MALÍ: Ayuda humanitaria tarda en llegar

Varios niños y niñas en el campamento de Abala están desnutridos. Crédito: William Lloyd-George/IPS
Varios niños y niñas en el campamento de Abala están desnutridos. Crédito: William Lloyd-George/IPS

Su alegre pañuelo amarillo combina con el resto de su ropa, pero contrasta con su rostro cansado. Sokona Soumounou se sienta cerca de la multitud que hace fila para recibir asistencia del Programa Mundial de Alimentos (PMA) en la sureña localidad maliense de Ségou.

"Me quedo con mi hermano menor aquí, cuidando a cuatro niños cuyos padres están en otro lugar", dijo a IPS.

Esta semana fue la primera vez que llegó asistencia para las alrededor de 3.600 personas que huyeron del conflicto en el norte de Malí y se refugiaron en Ségou.

"Nuestra situación no es fácil. Nadie nos ayuda", dijo Soumounou, de 31 años. "Necesito encontrar alojamiento, pero el costo de las viviendas se disparó", añadió.

Bakary Diarra, maestro de Andéraboukane, en el norte, perdió todo lo que tenía. "Vine a Ségou sin un penique. Los rebeldes se llevaron todas nuestras posesiones, incluso mi teléfono celular y la ropa de mi esposa", dijo a IPS.
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Rebeldes tuareg iniciaron un levantamiento armado en el norte de Malí en enero, que el gobierno intentó contener. El presidente Amadou Toumani Touré fue víctima de un golpe de Estado el 22 de este mes y, poco después, los tuareg junto a varios grupos islamistas tomaron completo control de la zona septentrional.

"Hay muchos maestros en dificultades económicas, luego de haber huido de las áreas controladas por los rebeldes. No estamos recibiendo nuestros salarios en forma regular, al menos no las personas que conozco, que huyeron de la (norteña) región de Gao", afirmó.

El 20 de este mes, el PMA lanzó una operación para distribuir alimentos básicos entre los desplazados. En Ségou, esa agencia de la Organización de las Naciones Unidas entregó 18 toneladas de suministros.

"Les dimos mijo, aceite y guisantes", dijo Soro Mawa, a cargo de operaciones del PMA en la ciudad.

Pero los desafíos van más allá de Ségou, dijo el periodista local Ibrahim Klepy. "Muchos de esos desplazados por el conflicto encontraron refugio en otras partes del sur", señaló a IPS. "Sabemos que hay muchos desplazados que viven con sus padres o con otras personas que conocen en Ségou y otras ciudades, muchos en lugares donde no hay centros de recepción", agregó.

Según la organización no gubernamental Médicos Sin Fronteras (MSF), cerca de 320.000 personas huyeron del conflicto en el norte desde enero, de las cuales 160.000 se hallan hoy en campamentos para refugiados en los vecinos países de Burkina Faso, Níger y Mauritania.

El lento ritmo de la distribución de la ayuda ha desatado críticas.

"MDF llama al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados y al PMA a que incrementen y aceleren la distribución de la asistencia en Burkina Faso, Mauritania y Níger antes de que la temporada de lluvias la dificulte aun más", dijo en una declaración el director de operaciones de la organización, Malik Allaouna.

En Malí, trabajadores de ayuda señalaron que se debía crear un corredor humanitario para acelerar la asistencia al norte. "Los grupos armados deben aceptar el envío de ayuda a través de un corredor seguro para que se pueda alcanzar a esas personas", sostuvo Mawa, del PMA.

Ha habido cierto progreso en este frente en las últimas semanas. Las agencias de la ONU y la sociedad civil de Malí reúnen donaciones para los desplazados. "El Consejo Supremo Islámico negoció con grupos armados para permitir el envío de un primer convoy (el 12 de este mes) a las regiones de Kidal, Gao y Timbuktu", dijo a IPS el asistente del alcalde de Ségou, Madany Niang.

"Esta ayuda llegó a personas en el norte, y el gobierno prepara un segundo convoy", añadió.

Otras donaciones y apoyo médico han sido organizadas por un espontáneo colectivo de jóvenes denominado "Grito del corazón por el norte".

Al Mahdi Cissé, integrante de ese movimiento, dijo a IPS que la crisis en el norte afectó severamente a una población que ya se encontraba en situación vulnerable.

"Ya sacudidos por dos años de escasez de alimentos, la población en el norte sufre de trauma físico y moral y de una grave privación de agua, medicinas, electricidad e incluso alimentos básicos. Estas personas ya están al límite, y cada hora que pasa los empuja más", alertó.

El manifiesto publicado en Internet por el colectivo de jóvenes señala que los esfuerzos para restablecer el orden constitucional en Malí deberían ir acompañados de un urgente plan de acción humanitario.

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