El flujo masivo de personas que huyen de la guerra y del hambre desborda los campamentos humanitarios en Sudán del Sur y la consecuente escasez de agua ya comenzó a hacer estragos en los últimos cuatro días.
Los refugiados escapan del estado sudanés de Nilo Azul, donde insurgentes tratan de derrotar al gobierno de Jartum.
La organización humanitaria Human Rights Watch (HRW) informó a comienzos de abril que la población civil sufre una campaña de bombardeo aéreo indiscriminado.
Voitek Asztabski, coordinador de emergencia de Médicos Sin Fronteras (MSF), dijo que algunas personas murieron durante una caminata de entre siete y 10 horas el lunes 11 para encontrar agua, después de que se agotó en el campamento Kilómetro 48, en el estado sursudanés de Alto Nilo.
Los refugiados sudaneses se asentaron en el kilómetro 48, un lugar en medio de la nada y sin la infraestructura más básica.
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La organización trata de determinar exactamente cuántos adultos y cuántos niños y niñas murieron, y cuáles fueron las causas del deceso. MSF estima que entre cinco y 10 personas fallecieron por día desde que el Kilómetro 48 se quedó sin agua.
"Unos 15.000 refugiados caminaron 25 kilómetros en masa hasta el lugar más cercano donde había agua", reza un comunicado emitido por MSF el miércoles 13.
Las fuertes lluvias impidieron que organizaciones humanitarias los trasladaran en camión debido a la inundación de los caminos.
"Vimos a varios morir de sed y de deshidratación", dijo Asztabski por teléfono satelital desde el campamento Kilómetro 18, la nueva ubicación con limitada disponibilidad de agua. "Fue una actividad bastante horrorosa que tuvimos que presenciar aquí", apuntó.
Algunas personas estaban demasiado débiles para responder al tratamiento médico.
"Fuimos el martes temprano para ofrecer asistencia médica y puntos de rehidratación a lo largo del camino", reza una declaración del médico Erna Rijnierse, de MSF.
"Ha sido espeluznante ver cómo las personas más débiles morían mientras caminaban, demasiado deshidratadas para reaccionar a la atención de urgencia para salvarlos", relata.
Hay unos 105.000 refugiados del estado sudanés de Nilo Azul en el sursudanés de Alto Nilo, según la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados, en tanto otros 15.000 están en camino.
Asztabski dijo que los refugiados llegan desnutridos, deshidratados y enfermos después de caminar desde Nilo Azul. Las afecciones más comunes son neumonía y otras infecciones respiratorias contraídas por dormir a la intemperie, y diarrea por beber agua contaminada.
Se necesita un enfoque "proactivo" frente a la crisis, remarcó, pues las agencias responden a la emergencia sin implementar planes de contingencia. Por ejemplo, no hay nada previsto para cuando el agua se acabe en Kilómetro 18, lo que probablemente ocurra en dos semanas y media.
Las agencias humanitarias alertan desde hace meses sobre la necesidad de reubicar a las personas desplazadas antes de que se acabe el agua potable y de que comience la estación de lluvias, lo que dificulta enormemente el transporte.
Andrew Omale, coordinador de emergencia de Oxfam International, dijo a IPS en marzo que la situación de los refugiados en Alto Nilo era una "emergencia olvidada" y pidió más apoyo.
Asztabski dijo que las agencias siguen con problemas por falta de capacidad y de recursos. Comparó esta crisis con la situación que vio en Etiopía año pasado, cuando el hambre que golpeó a Somalia hizo que muchas personas huyeran a ese país y a Kenia.
Unas 10 millones de personas se vieron afectadas por la sequía en el Cuerno de África. Pero hay menos recursos disponibles para esta emergencia, apuntó.
"Todo el mundo está sobreexigido por esta situación", se lamentó Asztabski. "La crisis requiere de más atención y de más fondos", insistió.
Las personas comenzaron a escapar de Nilo Azul hacia Sudán del Sur y Etiopía a principios de septiembre, cuando Jartum expulsó al gobernador de ese estado, Malik Agar, y lo reemplazo por un militar de su confianza.
Desde entonces, las fuerzas de Agar se enfrentan a las del gobierno central, y los civiles sufren la peor parte de los abusos, denunció HRW.
La organización registró en su informe de abril violaciones de derechos humanos contra civiles tales como detenciones arbitrarias, asesinatos extrajudiciales, golpizas y torturas. Las fuerzas del gobierno arremeten contra sospechosos de tener vínculos con el grupo de Agar, conocido como Movimiento de Liberación del Pueblo de Sudán- Norte (SPLM-N).
El SPLM-N está activo en Nilo Azul y en Kordofán del Sur, desde donde 47.000 personas cruzaron la frontera hacia el estado sursudanés de Unidad, según la Organización de las Naciones Unidas.
Los rebeldes integraron el Movimiento de Liberación del Pueblo de Sudán que luchó durante 20 años contra Jartum, lo que finalmente llevó a la secesión de Sudán del Sur en 2011.
Cuando la parte sur se independizó en julio del año pasado, el SPLM de Kordofán del Sur y de Nilo Azul agregó "Norte" a su nombre y se autoproclamó un partido político separado en Sudán. Volvió a las armas contra Jartum, que acusó de aplicarles mano dura.
Sudán negó en varias oportunidades atacar a la población civil. Pero organizaciones humanitarias, así como el gobierno de Gran Bretaña y de Estados Unidos, llamaron a Jartum a detener los bombardeos contra los civiles.
Los refugiados cuentan que huyen de las bombas con muy pocas pertenencias, señaló Asztabski, y deben caminar hasta dos meses para llegar a la frontera.
"Nos cuentan historias espantosas. Es un viaje muy peligroso y agotador", remarcó.