Dos semanas de negociaciones a puertas cerradas no arrojaron consenso sobre el plan para asegurar una presencia humana sustentable en el planeta, titulado «El futuro que queremos», y que debe ser adoptado por una cumbre mundial de gobernantes a mediados de junio en Brasil.
Los negociadores, delegados de 193 estados miembros de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), proclamaron un éxito menor: lograron reducir el tamaño del texto del plan de acción que están negociando, el "borrador cero del documento final", de casi 200 a menos de 100 páginas.
El documento llegó a sumar más de 6.000 páginas de propuestas de estados miembros, organizaciones internacionales y grupos de la sociedad civil.
Tras las prolongadas conversaciones, que concluyeron el viernes 4, el embajador de Corea del Sur, Kim Sook, uno de los presidentes del comité preparatorio de la cumbre, dijo que los delegados "manifestaron su frustración por el escaso avance" hacia un plan concertado para adoptar un modelo de economía más amigable con la naturaleza y una vía hacia un futuro sostenible.
Con el fin de superar el estancamiento, el comité preparatorio pondrá de nuevo sobre la mesa el borrador cero en una reunión extraordinaria de cinco días que comenzará el 29 de este mes, menos de cuatro semanas antes de que se inicie la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible en la ciudad brasileña de Río de Janeiro.
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Esta sería casi la última oportunidad de terminar la redacción del plan de acción, si bien el comité preparatorio celebrará una reunión final en Río, entre el 13 y el 15 de junio.
El texto ha de estar listo para que lo aprueben los jefes de Estado y de gobierno que llegarán a la ciudad carioca para los tres días de la cumbre, entre el 20 y el 22 de junio.
Ese será el tramo culminante de la conferencia llamada Río+20, que da seguimiento a la histórica Cumbre de la Tierra de 1992, celebrada en la misma ciudad y que adoptó la Agenda 21 y la Declaración de Río sobre Ambiente y Desarrollo.
"Seamos francos. El texto que se está negociando no tiene nada que ver con el 'concentrado documento político' que pidió la Asamblea General de la ONU", dijo el secretario general de Río+20, Sha Zukang.
El objetivo debería ser llegar a Río con "al menos 90 por ciento del texto listo, y dejar solo el 10 por ciento más difícil para que se negocie allí en los más altos niveles políticos", dijo.
Un pronunciamiento de una coalición internacional de organizaciones no gubernamentales advirtió que Río+20 "parece que no va a agregar casi nada a los esfuerzos mundiales para lograr un desarrollo sostenible".
"Demasiados gobiernos están usando o permitiendo que las conversaciones socaven derechos humanos establecidos y principios ya adoptados como el de igualdad, el de precaución y el de 'quien contamina paga'", agrega el comunicado.
Antonio Hill, de la organización internacional de desarrollo Oxfam, dijo que "luego de cuatro meses conversando sobre el borrador cero, las negociaciones de Río+20 siguen en cero".
Hay muy poco o nada de lo que los gobiernos acordaron debería lograrse 20 años después de la Cumbre de la Tierra, agregó.
Además de Oxfam, la coalición de organizaciones no gubernamentales incluye a la Confederación Sindical Internacional, Development Alternatives Group, Greenpeace, el Foro Brasileño de Organizaciones No Gubernamentales y Movimientos Sociales para el Medio Ambiente y el Desarrollo y la también brasileña Vitae Civilis.
Uno de los principales puntos contenciosos es el concepto de economía verde y su "relevancia y significado para el Sur global, las preocupaciones sobre cómo asociar lo verde a la creación de medios de subsistencia sostenibles", dijo a IPS la directora de programas de Development Alternatives Group, Zeenat Niazi, entidad que centra su trabajo en el progreso de comunidades pobres de India.
Otras zonas de desacuerdo son la equidad, el consumo y la producción sustentables en el Norte global, la justicia social, especialmente vinculada a la extracción de recursos en países menos adelantados y en desarrollo, la transferencia de tecnología y el comercio, enumeró Niazi.
También hay disputas sobre la adopción de objetivos de desarrollo sostenible (ODS) y cómo estos darán respuesta a la "integración de los tres pilares de la sostenibilidad (económico, social y ambiental), en lugar de ser una mera lista de ítems".
"¿Y qué tipo de compromisos deben hacer las naciones, y qué grado de disposición deben demostrar, y cómo debe ser la creación de capacidades nacionales para facilitar la inclusión de los ODS en la planificación del desarrollo y las prioridades de cada país?", agregó Niazi.
A la pregunta de si una semana más de conversaciones podría marcar avances significativos, Niazi respondió a IPS que "sí podría, siempre que se creen espacios para incluir las voces de la sociedad civil e integrarlas del mismo modo al documento final, además de trazar un mapa de ruta inclusivo para los planes de acción posteriores a Río+20".
En un comunicado, la ONU describió varios de los asuntos polémicos que impiden el acuerdo.
Algunos países industrializados, según el comunicado, han abrazado la economía verde como un nuevo mapa de ruta hacia el desarrollo sostenible, mientras muchos países en desarrollo son más cautelosos y aseveran que cada nación debe elegir su propio camino hacia un futuro sustentable y que la economía verde no debería conducir al proteccionismo verde ni limitar el crecimiento y la erradicación de la pobreza.
Otros países y actores principales grupos que representan a la sociedad desde la ciencia y las empresas hasta los indígenas y las mujeres manifestaron preocupación por la puesta en práctica y la rendición de cuentas, subrayando que varios compromisos de reuniones mundiales previas, como la ayuda oficial al desarrollo, todavía siguen sin cumplirse, añade el texto de la ONU.
Sin embargo, prácticamente todos los países muestran voluntad de acuerdo en varios puntos, entre ellos la necesidad general de reconocer y de actuar ante los desafíos globales y nacionales.
"Está ampliamente reconocido que se necesita acción para responder a las necesidades de una población mundial creciente que sigue consumiendo y produciendo de modo insostenible, lo que resulta en ascendentes emisiones de carbono, degradación de los ecosistemas naturales y aumento de la desigualdad de ingresos", afirma el comunicado de la ONU.
Hay asimismo una amplia admisión de que se necesitan mejores indicadores para medir el progreso humano que el producto interno bruto (PIB).
Los países también han examinado la idea de nuevos ODS, un conjunto de puntos de referencia para guiarlos en la consecución de resultados concretos en un lapso determinado, como el acceso a energía sostenible y agua potable para todos, añade el texto.
Pero algunos países difieren en su visión sobre lo que debería incluirse o no en esos objetivos, así como en el proceso formal de decidir cómo y cuándo se deben definir, finalizar y adoptar dichas metas.