En Indonesia se quiere imponer lo verde

El moderno estilo de vida de los estudiantes es gran responsable de las emisiones de dióxido de carbono de Indonesia, advierte un estudio de la Universidad Agrícola de Bogor (BAU), en Java Occidental.

"En promedio, cada universitario tira dos bolsas de plástico al día, y hay más de 3.000 de ellos en nuestro campus", dijo Popi Puspita Forestian, estudiante de la BAU, en conversación con IPS.

Además de las bolsas de plástico, los estudiantes gastan mucha energía eléctrica para utilizar diversos aparatos que consideran esenciales, como reproductores de CD y de DVD, consolas de videojuegos, televisores, teléfonos móviles, computadoras y otros.

"La mayoría de los estudiantes son conscientes del costo que tiene para el ambiente su estilo de vida, pero no están dispuestos a quedar fuera de la moda", añadió. "Por eso decidimos trabajar sobre cómo hacer que las actividades verdes también pasen a estar a la moda".

Otro estudio, en este caso del Institute for Essential Service Reform (IESR), con sede Yakarta, confirmó que el estilo de vida moderno es el principal factor detrás de las crecientes emisiones de carbono, causantes del cambio climático.
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IESR llegó a sus conclusiones creando un sistema en Internet (www.iesr.or.id/carboncalculator/) que permite a cualquier individuo calcular su propia huella de carbono a través de información que se actualiza en forma continua.

"Las clases medias en las ciudades de Indonesia son las principales contribuyentes de las emisiones de gases invernadero, alrededor de 50 por ciento del total, la mayoría generadas por el uso de sus artefactos electrónicos", explicó Henriette Imelda, investigadora de IESR.

"El uso excesivo de artefactos electrónicos impulsa el consumo de electricidad, que a su vez incrementa la emisión de dióxido de carbono (CO2)", explica el estudio.

Java Occidental, la provincia más industrializada de Indonesia, es la mayor emisora de carbono del país, liberando unos 12.500 gramos de CO2 por habitante cada día.

Banten, Java Central, Sumatra y Kalimantan no se quedan detrás.

Sorprende que la sobrepoblada y mal administrada Yakarta, con sus embotellamientos diarios, no esté entre las cinco ciudades más emisoras de carbono del país.

Java Occidental es un importante centro de universidades y escuelas, en las que es masivo el uso de papel y donde las emisiones de carbono se ven agravadas por el uso de aparatos electrónicos, bombillas fluorescentes, televisores y secadores de pelo, indica el estudio de IESR.

En la provincia hay no menos de 68 universidades, 18 de las cuales son estatales, además de 130 escuelas secundarias gubernamentales, miles de instituciones privadas y organizaciones no gubernamentales.

Cerca de 50 por ciento de las emisiones de carbono de Java Occidental son generadas por el uso de aparatos electrónicos, seguidos de las bombillas eléctricas incandescentes. El estudio propone medios de iluminación eficientes y menos contaminantes.

Además, la rápida expansión de los complejos de viviendas en la provincia aumentó la demanda de electricidad, lo que supone una mayor presión sobre la Corporación Nacional de Energía.

Incluso los sondaneses, que constituyen la mayor etnia de Java Occidental, están también muy al tanto de la moda. "Siguen las tendencias mundiales y compran los últimos productos", dijo Imelda a IPS.

El IESR lanzó una campaña denominada "Mujeres bajas en carbono", que consistió en el envío de voluntarios para difundir información sobre el cambio climático y exhortar a cada individuo a reducir su huella de carbono.

"Las mujeres pueden hacer mucho en la lucha mundial contra el cambio climático, y pueden comenzar calculando cuánto carbono producen", indicó Imelda.

En la BAU, Popi y otros 50 estudiantes recogen sistemáticamente las bolsas de basura y otro tipo de desechos en el campus.

El equipo promueve además el uso de bolsas de tela reciclables, distribuyéndolas gratuitamente. "Este año, pudimos darle a cada estudiante una bolsa muy a la moda", destacó Popi.

Este país del sudeste asiático, que se comprometió a reducir sus emisiones de carbono 26 por ciento para 2020, aprovecha a cada grupo social o comunidad que pueda ayudar a alcanzar esa meta.

En 2005, el Banco Mundial señaló a Indonesia como el tercer mayor emisor de CO2, pero principalmente debido la gran deforestación en marcha para obtener madera o hacer espacio para plantaciones, sobre todo de palma.

Según la organización ambientalista Greenpeace, se liberan grandes cantidades de gases invernadero con la destrucción de las turberas indonesias, que se cree almacenan 35.000 millones de toneladas de carbono.

Aunque Indonesia no ofrece información anual sobre sus emisiones, se sabe que la quema de carbón para producir electricidad -principalmente para atender las demandas de inversores extranjeros en industrias "sucias", como el acero, el cemento y la energía- disparó los niveles de contaminación.

En septiembre de 2011, este país anunció un "plan de acción" para ayudar a los ministerios y a los gobiernos locales a que implementen actividades bajas en carbono, algunas de las cuales son visibles, como en Rajawati, un verde y exuberante barrio en el sur de Yakarta.

Allí, cada hogar contribuye con la plantación de flores y árboles nutridos con desechos orgánicos y biodegradables.

"Todo lo verde que usted ve aquí viene de la conversión eficiente de desechos caseros", explicó Ninik Nuryanto, presidenta de la Asociación de Mujeres de Rajawati. "Cada hogar se encarga de separar la basura, colocando todos los plásticos en un pote y todo lo biodegradable en otro".

"Al comienzo, el fertilizante hecho con basura orgánica era simplemente una forma de ayudar a cultivar flores en nuestros patios delanteros. Pero cuando la producción excedió la demanda, comenzamos a venderlo", dijo a IPS.

El dinero reunido con las ventas de la asociación va a parar a un fondo destinado a financiar servicios públicos, como la pavimentación de las calles, la reparación del sistema de alcantarillado y el mantenimiento del parque comunitario.

El principal objetivo, subrayó Ninik, es involucrar a la comunidad en actividades verdes y hacerla consciente de la importancia de mantener un equilibrio con el carbono.

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