Varias mujeres trabajan en un vivero en esta árida zona del sureño estado indio de Tamil Nadu, ayudando a sacar adelante la primera plantación de biomasa con fines energéticos en el país.
Valli, de 50 años, y Sarasu, de 60, trabajan para el Proyecto de Plantaciones Energéticas India (EPPI, por sus siglas en inglés) desde su creación en 2007. El ingreso que perciben allí es parte integral de los presupuestos de sus hogares.
Han logrado compatibilizar fácilmente las tareas domésticas con un empleo que les reporta un salario, dijeron a IPS.
Unas 20 mujeres se dedican al mantenimiento diario, mientras que otras 45 trabajan zafralmente. Llegan a trabajar al alba y se van a las dos de la tarde. Por medio día ganan 150 rupias (aproximadamente tres dólares).
"Organizamos los horarios para adaptarnos a las mujeres, porque vimos que eran trabajadoras sinceras. Son libres de irse a casa en la tarde y también de hacer pastar a sus cabras en tierras que hemos reservado a tal fin", dijo el director de EPPI, Sam Venkatesan.
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Las mujeres, que constituyen la mitad de la fuerza laboral de la empresa, están felices de tener un ingreso garantido a cambio de plantar y cuidar los arbustos, y elaborar redes con las que resguardarse del sol, además de encargarse de otras tareas esenciales.
La plantación, donde se han sembrado siete especies autóctonas para producir biomasa, es "una de las primeras de su clase en el mundo", dijo Venkatesan, quien antes trabajó como ejecutivo en Motorola, el gigante de la telefonía celular con sede en Estados Unidos.
La plantación está biométricamente calculada para que el valor calorífico, el ritmo de crecimiento y el rendimiento por acre (casi media hectárea) abastezcan su propia central de electricidad por gasificación, de dos megavatios, con su propia biomasa, señaló.
Mediante un calentamiento controlado, la gasificación convierte material orgánico o fósil en gas sintético, y la energía derivada de la quema del gas se considera renovable.
La plantación de EPPI, de unas 120 hectáreas, tiene árboles de hasta siete metros de altura sobre tierras degradadas que se han destinado a la conservación de cuencas con reservas creadas para permitir la irrigación por goteo.
Las napas subterráneas se volvieron más superficiales, pasando de 90 metros de profundidad en 2007, cuando se empezó la plantación, a 24 metros en la actualidad, dijo C. Lalrammawia, a cargo del área tecnológica.
"Las lluvias se incrementaron de modo similar, de 250 milímetros anuales en 2007 a unos 800 milímetros en 2011", añadió.
Según la Comisión Nacional de Agricultura, India tiene 60 millones de hectáreas de tierras degradadas, forestales y no forestales, disponibles para el cultivo de árboles, incluidas las plantaciones de biomasa.
Los "efectos secundarios" de sembrar para obtener energía ya son visibles en EPPI, e incluyen la mejora del microclima de la región, con una regeneración de la biodiversidad.
Las reservas también dan de beber a venados y pájaros, que ahora afluyen masivamente a las tierras otrora áridas.
"Descubrimos que un pequeño bosque de este tamaño, con su planta eléctrica de dos megavatios, puede alimentar varias de las torres de transmisión de telefonía celular del área", dijo Venaktesan.
Esas torres "actualmente consumen dos por ciento del diésel subsidiado de India, así que es un ahorro enorme", agregó.
La plantación cuesta 400 dólares por acre (casi media hectárea), lo que incluye todo el mantenimiento anual, y rinde 50 toneladas de biomasa anual por igual superficie, en promedio.
EPPI recibió cuatro millones de dólares como capital de riesgo para iniciar su planta de dos megavatios, generados a partir de la gasificación de su propia biomasa. Pero hay planes de ampliarla a seis megavatios, aprovechando bosques arrendados con fines energéticos.
El Ministerio de Energías Nuevas y Renovables de India, luego de su inspección y aprobación, concedió 272.000 dólares a la plantación energética de EPPI para cubrir los costos de equipamiento por cada megavatio producido.
Deepak Gupta, quien inspeccionó la plantación durante su gestión como secretario (cargo máximo) en el Ministerio, cree que las pequeñas centrales que funcionan a biomasa son ideales para suministrar electricidad localmente, así como para crear empleos, propiciar la regeneración natural y proveer a industrias cercanas.
Una planta de este tipo es la respuesta a las necesidades locales de India, dijo Gupta a IPS.
En cuanto a las regulaciones gubernamentales, EPPI puede abastecer a la red eléctrica nacional. Pero la empresa ha optado por brindar suministro a aldeas cercanas a sus tierras.
"No podemos garantizarle electricidad a cada hogar porque no controlamos la red, pero sin duda esto garantizará el beneficio local. Para nosotros, la inclusión social no es solo responsabilidad corporativa, sino también nuestro modelo empresarial", dijo Venkatesan.
Calculando que se necesitan 26,4 toneladas de biomasa para producir un megavatio diario, la empresa prevé una capacidad de funcionamiento de entre 80 y 85 por ciento, que es mejor que el promedio.
Esa capacidad puede calcularse de modo seguro "porque somos dueños de la plantación y tenemos control sobre el suministro", dijo Jayanth Ganapathy, quien está a cargo de las operaciones de la compañía.
Según los gerentes de EPPI, el pronóstico de crecimiento de la plantación toma en cuenta factores como eventos meteorológicos extremos o un cambio climático más lento, aumentando la escala de contingencia en cada caso.
Esto significa, por ejemplo, que se necesita más tierra por megavatio, dijo Venkatesan.
"Si tuviera que aceptar factores como el cambio climático, las pestes y los caprichos del tiempo, tendría que renunciar", declaró.
"Pero EPPI ha mostrado al mundo que una empresa de plantaciones con fines energéticos es más que posible", concluyó.