Lysette Mendum nunca tuvo tanto miedo como cuando escuchó las máquinas excavadoras tirando árboles para despejar el camino hacia una mina cerca de su pequeña aldea de Assoumdele, en la selva de Ngoyla-Mintom, en la Región Este de Camerún.
La selva, prácticamente intacta, se extiende por 943.000 hectáreas en el Este y Sur de Camerún.
Lo único en que puede pensar Mendum mientras escucha las excavadoras es en el futuro incierto que le espera a ella y a sus tres hijos, miembros de la etnia baka, también conocidos como pigmeos, integrada por unas 35.000 personas que han vivido desde siempre en la selva del sudeste de Camerún.
La expulsión de los baka de sus tierras tradicionales se enmarca en los esfuerzos del gobierno por promover a este país de África occidental como una economía emergente.
"El gobierno de Camerún y los blancos nos sacaron del corazón de la selva de Ngoyla-Mintom y nos reubicaron en esta aldea en el límite. Ahora nos adentramos en lo más profundo del bosque durante el día y regresamos en la noche", dijo Mendum a IPS.
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Las organizaciones ambientalistas están preocupadas por la situación dado que las compañías mineras y madereras obtuvieron concesiones sobre grandes extensiones de selva.
De las 22,5 millones de hectáreas que tiene Camerún, 78 por ciento son consideradas productivas y cedidas a empresas madereras, según estadísticas del Ministerio de Selvas y Fauna (Minfof, por sus siglas en francés).
De las 17,5 millones de hectáreas de selva productiva, el gobierno ya otorgó concesiones sobre 7,5 millones. En el distrito de Ngoyla, donde vive Mendum, una compañía australiana de explotación y desarrollo de mineral de hierro recibió permiso para realizar exploraciones.
Una fuente del Ministerio dijo a IPS que apenas 20 por ciento de las 17,5 millones de hectáreas fueron consideradas reservas de vida silvestre, lo que incluye parques nacionales, reservas de animales, jardines botánicos y zoológicos, santuarios y zonas de caza.
"El gobierno reparte permisos de tala y minería desde principios de 2000 en un esfuerzo por generar riqueza y convertirse en una economía emergente para 2035. Pero eso imposibilitó el acceso de los pigmeos baka a la selva que siempre consideraron su hogar natural", dijo David John Hoyle, director de conservación del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF).
Eso se debe a que la ley de Fauna, Selvas y Pesca de 1994 prohibió asentamientos humanos dentro de áreas protegidas, que incluyen zonas marcadas para tala y parques nacionales. La norma también restringe el acceso a las mismas.
El gobierno comenzó en 2000 a desplazar a los baka de las selvas para integrarlos a la sociedad.
Mfouou Mfouou, director de conservación del Minfof, dijo a IPS que el gobierno trabaja con sus socios para asegurarse que las selvas se gestionen de forma sustentable.
"Eso implica proteger los derechos de los baka", apuntó.
El Minfof firmó un acuerdo de 1,7 millones de dólares con el Ministerio de Asuntos Sociales para mejorar la integración sociocultural y económica de los baka a la sociedad, proceso que se ha hecho contra su voluntad.
"Los baka viven en la selva del sur de Camerún desde hace miles de años, y lo han hecho en total armonía con la naturaleza", dijo Hoyle.
"Al principio pensamos que nuestro pueblo se beneficiaría de la llegada de todas estas empresas, pero lo único que obtuvimos fue una prohibición de no adentrarnos en partes de la selva, cerca del Parque Nacional de Boumba Bek", señaló Ernest Adjima, presidente de Sanguia Bo Buma Dkode, una asociación baka que quiere decir "un corazón" en bakola.
Samuel Naah Ndobe, coordinador del Centro de Ambiente y Desarrollo, dijo a IPS que el gobierno ahora quiere asentar a los baka en tierras cultivables a lo largo de las principales rutas del país.
"Pero tienen que buscar animales en la selva, y las tierras cultivables suelen ser consideradas propiedad de las dominantes tribus bantú. Cuando ellos salen de la selva y se asientan allí, los bantú simplemente les dicen ustedes no tienen tierras aquí, esta es nuestra", añadió.
Pero cuando regresan a la selva los tratan como visitantes inoportunos.
"No podemos evitar sentir miedo porque todos los días se nos acercan extranjeros predicando un nuevo evangelio sobre minería. Y con el paso de los días, vemos restricciones sistemáticas a nuestros derechos", dijo Mendum a IPS.
Naah Ndobe señaló que cuando los baka tratan de acceder a la selva, son sistemáticamente expulsados por los guardas y los conservacionistas.
"Sin tierras que puedan considerar suyas, estos primeros pobladores están ahora en una situación muy vulnerable. Ya no tienen derechos sobre sus tierras, donde viven y las que consideran su hogar desde hace siglos", dijo a IPS.
La política de derechos de usuarios de selvas también marginó a los baka.
La normativa permite a los baka quedarse con productos no madereros de la selva, como plantas medicinales, frutos silvestres, tubérculos, miel y animales para consumo personal. Pero no pueden vender ningún de estos artículos.
"Solo pueden cazar para el consumo familiar. Pero al no poder vender los animales no pueden mandar a sus hijos a la escuela", indicó Naah Ndobe.
"Si vienen por nosotros, no tenemos que huir, tenemos que esperar a que nos maten aquí porque dependemos de la selva para nuestras necesidades básicas", dijo Mendum a IPS.
Hay esfuerzos para garantizar a los baka el acceso a los parques nacionales, según Mfouou, pero también se construye infraestructura social, como escuelas y centros de salud, en otros lados.
Pero según Naah Ndobe, Camerún debe desarrollar de forma urgente más políticas y estructuras específicas de apoyo para satisfacer los derechos de los baka.