Tratado bueno para el ozono, pero malo para el clima

La capa de ozono si no se hubieran prohibido los CFCs. Crédito: NASA
La capa de ozono si no se hubieran prohibido los CFCs. Crédito: NASA

Es posible que el Protocolo de Montreal, el convenio que reúne a todos los miembros de la ONU en la protección de la capa de ozono, ya no será el «acuerdo internacional más exitoso», como solía decir el ex secretario general Kofi Annan.

El tratado tuvo un gran impacto en las más de dos décadas que lleva de vigencia, al disminuir 97 por ciento el consumo de sustancias que dañan la capa de ozono. Pero ahora es criticado porque favorece el cambio climático, al reemplazar los químicos perjudiciales por compuestos que aceleran ese fenómeno.

La eliminación total de los clorofluorocarbonos (CFCs), importantes destructores de la capa de ozono que se usaban como refrigerantes, llevó a la creación de un bono de protección climática equivalente a 11.000 toneladas de reducciones de dióxido de carbono (CO2) al año, según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).

Es decir que el Protocolo tuvo un impacto ambiental anual equivalente a 1.000 millones de hogares desconectados de la red de suministro de electricidad.

Pero el enorme logro se ve socavado por los químicos empleados para reemplazar a los CFCs, los hidrofluorocarbonos (HFC), un grupo de "súper" gases de efecto invernadero.
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Los HFC pueden encontrarse en numerosos productos, como refrigeradores y aerosoles, son el tipo de gases contaminantes de mayor crecimiento y tienen un enorme impacto en el recalentamiento global, según numerosos científicos.

Sin una acción rápida que limite su crecimiento, los HFCs podrán pasar a representar 20 por ciento de los gases que contribuyen al año al recalentamiento global, al igual que el CO2 para 2050, señala un comunicado de prensa divulgado por el Instituto para el Desarrollo Sustentable y la Gobernanza.

Canadá, Estados Unidos, México y Micronesia adoptaron una posición firme en la última reunión de los estados parte, realizada en julio en Bangkok, y propusieron enmendar el Protocolo de Montreal.

"Disminuir los HFCs es esencial para limitar los efectos ambientales adversos, incluso sobre el sistema climático, de las acciones destinadas a proteger la capa de ozono", según el documento divulgado a fines de julio en la capital tailandesa.

De prosperar, la enmienda hubiera permitido reducir el equivalente a 100.000 millones de toneladas de CO2 para 2050, pero fue bloqueada por Brasil, China e India.

Las tres potencias emergentes arguyeron que la disminución de los químicos dañinos deben discutirse en el marco del Protocolo de Kyoto, pues tiene que ver con el cambio climático y no con la destrucción de la capa de ozono.

"El mandato legal del Protocolo de Montreal no se limita a reducir las sustancias que agotan la capa de ozono, sino que también busca asegurar que los componentes alternativos sean seguros, incluso para el clima", explicó David Doniger, director del programa de clima y aire limpio de La Onda Verde, con sede en Estados Unidos.

"Los HFC no existirían sin el Protocolo de Montreal", dijo a IPS la activista Clare Perry, de la Agencia Ambiental de Investigación.

Además "es el órgano con mayor experiencia en la eliminación de este tipo de químicos y tiene todas las instituciones y los procedimientos necesarios para hacerlo de forma efectiva", añadió.

Pero las maniobras políticas parecen eclipsar los propósitos iniciales del tratado. Es posible que sus detractores traten de reducir el alcance del Protocolo de Montreal para lograr sus propios intereses financieros, según Perry.

China e India son "los precursores de los HFCs, y sus industrias están decididas a seguir cosechando enormes y mayores beneficios con los supergases invernadero", añadió.

La decisión de bloquear la eliminación gradual de los HFCs no concuerda con las promesas hechas por los 192 estados parte, incluidos los tres detractores, de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible, realizada en junio en Río de Janeiro.

"Reconocemos que la reducción gradual de las sustancias que agotan la capa de ozono causa un rápido aumento del uso y la liberación al ambiente de HFCs, con gran potencial de recalentamiento global. Apoyamos una reducción gradual del consumo y de la producción de HFCs", reza el documento final, también suscrito por Brasil, China e India.

"Al parecer, su compromiso con salvaguardar el clima de los HFCs tuvo menos de un mes y medio de vida", indicó Doniger, de La Onda Verde.

El asunto requiere atención urgente, pues el daño a la capa de ozono y el recalentamiento global están "íntimamente relacionados", según James G. Anderson, científico y autor de un estudio al respecto publicado por la estadounidense Universidad de Harvard.

"Hay muchas alternativas a los HFCs inocuas para el ambiente en casi todos los sectores y serán la forma de mitigación de mayor eficiencia", dijo Perry a IPS.

La reducción de los HFCs también permitirá alcanzar el séptimo de los ocho Objetivos de Desarrollo de las Naciones Unidas para el Milenio, de "asegurar la sostenibilidad del medio ambiente" para 2015.

Si el tratado suscrito en 1987, el más ratificado de la historia de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), pretende recuperar su reputación, es necesario tomar medidas, remarcó Perry.

El Protocolo de Montreal "suele ser considerado como el acuerdo multilateral en materia ambiental más exitoso, pero creemos que lo mejor está por venir y debe asegurarse que merece ese honor con la rápida adopción de medidas que eliminen en forma gradual los HFCs", dijo a IPS.

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