La norteña comunidad chilena de Caimanes padecerá graves problemas de salud, según especialistas, si no se revierte la alta contaminación de las aguas provocada por un embalse de relave minero de la firma Los Pelambres, propiedad de la familia Luksic, la más rica del país.
Paradójicamente, la Minera Los Pelambres acusó a comuneros que reclaman por esta situación de crear un conflicto artificial para obtener beneficios particulares, cuestión que se dirimirá el 28 de este mes.
"Estos son crímenes contra el patrimonio y la sociedad, son violaciones a los derechos humanos, y el Estado es responsable al no permitirles a los pobladores de Caimanes el acceso al agua potable y permitir que una empresa los ponga en peligro de muerte", dijo a IPS el arqueoastrónomo Patricio Bustamante.
El experto precisó que la operación de la minera en el Valle del Choapa, unos 250 kilómetros al norte de Santiago, generó un impacto en la comunidad y una enorme pérdida patrimonial, luego de la excavación de 140 sitios arqueológicos y el traslado de 500 piedras con 2.000 petroglifos desde su lugar original.
Pero lo más grave, a juicio de los expertos, ha sido la construcción y funcionamiento en plena cordillera de los Andes del embalse de relaves El Mauro que, con siete kilómetros de largo y un muro de 270 metros de altura, se convirtió en el basurero químico más grande de América Latina.
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El Mauro, que en lengua indígena significa lugar donde brota el agua, se ubica a ocho kilómetros del pueblo de Caimanes, río arriba.
Según estudios de Bustamante, el relave no sólo ha significado la destrucción de la naciente del estero Pupío, sino la pérdida de napas de agua, de biodiversidad y del último relicto de bosques de la especie canelo chequen del planeta.
Además representa un serio riesgo para los pobladores del área circundante, la cual, en caso de derrumbe de la presa, tendrán apenas cinco minutos para escapar cerro arriba, sin que exista un sistema de alarma temprana.
Otra agravante es la rapidez con la que se ha llenado el embalse, en tan sólo cuatro años en lugar de los 25 años planificados, con una mezcla de desechos tóxicos y aguas que brotan desde el suelo. Como consecuencia de su ubicación, el depósito además está contaminando el agua de donde se alimenta el pueblo.
El estudio más importante sobre la contaminación de las aguas en Caimanes fue desarrollado en noviembre por el doctor Andrei Tchernitchin, de la estatal Universidad de Chile, quien determinó un alto contenido de metales tóxicos en diversos afluentes.
"En el puente Caimanes, la cantidad de hierro superaba la norma en 50 por ciento y también la muestra de manganeso era casi el doble de lo permitido para agua potable", precisó Tchernitchin a IPS.
Basado en esos resultados, este académico fue por más contramuestras. En una segunda investigación, realizada en febrero de 2012, constató en un charco, ubicado unos centímetros sobre un estero, niveles de manganeso que superaban las normas internacionales.
"La norma es de 100 microgramos de manganeso por litro y encontramos 9.477 microgramos. La norma de hierro también sobrepasaba en 30 por ciento", indicó.
"Eso me parece muy grave porque significa que hay una napa contaminada que está bastante cerca, a un par de kilómetros de la pared del embalse de relaves y por ahí está filtrando su contenido, que está no sólo contaminando las napas sino que está saliendo al estero", aseveró.
Precisó que el proceso de contaminación de napas puede durar cinco o 10 años y en ese momento la contaminación llegará hasta el agua potable.
Advirtió además que, en caso de persistir este grado de contaminación, las consecuencias en la salud de la población serán graves. "La exposición a largo plazo de manganeso produce distintas enfermedades del sistema nervioso central, como psicosis, parkinsonismo y demencia", ejemplificó.
Tchernitchin, presidente de la Comisión de Medio Ambiente y Salud del Colegio Médico de Chile, señaló que es necesario completar otras investigaciones, pero que es imperativo "obligar a la empresa" a desarrollar un proceso de limpieza de las aguas, aunque sea "de alto costo, porque supongo que quien contaminó debe ser el responsable en tomar las medidas para descontaminar".
También consideró "curioso" que las contramuestras tomadas por la empresa no hayan arrojado la presencia de ninguno de los contaminantes aparecidos en sus estudios.
La Minera Los Pelambres, que opera en la zona desde hace 10 años, es de propiedad de la familia Luksic, una fortuna de las mayores fortunas del país y del mundo, según la revista estadounidense Forbes.
La justicia ya falló a favor de la comunidad en un juicio de 2006 que constató la contaminación que hoy la empresa dice desconocer. Pero la rúbrica de un avenimiento por 25 millones de dólares repartidos entre el dueño de un fundo, el anterior abogado de la comunidad, Fernando Dougnac, y un grupo de dirigentes, permitió a la minera seguir con el proyecto.
Posteriormente, con nuevos abogados, se presentó una nueva querella contra la empresa minera, sus dirigentes y su anterior abogado por prevaricación. En paralelo, 11 comuneros llevaron adelante una huelga de hambre que se extendió por 81 días.
En este contexto surgió una acusación de Los Pelambres contra el presidente del Comité de Defensa de Caimanes, Cristián Flores, y sus abogados por asociación ilícita y prevaricación. La firma sostiene que el grupo está creando un conflicto artificial por beneficios económicos.
"Lo complejo es que la Minera levantó querellas que son investigadas por un mismo fiscal, que nunca indagó a la empresa y que, sin embargo, sí levanta una acusación que no tiene ningún asidero, tanto así que los informes policiales dicen que no hay nada", explicó a IPS la abogada Sandra Dagnino, una de las acusadas por la empresa.
Para ella es inexplicable que el juez no considere como prueba válida el informe elaborado por el doctor Tchernitchin, avalado por la Universidad de Chile y el Colegio Médico.
El juicio, en el que se presentarán cerca de 80 testigos por parte de la defensa y se espera comparezca Juan Paul Luksic, estaba previsto para el jueves 7, pero quedó suspendido hasta el día 28.