Un informe del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) alerta sobre una significativa reducción de la biodiversidad, en particular en los países pobres, y sobre un enorme aumento en la huella ecológica de las naciones ricas.
El "Living Planet Report" (informe planeta viviente) fue presentado en Ginebra con miras a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible, también llamada Río+20, que se realizará del 20 al 22 de junio en Brasil.
El estudio llama al mundo a modificar sus patrones de producción y consumo, así como a desarrollar las energías renovables.
"En términos generales, la biodiversidad se ha reducido 28 por ciento en el mundo desde 1970. Pero en los países de bajos ingresos la pérdida es particularmente importante, pues llega a 60 por ciento", dijo Jim Leape, director general del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF Internacional), al presentar el informe.
"El agotamiento de los sistemas naturales está perjudicando más a los países que menos lo pueden afrontar", añadió.
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La publicación más importante de esa prestigiosa organización ambientalista, que se divulga cada dos años, se enfoca en la biodiversidad de todo el mundo y en la huella ecológica de la humanidad, es decir, en la presión que esta ejerce sobre la tierra y el agua.
El aumento de esto último ha sido enorme desde 1961. "Estamos usando 50 por ciento más recursos que lo que la Tierra puede soportar. Hoy vivimos como si tuviéramos un planeta y medio. Si continuamos así, para 2050 necesitaremos tres planetas. Nuestro patrón de consumo es insostenible", planteó Leape el lunes 14.
En promedio, los países de altos ingresos tienen una huella ecológica que quintuplica la de los de bajos ingresos. Los 10 estados con mayor huella ecológica por persona son Qatar, Kuwait, Emiratos Árabes Unidos, Dinamarca, Estados Unidos, Bélgica, Australia, Canadá, Holanda e Irlanda.
El informe se divulgó cinco semanas antes de Río+20, que evaluará los avances en el cumplimiento de los compromisos asumidos hace dos décadas en la primera Cumbre de la Tierra.
"Es un momento importante para mirar qué está ocurriendo sobre la Tierra", dijo Leape.
"Hay propuestas de establecer Objetivos de Desarrollo Sustentable", así como de "agregar indicadores sociales y ecológicos al producto interno bruto", explicó.
"El mercado continúa enviando las señales equivocadas, porque muchos costos no se incluyen en el sistema de precios. Los precios deberían decir la verdad. Los gobiernos deben eliminar los subsidios a los combustibles fósiles y comprometerse (a brindar) acceso a energía limpia para todos", agregó.
Ante la pregunta de si la economía verde, principal tema de la conferencia, es la solución correcta, Leape dijo a IPS que "el desafío central es resolver cómo pasarse" a ella.
"Hay mucho debate sobre el término. A algunos les gusta, a otros no. Pero de algún modo debemos seguir un camino que la Tierra pueda sostener, y definir una nueva prosperidad con los recursos del planeta. Necesitamos un modelo diferente para el desarrollo futuro", señaló.
Según consta en el informe, WWF cree que es posible seguir otro sendero. La organización plantea posibles soluciones. La primera es preservar el capital natural protegiendo los ecosistemas, la tierra y el agua.
Se han logrado avances significativos en el área clave de la deforestación, pero siempre está la amenaza de un retroceso. Por ejemplo, aunque en los últimos años Brasil ha sido líder en la tendencia contra la deforestación, una nueva ley aprobada allí puede perjudicar severamente la protección de los bosques.
Otra propuesta es fijarse en la "huella hídrica", o la manera como se administra el agua del lado de la producción.
"Trabajamos muy de cerca con las empresas para ayudarlas a entender su huella hídrica. Y algunos de los trabajos más progresistas en materia de agua se hacen en África", explicó Stuart Orr, gerente de agua dulce en WWF.
En Kenia, esta organización descubrió que 10 por ciento de las divisas estaban vinculadas a la explotación de una sola cuenca fluvial.
La entidad ambientalista propuso incentivos para mejorar el manejo de las cuencas, que concitan el interés de diferentes países.
"Desarrollamos estándares sobre el uso del agua para las empresas, y asesoramos a los gobiernos sobre cómo alcanzar la sostenibilidad hidroeléctrica. Por ejemplo, creando estándares para el desarrollo" de este sector, dijo Orr.
"En China hemos trabajado con el gobierno sobre la asignación a una cuenca que se aplica a 270 ríos del país", añadió.
La producción sustentable es otra solución, y empieza con las energías renovables. "No necesitamos tecnología nueva para hacerlo", dijo Sam Smith, líder de la iniciativa de WWF sobre clima y energía.
"El año pasado, las inversiones en energías renovables fueron mayores que en combustibles fósiles. En España, 61 por ciento de la electricidad se generó mediante la energía eólica" un día ventoso de abril, señaló Smith.
La eficiencia energética es otro sendero promisorio. En Pakistán, gracias a una iniciativa lanzada por WWF en conjunto con la firma IKEA, de venta de muebles, 40.000 agricultores cultivan algodón de un modo que reduce los severos impactos ambientales de la producción convencional.
Según el informe, en 2010, 170.000 hectáreas de producción algodonera usaron 40 por ciento menos de fertilizantes químicos, 47 por ciento menos de pesticidas y 37 por ciento menos de agua.
Del lado del consumo, "cada uno de nosotros puede desempeñar un rol. Las empresas y los consumidores quieren mejores opciones", dijo Leape.
Las etiquetas pueden ser una solución. En Chile, que aporta ocho por ciento del mercado mundial de celulosa y papel, WWF trabaja con el gobierno y con el sector forestal para fortalecer y ampliar el alcance de la certificación que extiende el Consejo de Administración Forestal (FSC, por sus siglas en inglés).
Lo mismo ocurre con los peces. La casi quintuplicación de las capturas mundiales entre 1950 y 2005 ha causado la explotación excesiva de muchas pesquerías.
Chile aporta 30 por ciento del mercado mundial de salmón y 13 por ciento del de pescados para carnadas. WWF promueve la certificación del Consejo de Administración Marina (MSC) en ese país sudamericano, a fin de garantizar que la explotación pesquera se realice de un modo sustentable y económicamente viable.
"Los desafíos subrayados en el Living Planet Report son claros", dijo Leape.
"Río+20 puede y debe ser el momento para que los gobiernos determinen un nuevo curso (de acción) hacia la sostenibilidad. La reunión es una oportunidad única para que las coaliciones de los comprometidos gobiernos, ciudades y empresas- unan fuerzas y desempeñen un rol crucial en (la conservación) de un planeta viviente", concluyó.