EEUU: Sequía expone manejo «hidro-ilógico»

El secretario de Agricultura, Tom Vilsack, analiza los daños causados por la sequía en los cultivos de Eric Cress, en Iowa. Crédito: Darin Leach/USDA photo
El secretario de Agricultura, Tom Vilsack, analiza los daños causados por la sequía en los cultivos de Eric Cress, en Iowa. Crédito: Darin Leach/USDA photo

Los niveles récord de sequía que afectan a buena parte de Estados Unidos ponen de relieve la necesidad de estrategias para manejar mejor los suministros hídricos, que pueden resultar muy presionados tanto este año como a largo plazo.

El viernes 10, el Departamento de Agricultura dijo que este año los rendimientos del maíz -que representa casi 40 por ciento de la cosecha mundial- serían 17 por ciento inferiores a lo esperado, lo que contribuiría con un aumento generalizado en los precios de los alimentos, de tres a cuatro por ciento, en 2013.

Van Ayers, un especialista en agricultura y desarrollo rural de la Universidad de Missouri en la ciudad de Bloomfield, pronosticó una continua expansión de los sistemas de irrigación.

"Cuando me mudé al sudeste de Missouri, hace unos 20 años, había aproximadamente 300.000 acres (más de 120.000 hectáreas) con irrigación. Ahora hay alrededor de un millón (405.000 hectáreas). Esta tendencia no cambiará", dijo a IPS.

El principal problema este año es que los agricultores del sudeste de Missouri, un estado situado en el medio oeste de Estados Unidos, tuvieron que irrigar más tierra de la esperada, y algunos de los sistemas fallaron.
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"No creo que nadie haya esperado una sequía tan severa como esta durante la temporada de cultivo", dijo Ayers.

Según un informe divulgado en julio por el Centro Nacional de Datos Climáticos, buena parte del país fue clasificado como experimentando una sequía de moderada a extrema. Las llanuras altas, el medio oeste y el sur son las áreas más afectadas.

Julio de este año fue el mes más caliente de que se tenga registro en Estados Unidos, con una temperatura promedio de 25,3 grados, superando el promedio del siglo XX.

El 2 de este mes, la Cámara de Representantes aprobó un paquete de asistencia de emergencia por 383 millones de dólares para los productores agropecuarios.

La Ley de Asistencia en Desastres Agrícolas, aprobada este año, extenderá planes que habían expirado, como el Programa de Emergencia para la Asistencia del Ganado, a fin de ayudar a los productores rurales a afrontar la actual sequía.

El día 7, el presidente Barack Obama anunció nuevas medidas para ayudar a las áreas más afectadas. Este financiamiento adicional aportará casi 30 millones de dólares.

Los estados también están tomando medidas. En Missouri, el gobernador Jay Nixon creó un programa de emergencia de costos compartidos para brindar agua a los productores agropecuarios. Se aprobaron 3.712 postulaciones, equivalentes a 18,7 millones de dólares de asistencia.

Pero el alivio de emergencia es apenas una curita sobre el problema mucho mayor de los cambiantes patrones climáticos y los eventos meteorológicos extremos, que continuarán impactando los suministros hídricos en el futuro cercano, según varios ambientalistas.

Gerrit Jöbsis, director para la región sudoriental del país de la organización ambientalista independiente American Rivers, llama a este fenómeno "el ciclo hidro-ilógico", transmitiendo así la idea de que "somos ilógicos en nuestro enfoque sobre cómo manejar la escasez del suministro de agua".

El ciclo consiste en aterrorizarse cuando hay una sequía, no abordar la escasez con medidas preventivas para el futuro y, entonces, apenas llueve, volver al mal manejo previo de los suministros hídricos, hasta que llegue la siguiente sequía.

"Este enfoque ilógico es un ciclo de inefectividad al que tenemos que poner fin", dijo Jöbsis a IPS.

También enfatizó la importancia de distinguir entre eficiencia hídrica y conservación hídrica. Mientras la primera se centra en minimizar el derroche, la segunda restringe el uso en general.

Para al región sudoriental, American Rivers considera que la eficiencia hídrica es la solución.

"En el sudeste de Estados Unidos, tenemos una larga historia de dar por sentada la cantidad de agua que poseemos", dijo Jöbsis.

Pero en los últimos 40 años, las ciudades han ampliado sus fronteras y la población ha aumentado, presionando aún más los suministros hídricos.

El área metropolitana de Atlanta, en el sudoriental estado de Georgia, enfrenta estos desafíos.

"Generalmente nos oponemos a la creación de más reservas de agua hasta que las comunidades hayan maximizado sus suministros existentes con (medidas de) eficiencia hídrica y otros medios", dijo a IPS el especialista Ben Emanuel, director adjunto de suministro hídrico para el sudeste del país en American Rivers.

El área tiene casi cuatro millones de habitantes y consume cerca de 2.500 millones de litros de agua por día.

American Rivers estima que, con medidas de eficiencia hídrica, el área metropolitana de Atlanta ahorraría entre 300 millones y 700 millones de dólares, y no habría necesidad de construir nuevas represas.

Ayers también cree que en la región centro-sur, también afectada por la sequía, es necesario un manejo eficiente del agua. Él hace hincapié en la irrigación. "El uso eficiente de estos sistemas de irrigación es primordial", dijo.

Pero incluso en áreas donde la sequía no es tan severa, se necesita administrar mejor los recursos hídricos. En el noroccidental estado de Washington, un claro ejemplo de esto es la cuenca del río Yakima.

Las negociaciones entre las partes se iniciaron en 2009, y ahora ambientalistas, agricultores, el pueblo nativo yakima y los gobiernos estadual y federal han llegado a un acuerdo en torno a un plan integrado.

"La conservación y la eficiencia hídrica son una parte importante del Plan Integrado de la Cuenca del Yakima", dijo a IPS el director de conservación de American Rivers para el estado de Washington, Michael Garrity.

Pero el plan también tiene otros elementos que hay que implementar a fin de cumplir sus objetivos, como un mejor manejo de las napas subterráneas y la renovación de las represas existentes.

El común denominador de todas estas medidas es simple, según los conservacionistas: tal vez no se pueda pronosticar una sequía, pero se puede estar preparado cuando llega.

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