El gran éxodo de la población de Somalia a Kenia o Etiopía alimenta el debate sobre una nueva preocupación mundial: los refugiados climáticos, forzados a moverse a países vecinos al ser golpeados por fenómenos climáticos extremos.
Este desplazamiento masivo en algunos países de África, especialmente en el este del continente, obedece a largos períodos de sequía, a los que se suman los conflictos armados que tienen lugar en la región. Esto es lo que forzó el éxodo de Somalia desde fines de 2010 y a lo largo de 2011.
El tema es motivo de honda preocupación en la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), que lanzó el jueves 21 en la cumbre ambiental Río+20 el informe "El cambio climático, la vulnerabilidad y la movilidad humana".
Río de Janeiro ha acogido por tres días y hasta este viernes 22 la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible, Río+20, en que participan jefes de Estado y de gobierno de cerca de 130 países, y cuyo documento final es considerado altamente decepcionante por las organizaciones sociales.
El estudio de Acnur, presentado en Riocentro, sede de la Conferencia, se basa en los informes de 150 refugiados de África Oriental y evalúa las tendencias globales para el desplazamiento forzado y su relación con el cambio climático y los desastres naturales.
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Eso incrementa el fenómeno de refugiados por el cambio climático, que da una nueva dimensión de emergencia a la adopción de medidas para la mitigación y adaptación al recalentamiento planetario precisamente por la actividad humana, en lugares muy alejados de quienes son afectados por ella, como sucede en África.
La alerta sobre la nueva realidad de refugiados climáticos fue lanzada por Acnur en una semana en que, precisamente, se celebró el Día Mundial de los Refugiados, el miércoles 20, en cuyo marco se realizaron movilizaciones en muchos países en demanda de que la comunidad internacional mejore la atención a este problema humanitario.
El informe de Acnur fue elaborado con la colaboración del Instituto de Medio Ambiente y Seguridad Humana de la Universidad de las Naciones Unidas, apoyada por con el apoyo de la London School of Economics (Escuela de Economía y de Ciencia Política de Londres) y de la Universidad de Bonn.
El rector de la Universidad de las Naciones Unidas, el suizo Konrad Osterwalder, explicó que "el informe destaca la importancia de la necesidad de comprender las experiencias de personas reales que ya son vulnerables a las tensiones ambientales".
El Alto Comisionado para los Refugiados, el portugués Antonio Guterres, reconoció que el documento confirma reportes anteriores que dan cuenta de la existencia desde hace años de refugiados por situaciones climáticas extremas.
"Los refugiados hacen todo lo posible para continuar viviendo en sus hogares y sus tierras, pero cuando sus cosechas ya no rinden, sus reservas de alimentos y cultivos ya no se garantizan su sobrevivencia, no tienen otra alternativa que mudarse", dijo Guterres.
"Estoy convencido de que el cambio climático va a empeorar aún más la crisis de desplazamientos en el mundo. Es muy importante que el mundo ayude a reaccionar y responder a estos desafíos", alertó Guterres.
El portavoz de Acnur en Brasil, Luiz Fernando Godinho, reconoció a TerraViva que todavía no existe una definición técnica del término de "refugiado climático", pero destacó que lo importante es un hecho de que los fenómenos asociados al clima fuerzan la movilización de cada vez más gente en el mundo.
Y a medida que aumentan las alteraciones climáticas, los desplazados por esta causa aumentan, alertó.
"Acnur ha hecho un llamamiento a Río +20 para que estemos atentos a la existencia de refugiados que son desplazados forzosos por los cambios extremos del clima. No existe por parte de la comunidad internacional un conjunto de medidas y acuerdos para dar garantías a estas personas que se movilizan por los desastres naturales", explicó.
Actualmente, existen en el mundo 15 millones de refugiados, de los cuales 10 millones están bajo el mandato de la Organización de las Naciones Unidas. Pero no es posible saber cuál es el número de ellos cuyo desplazamiento forzado fue a causa de desastres naturales.
Tan solo Somalia, que ocupa el tercer lugar en número de desplazados forzosos, tiene actualmente 1,1 millones de refugiados en países vecinos, el triple que en 2004. Esa nación está asolada por un conflicto armado, al que se suman las convulsiones relacionadas con la sequía y la hambruna.