Los médicos de Eslovaquia lanzaron una campaña sin precedentes en este país de Europa oriental para librarse de un estigma que pesa sobre su profesión: la corrupción endémica.
Al lanzar la campaña "Gracias, no aceptamos sobornos", los integrantes de la Asociación de Sindicatos Médicos señalaron que la medida reafirmaría la integridad de estos profesionales ante el público y que aumentaría la transparencia en el sistema de salud pública.
Pero los expertos creen que eso no será de mucha ayuda a la hora de frenar la corrupción en el sector.
"Es una medida interesante y atípica, pero no reducirá de modo significativo la corrupción en el sistema de salud. Se necesitan medidas más efectivas", dijo Roman Muzik, analista del Instituto de Políticas de Salud de Bratislava, a IPS.
Al atender a sus pacientes, los médicos que trabajan en hospitales públicos usarán autoadhesivos con el lema de la campaña, y un sitio web mostrará qué profesionales participan en ella.
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Esto tiene lugar en medio de una percepción pública generalizada según la cual el sector de la atención a la salud en este país, así como en muchos otros de Europa oriental, tiene un problema serio con los sobornos.
Según un estudio de Transparencia Internacional divulgado en 2010, el sistema de salud de Eslovaquia era percibido entonces como el 18 más corrupto entre 88 países relevados.
Otra investigación difundida este año mostró que una de cada cuatro familias en Eslovaquia tenían experiencia personal de sobornos a médicos.
A menudo los pacientes dicen que, aunque no se les pida directamente ese tipo de pagos, ellos mismos sienten que deben ofrecer uno para garantizarse por lo menos una atención médica razonable.
Las entrevistas con pacientes mostraron que se efectúan pagos que oscilan entre decenas y miles de euros a cambio de ser priorizados en listas de espera para cirugías, o de recibir un servicio de mejor calidad.
La situación es la misma, o peor, en otros países de Europa central y oriental. La atención a la salud en Ucrania, Moldova, Rumania y Hungría es percibida como particularmente problemática en cuanto a funcionarios médicos que aceptan sobornos.
En muchos países de la región, la atención pública a la salud carece de suficientes fondos, en comparación con el promedio europeo. A esto se suma que las pagas son muy bajas y las condiciones laborales malas, lo que a menudo se cita como motivos para que los médicos acepten sobornos.
Todo esto causó huelgas masivas de trabajadores de la medicina en Hungría, la República Checa y Eslovaquia en los últimos dos años.
Pero una investigación del Instituto de Políticas de Salud de Bratislava desestimó esto, sugiriendo en cambio que la codicia de los médicos y el hecho de que "las circunstancias les permiten" reclamar sobornos eran motivos más probables para la floreciente corrupción.
También se cree que la falta de claridad sobre cuáles son los derechos de los enfermos contribuye con el problema.
"Es importante que se defina un paquete básico que muestre qué le corresponde a un paciente. Si esto no es claro, crea espacio para negociaciones" clandestinas, dijo Gabriel Sipos, director del capítulo eslovaco de Transparencia Internacional, al periódico local Sme.
Pero, para otros, las causas de los problemas que involucran a médicos corruptos son más complejas y se remontan a los regímenes comunistas instalados en la región hasta hace apenas 20 años.
Entregar dinero y obsequios a cambio de un trato preferencial o a acceso a ciertos productos y servicios era habitual y formaba parte del estilo de vida en todos los estratos de la sociedad.
Esto creó una cultura de aceptación generalizada de los sobornos, que actualmente sigue arraigada en algunos sectores.
Según estimaciones del Banco Mundial, solo en Rumania se reciben u ofrecen 750.000 euros (más de 925.000 dólares) por día bajo la forma de sobornos.
Los medios de comunicación locales han reportado que el personal hospitalario reclama entre cientos y cientos de miles de euros por favores como asegurarse de que les cambien las sábanas o les aprueben la realización de cirugías en el exterior.
El ministro de Salud de Rumania, Ladislau Ritli, admitió a comienzos de este año a los medios: "La corrupción está tan profundamente arraigada en nuestro sistema que es realmente difícil de eliminar".
Muzik, del Instituto de Políticas de Salud de Bratislava, dijo a IPS: "Uno de los motivos de los problemas con los sobornos en la atención a la salud es que la corrupción en general está profundamente arraigada en el comportamiento de las personas. Usaban sobornos antes de 1989, bajo el régimen comunista, y continúan usándolos ahora".
Los propios pacientes tienen un rol que cumplir en la erradicación de los sobornos, agregó.
"Los pacientes tienen que dejar de guiarse por la idea de que si todos lo hacen, ¿por qué yo no?", planteó.
También se ha pedido a los pacientes que denuncien a los médicos que solicitan sobornos y, junto con su nueva campaña, la Asociación de Sindicatos Médicos pidió que el Ministerio de Salud cree una línea telefónica especial donde las víctimas de esta práctica puedan reportar esos casos.
Aunque algunos médicos fueron atrapados cobrando sobornos luego de que los pacientes acudieran a la policía, los juicios por casos de corrupción en el sector han sido inusuales.
Muchos enfermos admiten ser reticentes a denunciar a los profesionales que les reclaman pagos ilícitos, por temor a que lo que algunos llaman "mafia de la bata blanca" pueda tomar represalias en una mesa de operaciones.
Pocos médicos hablan abiertamente de la corrupción o de colegas que acepten sobornos. Pero, en privado, algunos admiten que es una práctica común.
Sylvia Kucharova, una psiquiatra eslovaca de la norteña ciudad de Zilina que pidió usar un nombre ficticio, dijo a IPS que aunque ella no acepta sobornos, es consciente de que estos se realizan.
"Hay muchas personas que buscan y ofrecen" estas pagas. "Eso siempre existió", agregó.
Hay pocas expectativas de que este problema se resuelva en el futuro inmediato. Pero, pese a las dudas sobre la efectividad de la campaña en general, el hecho de que se haya lanzado ya es un paso positivo.
Según Muzik, "aunque es improbable que la campaña tenga mucho efecto sobre la corrupción, es bueno que los médicos eslovacos estén admitiendo que hay corrupción en el sistema, que sienten que es generalizada y que quieren hacer algo al respecto".