A pesar de la abundancia de lluvias que prometen buenas cosechas para la próxima zafra, los agricultores de pequeña escala y las organizaciones no gubernamentales reclaman que los sigan apoyando con la mira puesta en erradicar la inseguridad alimentaria en la región africana del Sahel.
El Comité Interestatal Permanente para el control de la sequía en el Sahel pronostica que en 2012-2013 se cosechará entre 57 y 64 millones de toneladas de granos en África occidental. Esto representaría un aumento de entre cinco y 17 por ciento en relación a la temporada anterior.
"Según algunos estudios, alrededor de 30 por ciento de la producción cerealera se pierde durante y después de la cosecha debido a las inadecuadas técnicas empleadas para la recolección, la trilla y el almacenamiento; así que somos apenas cautamente optimistas (que habrá suficientes alimentos para todos)", dijo Roland Béranger Béréhoudougou, director regional de respuesta a los desastres y asistencia humanitaria en la organización no gubernamental Plan International.
Pero la Red de Organizaciones de Agricultores y Productores Agrícolas de África Occidental (ROPPA) y Oxfam sostienen que la región todavía enfrenta su tercera crisis alimentaria más grande en menos de una década.
Según ellas, para evitar que la próxima sequía se convierta en una emergencia humanitaria, donantes y gobiernos deben apoyar las inversiones en las capacidades productivas de los pequeños productores, y aumentar las reservas de alimentos. Esto posibilitará una respuesta inmediata a futuras crisis, y ayudará a las comunidades a manejar la volatilidad.
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Oxfam observó que, aun en un año de buenas cosechas, 20 por ciento de la población padece desnutrición y hambre, mientras que 230.000 niños y niñas en todo el Sahel mueren por causas vinculadas a estos problemas.
Además, la inestabilidad en Malí, donde un gobierno de transición lidia con la captura del norte del país por parte de grupos islamistas, amenaza con provocar una aguda caída de incluso un tercio de la producción arrocera en esa parte de su territorio, mientras que la mitad de todos los animales pueden perderse en algunas regiones, planteó la entidad.
"Cada dos años estamos en crisis", dijo Issiaka Ouandaogo, director de asuntos humanitarios en la oficina de Oxfam en Burkina Faso. "Así que cuando tenemos un año bueno, 20 por ciento d ela población del Sahel todavía padece inseguridad alimentaria. Necesitamos ayudar a los pequeños productores a impulsar su resiliencia. Eso significa que el acceso a semillas y (otros) insumos agrícolas debe ser el eje".
Sucesivas cosechas fallidas han dejado a algunos hogares rurales fuertemente endeudados, así que parte de una buena cosecha se destinará ahora a pagar los préstamos, a menudo acordados con intereses muy elevados, dijo Béréhoudougou a IPS.
En algunas aldeas de la región occidental nigerina de Tillaberi, los pequeños productores que deben dinero a los mercaderes locales prevendieron su cultivo de mijo por el equivalente a 14 dólares el saco, y a veces incluso menos. El precio real en el período inmediatamente posterior a la cosecha es de entre 20 y 30 dólares, según Béréhoudougou.
"El precio del mijo puede aumentar a incluso 36.000 francos CFA (72 dólares) durante el período malo", justo antes de la cosecha del año siguiente, dijo.
"Necesitamos poner fin al ciclo infernal de endeudamiento de los hogares rurales con una variedad de acciones, como transferencias de efectivo, programas de efectivo por trabajo, microfinanzas y bancos de cereales", planteó Béréhoudougou.
Bassiaka Dao, presidente de la Confederación Campesina de Burkina Faso, dijo que en su país "hay apoyo a los agricultores, pero no satisface las necesidades de los productores en el terreno".
"Los agricultores tienen que ser educados en el manejo de semillas mejoradas y de fertilizantes subsidiados", agregó.
Según Dao, 80 por ciento de los pequeños productores no disfrutan de este tipo de apoyo gubernamental. Cada año se anuncia la distribución de fertilizantes y semillas, pero luego no se concreta, o los agricultores reciben demasiado poco, apenas uno o dos sacos de fertilizante para toda la temporada, dijo a IPS.
En el occidente de Burkina Faso, Oxfam aportó 20.000 dólares a un fondo para pequeños préstamos que permita a los agricultores comprar estos insumos vitales. Sus necesitades son modestas, explicó Dao a IPS: tal vez de entre 40 y 60 dólares para un productor que trabaja una hectárea.
Según Dao, desde que se creó en 2010, el fondo de Oxfam ha ayudado a 120 agricultores en esa parte del país. El pago de los préstamos ha sido excelente: este año, 184 cultivadores obtendrán los suyos gracias al fondo, que ha aumentado a 46.000 dólares.
"Actualmente, los beneficiarios del fondo producen 2.000 toneladas de granos en conjunto. Algunos han comprado animales y salido de la pobreza", dijo Dao, quien quiere que haya un sistema de créditos que se adapte a los ingresos de los pequeños agricultores.
"Ninguno de los bancos formales o instituciones de microfinanzas se ajustan a nuestras necesidades en materia de créditos", señaló.