Tensión por posible estado islámico en el norte de Mali

Los tuaregs y los grupos islamistas que tomaron en marzo el control del norte de Mali tratan de encontrar un denominador común para administrar juntos el territorio. Los residentes temen que las libertades personales y colectivas no se respeten si la alianza crea un estado islámico.

Ansar Dine, vinculado a la red extremista Al Qaeda en el Magreb (norte de África), y el Movimiento Nacional de Liberación de Azawad (MNLA) se apoderaron del norte de este país de África occidental en el marco del vacío de poder que siguió al golpe de Estado.

Abdoul Maïga, director del Centro Ahmed Baba de Estudios Islámicos de Tombuctú, una de las principales ciudades bajo control rebelde, indicó que los dos grupos tienen perspectivas muy diferentes.

"El MNLA quiere estar cerca de Europa, donde tiene contactos. En cambio, Ansar Dine está orientado al mundo árabe, donde encontró apoyo. No sé si de los gobiernos o de organizaciones específicas, pero es seguro que sus fondos proceden de Medio Oriente, en especial de Qatar", dijo Maïga a IPS por teléfono.

El 26 de mayo fue anunciado un acuerdo entre los islamistas y el MNLA, por medio del cual unían sus aparatos armados para crear un estado islámico en los alrededores de las regiones de Tombuctú, Gao y Kidal. Pero cinco días después, los tuaregs se retiraron declarando su preferencia por un estado secular e independiente.
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"El fracaso de la unión anunciada no sorprendió", indicó Maïga. "La población del norte de Mali, si pudiera elegir, nunca aceptaría un estado islámico", apuntó.

Alrededor de 90 por ciento de los malienses son musulmanes, según el Alto Consejo Islámico. El norte, y en especial Tombuctú, desempeñó un papel importante en la propagación del Islam en África occidental.

"Pero la gente no entiende qué está pasando. Aquí el Islam nunca se expandió por la yihad (guerra santa) ni mediante ninguna otra forma de violencia", indicó Maïga.

Las negociaciones entre las facciones rebeldes por la aplicación de la shariá (ley islámica) se prolongaron hasta junio.

Algunos residentes del norte consideran que el fracaso de la alianza es una prueba de que la shariá no se puede aplicar en el norte, en especial en gente como la de Tombuctú, que deben preservar su reputación de apertura para seguir atrayendo turistas.

"El norteño es, por naturaleza, librepensador. La libertad es muy importante, y por eso 90 por ciento de la población no quiere que esa gente esté a cargo", dijo a IPS el alcalde de Gao, Sado Diallo.

Ansar Dine comenzó a aplicar la ley islámica en la ciudad, incluida la práctica de cortar la mano a los ladrones y de azotar a los fumadores, según el alcalde, quien al mismo tiempo se lamentó del aumento del bandidaje. "Todos los días recibo mensajes de gente que se queja de actos perpetrados por las milicias", señaló Diallo.

Mucho más al sur, en Bamako, el gobierno de transición considera que es irrelevante si los rebeldes se alían o no. La prioridad de las autoridades es aliviar el sufrimiento de la población norteña, dijo el portavoz del gobierno, Hamadoun Touré, a la radio estatal

Fuera de Mali, la Comunidad Económica de África Occidental (Cedeao) y la Unión Africana (UA) están preocupadas por la posibilidad de que se instale un estado islámico bien armado en el norte.

De visita a Francia, el presidente beninés Boni Yayi, quien, además, preside la UA, planteó la posibilidad de que intervenga una fuerza militar africana en Mali auspiciada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Los tres vecinos del norte de Mali, Argelia, Níger y Mauritania, también están preocupados.

Tras la declaración unilateral de independencia de Azawad el 6 de abril, los tres países, que en 2010 crearon un comité de lucha contra el terrorismo y el narcotráfico, se reunieron en la capital de Mauritania, para apoyar las iniciativas de la Cedeao en Mali.

Pero mientras se espera la ayuda extranjera, la población del norte de Mali comienza a perder la paciencia.

Seydou Cissé, miembro de la milicia fulani "Ganda Iso", en la región de Gao, dijo a IPS que la población tiene intenciones de luchar.

"Lo único que queremos de la comunidad internacional es apoyo para el ejército nacional en forma de ataques aéreos contra los islamistas que se apoderaron de sofisticadas armas confiscadas a Libia, tras la caída de Muamar Gadafi", añadió.

"Haremos lo mejor posible por liberarnos", añadió.

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