Crece la presión sobre el gobierno de Estados Unidos para que intervenga directamente en la crisis de Siria, aunque el presidente Barack Obama parece determinado a evitar una acción militar.
Citando las últimas masacres cometidas por el régimen sirio contra la población, neoconservadores y otros "halcones" (ala más belicista) presionan para que Washington provea de armas a las fuerzas de la oposición y ayude a Turquía y a Jordania a crear y mantener "zonas seguras" para los civiles en las fronteras.
"Además, Estados Unidos y nuestros aliados en la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) deberían fortalecer las sanciones contra Siria, montando un bloqueo marítimo", según Max Boot, prominente neoconservador en el independiente Consejo de Relaciones Exteriores.
"Esto haría más difícil que Rusia e Irán, los principales aliados de Siria, proveyeran de armas al régimen", escribió esta semana en el periódico Los Angeles Times, señalando que también debían ser considerados ataques aéreos contra las principales bases sirias, como los efectuados en Libia.
Sin embargo, por ahora la administración de Obama parece más preocupada por la posibilidad de ser arrastrada a otra guerra en Medio Oriente, y teme que una mayor militarización del conflicto desestabilice a los países vecinos de Siria.
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El gobierno de Obama, pese a su creciente escepticismo, prefiere respaldar los esfuerzos del enviado especial de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y de la Liga Árabe, Kofi Annan, para convencer al régimen de Bashar Al Assad de que adopte un plan de paz. Citando los informes de una masacre de 78 civiles en la central provincia siria de Hama el miércoles 6, la secretaria de Estado (canciller) estadounidense, Hillary Rodham Clinton, endureció su discurso al reunirse con su par de Turquía el jueves, señalando que Assad había "incrementado su brutalidad".
"Siria no podrá ser pacífica, estable y mucho menos democrática hasta que se vaya Assad", afirmó, subrayando que Washington intentaba intensificar las sanciones económicas y diplomáticas contra el régimen y estimular a otros gobiernos a que hicieran lo mismo como parte de un esfuerzo coordinado contra Damasco.
El propio Annan, ex secretario general de la ONU, sugirió el jueves 7 ante la Asamblea General que se debería ejercer mayor presión sobre el régimen sirio.
Tras admitir que su plan de cese del fuego "no fue implementado", sostuvo que era tiempo de considerar "qué otras opciones existen para poner fin a la violencia".
"La violencia se está agravando", alertó. Siria "se está volviendo cada vez más polarizada y radicalizada. Y sus vecinos inmediatos están cada vez más preocupados por la amenaza de un contagio" del conflicto.
Según David Ignatius, columnista de The Washington Post, Annan espera obtener la aprobación del Consejo de Seguridad de la ONU para la creación de un "grupo de contacto" que redacte un plan de transición para Siria.
El grupo estaría integrado por representantes de los cinco miembros permanentes del Consejo (China, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Rusia), de la Liga Árabe, de Turquía e Irán, y tendría el mandato de elaborar un plan que, entre otras cosas, le permitiría un exilio seguro a Assad, convocaría a elecciones en Siria y reformaría las fuerzas de seguridad de ese país.
Se espera que el gobierno de Obama respalde la propuesta, al menos en lo que refiere a Rusia, país considerado clave por Washington para persuadir a Assad de abandonar el poder.
Pero la participación iraní es más complicada. Clinton dijo el jueves que es difícil "imaginar que un país que pone tanto esfuerzo en mantener a Assad en el poder sea un actor constructivo".
Añadió que Irán no sería considerado un "participante adecuado en este punto".
Mientras, halcones en Washington citan las masacres en Hama y Houla de la semana pasada como una prueba de que los esfuerzos diplomáticos de Annan, que incluyeron el despliegue de 300 observadores internacionales, fueron una pérdida de tiempo, en el mejor de los casos.
"Una acción que se necesita de inmediato es abandonar cualquier pensamiento ilusorio de que los esfuerzos (de Annan) ayudarán en esta situación, o que la conciencia de Rusia finalmente será conmovida", escribió en The Wall Street Journal el senador Marco Rubio, estrella emergente del opositor Partido Republicano y de opiniones fuertemente neoconservadoras.
"Estados Unidos debe instar al señor Annan a que condene a Assad y renuncie a su cargo de enviado especial, con el fin de que el régimen de Siria y otros gobiernos no puedan esconderse más detrás de la fachada de sus esfuerzos de mediación", señaló.
La diplomacia "no tiene oportunidad a menos que el equilibrio militar pese contra Assad", sostuvo Rubio, quien es considerado como compañero de fórmula del probable futuro candidato presidencial republicano Mitt Romney.
"Potenciar y apoyar a la oposición de Siria hoy nos dará mayores oportunidades de influenciarla en el futuro", agregó.
A comienzos de esta semana, Danielle Pletka, vicepresidenta de estudios de defensa y de política exterior en el neoconservador American Enterprise Institute, llamó a "aumentar las armas ligeras que sauditas y qataríes suministran al Ejército Libre Sirio".
"Lejos de intensificar un conflicto que está segando miles de vidas, armas efectivas finalmente podrían darle ventaja a la oposición y causar más deserciones en el ejército sirio", arguyó.
Además, subrayó, esos pasos firmes aumentarían las probabilidades de Obama de ser reelecto.
* El blog de Jim Lobe sobre política exterior estadounidense puede leerse en: http://www.lobelog.com