Funcionarios forestales de la Reserva de la Biosfera Marina del Golfo de Mannar, ubicado entre India y Sri Lanka, reportan una reducción en la biodiversidad marina, mientras contrabandistas se abalanzan sobre especies protegidas.
La acción depredatoria, que se aprovecha de leyes de conservación en la región, busca especies utilizadas en gastronomía y en medicinas tradicionales chinas.
En coordinación con la Guardia Costera india, funcionarios forestales registraron más de 200 casos de contrabando, equivalentes a la pérdida de unos 13.000 kilogramos de pepinos de mar (Holothuria scabra) e hipocampos (Hippocampus), solo en los últimos 16 meses.
Los traficantes de biodiversidad marina en India venden sus capturas en países vecinos, como Sri Lanka y Bangladesh, donde las especies amenazadas se convierten en exportaciones marinas legales a otras naciones del sudeste asiático, debido a las exenciones previstas en la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (Cites).
"El hipocampo que se encuentra en el Parque Nacional Marino del Golfo de Mannar es uno de los cinco más raros", informó a IPS el funcionario Shekhar Kumar Niraj, de la Reserva de la Biosfera Marina.
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En 2001, la estricta Ley de Protección de la Naturaleza de India listó a los pepinos de mar y a los hipocampos entre los más amenazados, volviendo a los funcionarios forestales legalmente responsables de su protección.
Casi en simultáneo, explotaron los mercados de medicinas tradicionales chinas.
Un ecosistema frágil
El Parque Nacional Marino del Golfo de Mannar, que es parte de la Reserva de la Biosfera Marina, es una reserva submarina formada por la franja de tierra que otrora conectó a India con Sri Lanka.
La península separa el estrecho de Palk, en el norte, del Golfo de Mannar, en el sur.
El frágil ecosistema arrecifal es llano y constituye el hábitat de corales, cangrejos, peces payaso, dugones, delfines, marsopas, camarones, peces perico, pepinos de mar, hipocampos, serpientes de mar, tortugas, ballenas y muchas más especies marinas endémicas que están altamente amenazadas.
La diversidad marina incluye cuatro especies de langostinos, 106 de cangrejos, 17 de pepinos de mar, 466 de moluscos, 108 de esponjas y 100 de equinodermos.
En el Golfo de Mannar hay más de 2.000 variedades de peces de aleta, y las hierbas marinas también son claramente visibles en sus aguas llanas.
El Prosopsis jujuba, un arbusto endémico de zonas áridas, "sorprendentemente domina manglares y marismas, lo que justifica ampliamente la protección brindada al parque nacional marino", dijo a IPS el guardián de la biodiversidad de la reserva submarina, Sundar Kumar.
T. Rajendran, conservador adjunto de bosques para la reserva marina, declaró a IPS que Rameshwaram, Mandapam y Tuticorin son tres semilleros de delitos vinculados a la biodiversidad marina, y que todos se ubican en torno a la costa india del parque.
Pescadores salen perdiendo
Para los bienes contrabandeados, "no hay consumo o mercados locales. Solo ganan los intermediarios. Estos son quienes están conectados con las organizaciones mafiosas internacionales", agregó Niraj.
Estos "intermediarios" les compran pepinos de mar a los pescadores, a alrededor de 50 dólares el kilogramo, y los venden a 307 dólares el kilo, lo que les deja una ganancia de 600 por ciento.
"Los pepinos de mar cumplen roles ecológicamente significativos al hurgar en costas y lechos marinos, lo que a su vez ayuda a otras especies, como los corales y las hierbas marinas, a florecer y propagarse", explicó Niraj.
K. David, un pescador tradicional de Rameshwaram, señaló: "Solo los dueños de embarcaciones dedicadas a la pesca de arrastre capturan furtivamente pepinos de mar", lo que constituye un doble castigo para quienes pescan como él. Por un lado, las existencias se agotan y los precios del combustible aumentan. Por otro, los pescadores tradicionales se convierten en sospechosos para las agencias de aplicación de la ley.
Niraj no cree que quienes practican la pesca de arrastre sean los únicos contrabandistas involucrados, señalando estadísticas de redadas recientes que muestran que los pescadores tradicionales también trafican pepinos de mar e hipocampos.
David está convencido de que la pesca tradicional llegará a su fin cuando su generación haya muerto, dado que niños como Vishal Selvan, de 10 años, y Alan, de 11, quieren convertirse en capitán de la marina mercante y funcionario del Servicio Administrativo indio respectivamente.
A fin de impedir que los pescadores tradicionales se involucren con contrabandistas por estar económicamente desesperados, se han implementado programas de empleo que garanticen su sustento.
Entre las iniciativas de sustento alternativo que llevan a cabo el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (conocido por sus siglas en inglés, GEF) y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUD) a través de la Fundación para la Reserva de al Biosfera Marina del Golfo de Mannar, figuran la elaboración de esterillas y tejados de paja, el engorde de peces payaso, la cría de cabras y el cultivo de jazmines, dijo a IPS el especialista V. Deepak Samuel, de la Unidad de Energía y Ambiente del PNUD-GEF.
Delitos sin control
"Aún no hemos sido capaces de rastrear la ruta de los bienes contrabandeados y de los vínculos más allá de Sri Lanka, hacia los mercados del Lejano Oriente, principalmente porque una vez que los bienes llegan a Sri Lanka se convierten en exportaciones legales, bloqueando más nuestras investigaciones", explicó un inspector de delitos de biodiversidad que pidió no revelar su identidad.
Patrullar el mar es todo un desafío, dada la magra capacidad logística de las agencias de aplicación de la ley.
Liderada por Rajendran, toda la operación de patrullaje incluye a cuatro funcionarios forestales, 22 silvicultores, 11 guardias, dos observadores y 33 vigilantes contra las capturas furtivas, que comparten seis jeeps, seis equipos inalámbricos, dos estaciones de base y ocho botes patrulleros mecanizados, entre otros implementos, para controlar un área de 10.500 kilómetros cuadrados.
Pero el mayor desafío no está en el agua.
"La oposición a la protección de al biodiversidad marina ( ) procede incluso de entidades oficiales, como el Instituto Central de Investigación sobre Pesquerías Marinas, la Autoridad para el Desarrollo de las Exportaciones de Productos Marinos y el Instituto Nacional de Oceanografía, todo en nombre de los medios de sustento", dijo Niraj.
Tan rampante es la captura furtiva de pepinos de mar, incluso en las aguas que circundan a las islas Andamán y Nicobar, que los nativos prácticamente ya no los ven más.
*Malini Shankar es un fotorreportero y cineasta especializado en biodiversidad que está radicado en Bangalore.