añadió que las FDK lucharán "a toda costa" por la estabilidad en el Cuerno de África.

La ciudad de Kismayo, sobre el océano Índico, ha estado bajo control de distintos grupos tras la caída de Mohammad Siad Barre en 1991, según los cambios de alianzas entre los diferentes clanes.

Siad Barre fue jefe de Estado somalí de 1969 a 1991.

En los últimos cinco años, Al Shabaab detenta el control de esa ciudad que alberga al mayor puerto y aeropuerto del sur de Somalia. También tiene la mayor cabaña de ganado de cría y de tierras cultivables del país.

"En esencia es una lucha por los recursos de la región, y cuando fue imposible que la autoridad fuera ejercida por un solo clan, a algunos se les ocurrió aliarse con otros países para lograr imponerse", opinó el politólogo somalí Yasin Elmi a IPS.

"Eso es lo que pasa con la intervención keniata, lo sepa, o no, Kenia. Pero el acuerdo entre otro país y un clan local probablemente no haga más que empeorar la situación y prolongar el sufrimiento de la población local", añadió.

Mudei coincidió con este argumento y dijo que cualquier gobierno provincial, y en especial de Kismayo, que no surja de una iniciativa local probablemente sea rechazado por sus residentes.

"Fuerzas extranjeras no pueden gobernar la ciudad, como tampoco una autoridad formada en Kenia, porque hay una multitud de clanes conviviendo en la región", explicó.

"Por ello es necesario que la población local tenga la oportunidad de expresarse sobre la gestión de la ciudad, y de toda la provincia, pues sino será visto como algo impuesto desde el exterior", añadió Mudei.

Las fuerzas de paz de la UA, a las que tardíamente se unió Kenia en julio, deben quedar restringidas a crear estabilidad en la región, como lo prevé el mandato, y dejar las cuestiones políticas al gobierno somalí, que conoce las complejidades de la política entre los clanes locales mucho mejor que los extranjeros, dijo Mudei.

* Con aportes de Brian Ngugi desde Nairobi.

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe