Economía verde divide a Asia

La cumbre Río+20 remarcó la disconformidad de activistas y de algunos gobiernos de Asia con los conceptos de «economía verde» y «crecimiento verde», a los que consideran una fachada para mantener un modelo que depreda los recursos naturales.

La Comisión Económica y Social para Asia y el Pacífico (Cespap), agencia regional de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) integrada por 58 países, está a favor de emplear esos enfoques, pero gigantes como China, India, Irán y Rusia los rechazan.

La economía verde promueve transformaciones en las formas de producción y de consumo para atender las problemáticas ambientales, mediante la innovación tecnológica y adjudicándole valor económico a los bienes naturales. Activistas señalan que ese enfoque solo refuerza el actual modelo de desarrollo, basado en la producción y el consumo excesivos.

Esta divergencia se hizo evidente en los días finales de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible o Río+20, celebrada del 20 al 22 de este mes en Río de Janeiro.

El embajador chino en Tailandia publicó el 21 de este mes una larga columna en un periódico de Bangkok destacando la importancia del desarrollo sostenible, pero evitando siempre usar conceptos como "economía verde" o "crecimiento verde".
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"China no solo encontró el camino a un desarrollo sostenible adecuado a sus condiciones nacionales, sino que también hizo importantes contribuciones al desarrollo sostenible en todo el mundo", señaló el embajador Guan Mu en su columna del diario The Nation.

"China está dispuesta a fortalecer la cooperación y a unir esfuerzos con otras partes para hacer más contribuciones al desarrollo sostenible global bajo el principio de ‘responsabilidades comunes pero diferenciadas’", aseguró.

El día anterior, en Manila, activistas liderados por Kalikasan, red de grupos ambientalistas con sede en Filipinas, protestaron frente a la embajada de Estados Unidos contra la economía verde porque "enriquece a corporaciones".

"Nosotros, el pueblo, a quienes no se nos permite hablar en la conferencia (de Río+20) y que vemos nuestros derechos pisoteados, no nos callaremos", dijo durante la protesta la secretaria general de la Asia Pacific Research Network, Lyn Pano.

"Fortaleceremos nuestras filas y lucharemos en forma constante" para rechazar la economía verde, añadió.

Mientras, el discurso de la Cespap en Río+20 sugería que los países de Asia y el Pacífico estaban a favor de adoptar la economía verde en sus planes de desarrollo.

"Estamos satisfechos de que las políticas de la economía verde sean reconocidas como una herramienta importante para el desarrollo sostenible y para la erradicación de la pobreza", dijo la secretaria ejecutiva de la Cespap, Noeleen Heyzer, durante una reunión de alto nivel.

El apuro de las agencias de la ONU, incluyendo el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), para adoptar las políticas de economía verde ignora temores asiáticos de que "se usen para socavar el marco aceptado de desarrollo sostenible", dijo Shalmali Guttal, investigadora principal del centro de estudios Focus on the Global South, con sede en Bangkok.

"Preocupa que este sea un intento de los países industrializados, los mayores contaminantes del mundo, para imponer el ‘proteccionismo verde’ en el mercado internacional", dijo a IPS.

"Las naciones en desarrollo de Asia tienen una razón para estar nerviosas, porque este es otro esfuerzo de los países industrializados de evitar los compromisos que adquirieron de ayudar a los del Sur a que cumplan sus metas de desarrollo", sostuvo Guttal.

"Los organismos de la ONU deberían escuchar al pueblo, al que se supone están ayudando", añadió.

Los desacuerdos entre la Cespap y algunos gobiernos de la región sobre economía verde ya habían quedado en evidencia en la sexta Conferencia Ministerial sobre Ambiente y Desarrollo de Asia y el Pacífico (MCED-6), celebrada en Kazajstán en octubre de 2010.

El comunicado de prensa final de ese encuentro debió ser reformulado.

China, India, Irán y Rusia objetaron la expresión "economía verde" que tenía un gran destaque en el texto e incluso en el título. El comunicado la mencionaba como la estrategia apoyada por los ministros asiáticos.

La Cespap se vio obligada a divulgar un nuevo comunicado de prensa identificando el crecimiento verde como "un enfoque (más) de desarrollo sostenible".

"Este es un tema que ha sido polémico desde entonces", admitió a IPS un diplomático asiático en Bangkok a condición de mantener el anonimato. A partir de entonces, "fiscalizamos la forma en que la Cespap emplea los términos ‘crecimiento verde’ y ‘economía verde’" en sus documentos, agregó.

"En el ámbito interno, la mayoría de los países contribuyen al desarrollo de alternativas bajas en carbono y en invertir en tecnología verde", explicó. "Pero nos resistimos a ser presionados para apoyar la economía verde en el contexto del desarrollo sostenible".

La Cespap se encontraba, de hecho, a la vanguardia del debate sobre crecimiento verde, reconociéndolo como una alternativa de desarrollo sostenible. El concepto fue promovido en la MCED-5, realizada en Corea del Sur en 2005.

Tres años después, luego de la crisis financiera de 2008, muchos otros apoyaron también el concepto de economía verde, desde el PNUMA hasta el Grupo de los 20 (G-20) países industrializados y emergentes.

"Los países asiáticos afrontan la restricción de recursos, el precio del combustible sube y eso es un impedimento a su desarrollo", dijo Rae Kwon Chung, director de ambiente y desarrollo de la Cespap. "La pobreza no puede erradicarse sin resolver esa falta de recursos. Las recientes crisis energética y alimentaria deben desatar un gran cambio".

"Los países en desarrollo requieren un sistema energético distinto", dijo a IPS. "La economía verde es una de las estrategias para poner en práctica el desarrollo sostenible".

La necesidad de ese cambio es evidente cuando se observa que para producir un dólar la región consume tres veces más recursos naturales que el resto del mundo, según un informe de la Espap publicado poco antes de Río+20.

Muchas economías de Asia y Pacífico son importadoras netas de recursos y materias primas y sensibles a las subas de precios.

En 2011, las subas de los alimentos y del petróleo sumieron en la pobreza a 42 millones de personas, mientras el año anterior otros 19 millones habían corrido la misma suerte.

Grandes naciones, como China e India, y otras más pequeñas, como Camboya y Vietnam, son elogiadas en el informe por adoptar programas para "reverdecer sus economías".

Pero las mayores economías regionales alzan una bandera roja cuando el crecimiento verde es colocado en otro contexto, como una nueva prescripción internacional y vinculante para el desarrollo sostenible del Sur global.

"Esto seguirá siendo un tema divisivo, y las sesiones de la Espap van a reflejarlo", dijo la fuente diplomática. "Algunos gobiernos ya han dicho basta".

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